
La Fundación Torreón de Lozoya inicia su calendario de exposiciones de 2023 con una mirada a la historia de Segovia desde un punto de vista etnográfico con el análisis de la indumentaria segoviana plasmada en documentos gráficos desde el siglo XVII hasta mediados del siglo pasado, analizando su posterior y reciente evolución hacia su uso en ocasiones festivas y especiales, incardinada igualmente en los fenómenos turístico y publicitario pero sin duda asumida como una profunda seña de identidad de los segovianos.
Un total de 340 grabados y estampas pertenecientes a la colección del etnógrafo Carlos Porro –comisario de la exposición- a las que se añaden prendas de indumentaria popular cedidas por coleccionistas privados, postales, muñecos, calendarios, vitolas, libros, naipes, cajas de cerillas, elementos publicitarios… componen una más que completa visión de uno de los elementos más carcterísticos del tipismo segoviano, convertido en un icono de ‘lo segoviano’
Carlos Porro subraya el valor histórico y documental de la muestra, que contiene grabados, aguafuertes y estampación indudstrial con motivos de indumentaria segoviana realizados entre 1790 y 1830, que tienen como valor añadido la creciente importancia de la indumentaria como elemento definitivo y significativo de la tradición segoviana.
Porro asegura que en Segovia, desde tiempo atrás, imagen del tipismo, de la esencia de las gentes castellanas para muchos de los estudios que se publicaban dentro y fuera del país sobre su historia, patrimonio o carácter, y la curiosidad sobre la vestimenta del vecino era una de sus rpincipales características.
Así, la muestra se divide en cinco apartados, que comienzan precisamente por los grabados más antiguos, donde dibujantes y artistas como De Cano y Olmedilla, Rodríguez Rivelles, Aubert o Avrial plasmaron en detalle la riqueza de la vestimenta segoviana. En el apartado de tipismo, la muestra recorre la evolución hacia indumentarias más simples y la incorporación de los trajes de alcaldesa y ganadero como elementos diferenciados del vestir segoviano.
El romanticismo del siglo XIX fijó el interés en la nostalgia del pasado histórico y la tradición como fuente de inspiración artística, y Carlos Porro señala que en los libros de viajeros de la época se recreaba a un seoviano “vistiendo las arcaicas galas de la tierra, con huecas de saya para ellas y zapatos de hebilla y coleto de cuero, albarcas para los hombres
Tras la pérdida del habitual acomodo en el medio rural desde finales del XIX, retratado por Laurent y Ortiz-Echagüe, el Costumbrismo inundó las calles de artículos de prensa donde aparecían los segovianos ataviados a la usanza del país y hasta las nobles hijas de la capital se vestían de manteos y monteras para acudir a cualquier evento artístico o festivo. Sería esta la manera de conservar, mostrar, valorar y mantener nuestras fundamentales señas de identidad toda vez que desaparecían del uso diario.
La idea de mostrar las riquezas de la tierra a los turistas y extranjeros, agasajándolos con el vestir tradicional, se acoge con gana y el traje se convierte poco a poco en un reclamo publicitario de “lo segoviano” establecido como garantía de calidad, confianza e interés además por la propia tierra. La exposición también dedica un apartado al uso del traje segoviano en el comercio y la publicidad, donde las marcas comerciales recurren a ello para fidelizar sus productos con el sello segoviano. Marcas de anís como La Castellana y el Mesón de Cándido –con el mesonero ataviado con el traje segoviano en cualquiera de sus míticas ceremonias de trinchado del cochinillo- ayudan a encumbrar el traje segoviano como elemento de identidad, con el apoyo de obras musicales como zarzuelas –‘La del Soto del Parral’ de Soutullo y Vert´- y su aparición en revistas científicas, de viajes o crónicas de sociedad.
De este modo, dibujantes como Bendala, Gumier, Comba, Gallois, Ybarra, Pedro Mayrata, Tuser, Iraola, Mir, Briones o Castañeda ilustrarán cromos, calendarios o postales como recurso de venta para atraer la atención sobre cualquier producto. Asimismo, las asociaciones y colectivos usan la imagen para anunciar toda clase de eventos desde conferencias, hasta ciclos de poesía y festivales en carteles anunciadores que remarcan con ella el carácter segoviano de estas iniciativas.
El siglo XX eclosionó definitivamente este uso promocional y divulgativo, aunque en un orden más comercial, tal y como explica el comisario, que señala que la imagen del traje segoviano sirve también como elemento educativo, y se incluye incluso en la juguetería, donde las fábricas más importantes de la industria en Alicante y Huelva realizan muñecas vestidas de segoviana, mientras que también se realizan de manera artesanal por encargo de las familias más pudientes.
Porro señala que los tipos más representados en la iconografía del traje segovianos son el arriero, el danzante, el ganadero, el gaitero y la alcaldesa, aunque el paso del tiempo y la simplificación de los modelos ha reducido mucho las indumentarias, perdiendo en adornos y detalles que en épocas anteriores eran de interés.
“Después de la guerra, los convencionalismos políticos hicieron que se perrdiera la variedad, y los trajes se unificaran en dos modelos distintos, que son los que pueden verse ahora de forma mayoritara en las mujeres, y a un único modelo en el caso de los hombres”, señala Carlos Porro.
UN AÑO MUY ESPECIAL
La exposición es la primera de las actividades de la Fundación Torreón de Loyoya en 2023, un año muy especial porque en él conmemorará el uso del emblemático edificio que le da nombre como contenedor de actividad cultural en Segovia.Así, se han celebrado más de un millar de propuestas culturales fruto de generaciones de gestores y profesionales comprometidos, pero también de la demanda y complicidad de un público que ha hecho crecer al Torreón de Lozoya en sana ambición y vocación de servicio.