En el centro de la polémica

Las críticas de Aznar al Gobierno por «suplicar y mendigar gestos a ETA» para la campaña obtiene una lluvia de descalificaciones por parte de algunos dirigentes socialistas

Rara es la vez en la que el ex presidente del Gobierno José María Aznar no dice algo y estalla la polémica. Sus palabras del pasado jueves en las que pedía al Ejecutivo que dejara de «suplicar y mendigar gestos a ETA» que le favorecieran en la campaña pusieron en pie de guerra a todos los socialistas, salvo al principal aludido, Alfredo Pérez Rubalcaba que, posiblemente, como ha hecho hasta ahora, pase al ataque hoy. «Indecente», «mezquino» y «miserable» fueron algunas de las lindezas que le dedicaron al político madrileño diversos cargos de Ferraz y del Gabinete vasco. Como el coordinador de PSE-EE, Mikel Torres, que afirmó que «echa gasolina al fuego» en un momento en el que «todos estamos esperanzados en lograr la paz».

Quizás porque se encuentra asediado por el caso Campeón, el portavoz del Gobierno central y ministro del Fomento, José Blanco, descargó toda su furia tachado de «indignas» y «mezquinas» las «expresiones» de Aznar, al tiempo que le recordó cuando se refirió a los terroristas como Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV), «mientras el actual Gabinete siempre ha llamado a los terroristas por su nombre». Asimismo, destacó la labor del candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, al frente del Ministerio del Interior: «No es digno de un ex presidente arremeter contra su país ni dentro ni fuera de España, no es digno y mucho menos en materia de lucha antiterrorista». Para concluir, recalcó que, durante la tregua de 1998, el equipo del líder conservador acercó a cárceles del País Vasco a 133 presos: «Nunca vi tanta hipocresía en él». Además, manifestó que, a diferencia del anterior Ejecutivo central, el actual ha seguido deteniendo asesinos -92- desde el alto al fuego.

Desde Vitoria, el consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, reclamó «más altura de miras» a Aznar, al que acusó de «manipular, mentir» y hacer uso de la política antiterrorista «para combatir al adversario», el Gobierno central, el vasco y el PSOE.

Horas después, el portavoz del PP vasco, Leopoldo Barreda, instó al político socialista a que «dedique su atención a los terroristas», en vez de intentar «polemizar» con el ex presidente, porque lo que defiende «no es otra cosa que el contenido del pacto» que mantienen en Euskadi su grupo y el PSE-EE. Además, comentó que vio «poco sentido» a que un miembro de Ajuria Enea «salga a contestar» a Aznar.

También lo hizo, como era de esperar, la izquierda abertzale que, en un comunicado, afirmó que las tesis que defiende el que fuera inquilino de La Moncloa entre 1996 y 2004 demuestran «su total desconocimiento de la realidad política y social» del País Vasco, donde «han fracasado». «Nuestro pueblo ha tomado otro rumbo», añadió.

Mientras en IU veía su coordinador, Cayo Lara, «incomprensible que el PP se empeñe en meter a los terroristas en precampaña», en la Convención Nacional de Málaga, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, no quiso ahondar en las valoraciones, aunque se refirió a la guerra contra la organización criminal al señalar que su partido tiene «meridianamente claro» que «no puede haber equidistancias entre víctimas y verdugos». «En la lucha por la libertad siempre hay un ganador y un perdedor», apostilló.