El Gobierno está en crisis

La composición de la ‘troika’ que negociará el pacto de Estado contra la recesión revela que los equilibrios de poder en el Gabinete han cambiado mucho en los últimos tiempos

Ya no pueden negar la evidencia. Incluso los pocos ministros que aceptan hablar y tratan de explicar la ausencia de De La Vega y Corbacho de la troika reconocen que la vicepresidenta y el titular de Trabajo han recibido un varapalo, y admiten que a Zapatero no le ha importado trasladar la idea de que ninguno tiene excesivo poder.

Ya no pueden negar la evidencia: el Ejecutivo está en crisis. Eso no significa que Zapatero vaya a hacer una crisis de Gobierno cuando finalice la Presidencia de la UE, como le pedía Barreda; pero, ahora mismo, pesos pesados de antaño están devaluados, mientras otros suben en la estimación del presidente. Y, además, se deja muy claro, para quien lo quiera oír, que la persona de máxima confianza del leonés es el ministro de Fomento. No porque sea el número dos del PSOE, sino como un valor en sí mismo.

Zapatero ya tenía la máxima consideración hacia José Blanco, responsable de las campañas electorales del triunfo, y que ha conseguido conformar, a mayor gloria de Zapatero, un partido de incondicionales, sin voces críticas. Pero a esa consideración se ha añadido la admiración por su gestión en Fomento, donde ha demostrado su capacidad de diálogo, ha puesto en marcha proyectos que Magdalena Álvarez tenía en la nevera y ha actuado con mano dura ante los colectivos que tradicionalmente han lanzado órdagos al Gobierno. El último, los controladores.

En este momento, distintas fuentes socialistas coinciden: Salgado cuenta con el respeto del presidente, pero no debe sentirse confiada, pues no ha tomado aún ninguna iniciativa que provoque la admiración de Zapatero; y no es lo mismo respeto que admiración.

Tendrá que hacerse perdonar el fiasco de haber enviado a la UE un proyecto que se vio obligada a retirar tres horas más tarde.

Si las cosas le salen bien a la troika, quizá consiga asentarse en el núcleo más cercano a Zapatero, pero, hoy por hoy, todavía no lo ha logrado, aunque tiene un gran protagonismo por su cargo. Una Vicepresidencia económica a la que llegó gracias a los oficios de Rubalcaba -que se mantiene y mantendrá como persona de la total confianza de Zapatero- , que apuntó su nombre cuando el presidente compartió confidencias con él sobre los cambios de abril.

Quien sí cuenta con el respeto y la admiración del socialista es el tercer miembro de la troika, Miguel Sebastián, que ha ido ganando peso desde que fue a trabajar a Moncloa como director del equipo económico de Presidencia en la primera legislatura, tras rechazar un Ministerio. Ganó todas las batallas con Solbes, y Zapatero se siente tan seguro con él y de él que incluso admite que exprese públicamente su disconformidad con algunas medidas del Gobierno, como por el incremento del IVA o las reticencias a la energía nuclear.

¿Qué ha ocurrido con De la Vega, durante mucho tiempo mano derecha de Zapatero y brazo ejecutor de sus principales iniciativas? Ya en la anterior legislatura hubo altibajos en sus relaciones, aunque al final Zapatero siempre le mantuvo el apoyo. La prueba es que la colocó al frente de todas las comisiones que se pusieron en marcha. Por eso, nadie ha dado por válida la explicación de que no forma parte de la comisión recién creada porque está circunscrita al área económica. De la Vega ha presidido comisiones que nada tenían que ver con su negociado. Simplemente, ha perdido peso, y personas con despacho en Moncloa afirman que la razón de su alejamiento de Zapatero hay que buscarla en las tensas relaciones que mantiene con las dos muletas del presidente: el Jefe de Gabinete de la Presidencia, José Enrique Serrano, con quien De la Vega se llevaba muy bien en la primera legislatura, y el diplomático Bernardino León, al que el jefe del PSOE se llevó a Moncloa como Secretario de la Presidencia tras ganar en 2008.

Hay un tercer vicepresidente que también podría haber formado parte de una comisión de relieve: Manuel Chaves. Pero está perfectamente aceptado dentro y fuera del PSOE, en el Gobierno y lejos de él, que su papel es irrelevante, a pesar de que ser el responsable de la política autonómica. Pero su Vicepresidencia quedó tan devaluada, que las competencias equivalen a las de un Secretario de Estado de Gobiernos anteriores.