Dejábamos a Isabel II (la de los tristes destinos a decir de algunos), en los primeros compases de su reinado, aludiendo a los hechos más relevantes del momento, así como dibujando el panorama político y social de España en aquellos tiempos, y se hacía hincapié en la desafortunada decisión de imponer a la joven reina un matrimonio no solo indeseado, sino repelente para ella, y que marcará así su final, con la separación física, espiritual y moral de los esposos, prácticamente desde el momento inicial del mismo.
En 1843 se inicia el reinado personal de Isabel II, que va a durar hasta 1868 y que está nimbado también de “ luces y sombras” y está marcado por determinados acontecimientos:
El primero, la Segunda Guerra Carlista entre 1848 y 1849, que tiene su principal desencadenante en la negativa cerrada de la Reina a casarse con su primo Luis Carlos y a compartir el trono con éste, lo que propicia un resurgir del Carlismo-legitimismo.
Otro suceso que marcaría el reinado fue el atentado que, en 2 de febrero de 1852, sufría Isabel, quien fue atacada imprevistamente por el cura Merino, en el acto de la presentación pública de la Infanta Isabel. El suceso se frustró al chocar el puñal del regicida contra las ballenas del corsé de la Reina y solo sufrió ésta una leve herida.
Este cura Merino (Martín Merino), era en realidad un liberal emigrado a Francia en 1819 y que, al llegar el Trienio Constitucional bajo el reinado de Fernando VII, regresó a España y abrazó el estado laical. Por el atentado contra la Reina fue condenado a “garrote vil”. ( Método “usual” de ajusticiamiento en España hasta la abolición de la pena de muerte por la vigente Constitución Española de 1978).
El Cura Merino- frustrado regicida- no debe ser confundido, en ningún caso, con Jerónimo Merino, celebre sacerdote-guerrillero que actuó durante la Guerra de la Independencia.
En 1854 el General Leopoldo O´Donnell se sublevó con las tropas acantonadas en Madrid.
Se llamó a esta sublevación “la Vicalvarada” y los promotores de la misma pretendían eliminar a las camarillas reales y la corrupción que desacreditaban a la Monarquía.
Era cierto que existía esa corrupción propiciada en parte por María Cristina y el financiero conocido como Marqués de Salamanca, pero Isabel ignoraba estos manejos.
La Vicalvarada se solventó con la llegada del general D. Leopoldo O´Donnell al gobierno y el inicio del llamado Bieno Progresista (1854-1856) en el que se dieron numerosos avances sociales y económicos, como la Ley de Ferrocarriles y la Ley de Sociedades Bancarias.
Estos éxitos eran tolerados a regañadientes por Isabel y por cierta camarilla de personajes que la mal aconsejaba, entre los que figuraban Sor Patrocinio, conocida como “ La Monja de las Llagas” y el propio confesor de la Reina.
El último periodo del reinado, conocido como el de La Unión Liberal, dura de 1856 a 1868.
La Unión Liberal era una formación política situada entre moderados y progresistas, a la que pertenecían los sectores menos radicales de ambos pero muy influyentes por pertenecer a la burguesía terrateniente.
Su máxima era mantener el orden y dinamizar la vida parlamentaria.
Es el periodo de mayor estabilidad política, alternándose los gobiernos de los generales O´Donnell y Narváez.
En esta época se dieron determinadas actuaciones en el exterior:
La Guerra de África, que tuvo su origen en ataques marroquíes a Ceuta y Melilla y que tras una declaración de guerra a Marruecos, un desembarco masivo de tropas, y algunas batallas encarnizadas, entre las que está la que dio lugar a la victoria en Castillejos, debida a la pericia del General Prim, que mandaba las tropas españolas. La guerra terminó con el Tratado de Wad-Ras (1860), por el que España se anexionó Ifni, también un mayor perímetro para Ceuta y se obtuvo una indemnización económica.
La Expedición a Méjico (1861-1862), para apoyar a Maximiliano de Austria, propugnado como Emperador de Méjico por los intereses de Napoleón III. El ejército español, a las órdenes de Prim, se retiró cuando se constató que esa contienda no tenía nada que ver con los intereses españoles.
En mayo de 1861 la República de Santo Domingo, de población mayoritariamente blanca, ante el temor de una invasión de la población negra de Haití, se incorporó de nuevo a la Corona Española. Pero hubo de abandonarse este epìsodio ante el gran costo económico que suponía su mantenimiento y defensa.
También se llevó a cabo una pequeña empresa en Conchinchina (actual Vietnam), donde habían sido asesinados unos obispos misioneros españoles ( 1857-1863). El conflicto se saldó con una compensación económica.
Entre 1863 y 1866 hubo diversas confrontaciones con algunas Repúblicas americanas, como Ecuador y Chile, como respuesta a agresiones sufridas por españoles residentes en esos países. Así se organizaron algunas expediciones navales de castigo, como las operaciones contra los puertos de El Callao y Valparaíso, protagonizados por la escuadra al mando de Casto Méndez Núñez, que tenía como buque insignia a la fragata Numancia, uno de los primeros buques acorazados que se construyeron.
Durante el gobierno de Narváez (1864-1865) se produjo el llamado Conflicto de los Estudiantes .Este movimiento tenía su origen en la difusión del Krausismo en la Universidad, doctrina filosófica de origen alemán, que defendía actitudes tolerantes frente al cerrado dogmatismo oficial de la época.
La difusión de esta doctrina trató de detenerla el entonces Ministro de Fomento, Antonio Alcalá Galiano, al prohibir la difusión de cualquier doctrina o idea contraria al origen divino del poder o a la monarquía hereditaria.
Esto se consideró por parte de algunos catedráticos eminentes, como Nicolás Salmerón y Emilio Castelar, como un ataque a la libertad de cátedra.
Se produjo un grave enfrentamiento armado el 10 de abril de 1865, entre estudiantes y fuerzas de Orden Público, siendo dura la represión ordenada.
Fue cesado el Rector de la Universidad Central (antes Complutense) y ello dio al traste con la paz social e inauguró el principio del fin del reinado de Isabel II.
A esto se unió las muertes sucesivas de O´Donnell y Narváez, que socavaron aún más la endeble estructura que sostenía al régimen, hasta que finalmente se desmoronó con el Pronunciamiento del 28 de septiembre de 1868.
Esta revolución conducida por los Generales Prim y Serrano, junto con el Almirante Topete, denominada La Gloriosa, contó de inmediato con el apoyo popular.
Miles de gargantas atronaban las calles con el himno de Riego y los gritos de ¡Mueran los borbones!, que algunos convirtieron en ¡Mueran los bribones!
Frente a este cuadro inicial del reinado de Isabel II, con el comienzo de una historia azarosa que hizo que la Reina-niña pasara de una gran popularidad a un rechazo casi generalizado por parte del pueblo español, nos encontramos con que este reinado de tantos avatares que hemos relatado, introduce a España en la Modernidad y conlleva unas reformas políticas de carácter interno que ponen a los reinos españoles al día con respecto al resto de países europeos de la época.
Se producen una serie de acontecimientos de tipo económico y social que sitúan a España a la altura de los tiempos, tras de las tres primeras décadas del s. XIX en que se había producido un estancamiento en todos los órdenes , ya que ni la sociedad ni la economía se habían recuperado del trauma que supuso la Guerra de la Independencia, ni tampoco del desgraciado reinado de Fernando VII, seguramente uno de los peores de nuestra historia.
Así tenemos que el reinado isabelino, como primer hito, registra la promulgación de la Constitución de 1845 que, enraizada en la de 1812 consagraba ya la Monarquía Constitucional, si bien reforzaba la intervención de la Corona al hacerla copartícipe, junto con las Cortes, del poder constituyente.
Esta primera piedra constitucional dió origen a un desarrollo político y normativo que podríamos llamar”moderno”, ya que a lo largo del reinado dio lugar a :
-Creación del Senado por designación real
-Promulgación de los primeros Códigos Civil y Penal
-Creación de los Gobiernos Civiles y Militares
-Se desarrolló la Reforma de Hacienda, con las disposiciones de Alejandro Mon, que frenaron el proceso de desamortización eclesiástica
-Se desarrolló el Plan Pidal (del que fue autor Pedro José Pidal y Carneado ) de Instrucción Pública
-Se promulgó la Ley de Bolsa de 1846 y en 1848 se promulgaron la Ley de Sociedades por Acciones y la Ley de Constitución de Bancos de Emisión
-Se creó, como cuerpo de Policía a nivel nacional, el de la Guardia Civil, fundada en 1857 por el Duque de Ahumada
Pero esta época, además, vió en lo económico una serie de actuaciones y de hechos que también iniciaron la modernidad en tierras españolas :
-Construcción de los primeros embalses para abastecimiento público de aguas (Canal de Isabel II , Canal Imperial de Aragón, …)
-Implantación del ferrocarril con las primeras líneas: Barcelona- Mataró en 1848 y Madrid- Aranjuez en 1851.
-Construcción de los primeros altos hornos
-Crecimiento del comercio
-Mejora de la agricultura
Todo ello constituye las “luces” de un reinado que se prolongará hasta 1868 en que la Reina abandona España. Sin embargo, este reinado, muchas veces denostado y también puesta en cuestión la persona de la Reina, como puede comprobarse por lo anteriormente expuesto, fue más beneficioso que perjudicial para España y para los intereses nacionales.
A la marcha de la Reina seguiría un tiempo realmente convulso y a veces oscuro, con la implantación de una efímera I República, que apenas produjo fruto por su escasa duración. Después, o simultáneamente, las fuerzas políticas “ tiraban” cada una por su lado: Los Carlistas tratando de que uno de sus príncipes volviese a encarnar la Monarquía; los Republicanos consumando su ideal , pero por poco tiempo; los nuevos Monárquicos, tratando de buscar un Rey que no fuese de estirpe borbónica… en definitiva un panorama bastante complicado.
Esa situación abriría las puertas a la Restauración borbónica en la persona de Alfonso, hijo de Isabel II, conocido como “El Pacificador”, pues con su reinado se terminarían las Guerras Carlistas y se inauguró una nueva época esperanzadora en la vida de la Nación española y de sus gentes.
_____
MIGUEL MARCHAMALO MAIN
Miembro de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales (RAECO)
Miembro de la Institución de Estudios Complutenses ( CECEL / C.S.I.C.)