Dos guardias civiles y un traductor mueren asesinados a traición por su chófer afgano

El agresor disparó mientras entrenaban a un grupo de policías locales en una base militar.

Dos guardias civiles y un intérprete españoles murieron ayer en una base militar en la provincia afgana de Badghis, víctimas de un ataque reivindicado por los talibanes.

El capitán José María Galera Córdoba, el alférez Abraham Leoncio Bravo Picallo, y su traductor, Ataollah Taefik Alili, español de origen iraní, perdieron la vida en la base mientras instruían a un grupo de 47 agentes afganos, momento en el que el conductor de uno de ellos les disparó con un fusil de asalto, según informó el titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

El autor de los asesinatos, que falleció tras ser abatido por otros guardias civiles, era chófer del capitán desde el inicio de la misión y contaba con su confianza. Antes de que el ministro diera detalles sobre lo que describió como «un atentado premeditado» de un «terrorista», el gobernador provincial, Dilbar Jan Arman, había precisado, ante las primeras informaciones que apuntaban a que podría tratarse de un policía, que el agresor era un chófer que mantenía «contactos con los talibanes».

«Estaba todo planeado», aseguró Arman, que acusó a los insurgentes de haber orquestado tanto la acción armada como una manifestación posterior que tuvo lugar en las calles de la capital provincial, Qala-e-Naw.

En un comunicado en pastún colgado en su portal web, el movimiento talibán afgano se atribuyó la responsabilidad de las muertes.

«Ghulam Sakhi (el autor de los disparos) tenía contacto con nosotros desde hace dos meses, y planeamos el ataque. Han muerto cuatro soldados españoles y ocho afganos», sostuvieron los insurgentes, que acostumbran a exagerar las bajas de las fuerzas internacionales e incluso las propias.

Al saber de la muerte de Sakhi, unas 2.000 personas se echaron a las calles de la ciudad, aunque solo unos 200, según fuentes españolas, llegaron hasta la base.

Las autoridades provinciales confirmaron que los manifestantes rompieron las ventanas de la oficina del gobernador, pero éste aseguró luego que la situación estaba «bajo control».

Un médico del hospital de Qala-e-Naw puntualizó que hasta ese momento habían ingresado en el centro 18 heridos, dos de ellos graves, por heridas de bala recibidas durante la manifestación.

«El Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) no ha sufrido daños. Solo algunas tiendas cercanas han resultado dañadas», amplió el gobernador Arman.

Los dos agentes fallecidos estaban integrados en una misión de adiestramiento de la OTAN para el entrenamiento y formación de la Policía afgana.

Durante los últimos tres años, el movimiento talibán, con sus principales bastiones en el pastún arco sudoriental afgano, ha extendido su influencia al oeste y al norte, donde cada vez se registran más enfrentamientos armados, todavía sin la intensidad del conflictivo tercio meridional.

El nuevo comandante en jefe de las tropas extranjeras, el general estadounidense David Petraeus, ha concedido durante los últimos días varias entrevistas en las que ha asegurado que la fuerza aliada está revirtiendo los avances que habían hecho los talibanes, particularmente en sus bastiones del sur. «Cuando tomas zonas que significan mucho para el enemigo, éste responde», argumentó ante la BBC para justificar el aumento de bajas extranjeras.

Julio fue el mes con más fallecidos estadounidenses (66) y junio el más sangriento para el conjunto de las fuerzas internacionales (102 muertos), que han sufrido más de 2.000 bajas desde la caída del régimen talibán en 2001.

En un comunicado, los insurgentes respondieron a Petraeus que sus operaciones se han «intensificado» alrededor de Kabul y agregaron que están «a punto» de tomar todas las provincias del sur.