Un paseo por los jardines de Cheste y Zuloaga

    JARDIN DE LA PLAZA DEL CONDE DE CHESTE
    Javier de Winthuysen, primer historiador de la jardinería española, escribió que si se tuviesen presentes la situación de Segovia y las especies arbóreas que mejor se desarrollan en ella para enfocar obras futuras, el día que éstas se emprendiesen con un plan bien estudiado darían un resultado “de tal belleza y originalidad que difícilmente podría ser igualado”.
    Pero la Segovia moderna nunca tuvo dinero para emprender un gran plan de urbanismo. Sólo muchos pequeños planes que, poco a poco, entre derribos de iglesias, abatimiento de conventos y construcción de terrazas, han conseguido un espacio urbano arbolado poco común. Es más, inigualable.

    Un paseo por los jardines de Cheste y Zuloaga

    Díganlo si no quienes entran en la Plaza del Conde de Cheste por cualquiera de las bocacalles que hasta ella conducen y se topan con un conjunto de edificios señoriales como no hay otro en Segovia rodeando un jardín, pequeño pero magnífico contrapunto de la piedra.
    Había en lo que hoy es plaza una iglesia dedicada a San Pablo, que en 1842 dejó de ser parroquia. Era pequeña, de una sola nave y con alta torre. Conocemos la parte superior de ésta por una aguada de José María Avrial y por una fotografía de Laurent; la torre entera y el ábside, por un dibujo realizado por el brigadier Ceballos-Escalera poco antes de que desapareciera, derribada por decisión municipal en 1881.

    Un paseo por los jardines de Cheste y Zuloaga

    Durante un tiempo, el solar resultante permaneció abandonado y sólo en 1904 se empezó a trabajar en él, incluyéndolo en un plan de obras municipales a desarrollar en distintos puntos de la ciudad para “poner remedio a la agobiante situación por la que estaba pasando la clase obrera”.

    En la plaza de San Pablo, los trabajos consistieron en “rebajar un trozo de terreno para regularizar la rasante”, que, a pesar de ello, quedó con fuerte pendiente. Luego se le dio el nombre de plaza de Colmenares, cambiado poco tiempo después por el de plaza del Conde de Cheste, que todavía tiene. Y muy tarde, el año 1963, y dentro de los planes de ajardinamiento del Patronato de Jardines, se pusieron árboles, acacias, castaños de Indias y tres cedros.

    Un paseo por los jardines de Cheste y Zuloaga

    Destacó entre estos un ejemplar de cedro del Himalaya, plantado frente a la fachada del Palacio de las Cabezas. Pude hacer una fotografía de cedro y fachada que publiqué en mi libro El cinturón verde de Segovia, acompañada de una entusiástica frase de Azorín: “En ninguna ciudad española se da tan perfecto el concierto entre la vieja piedra dorada y la hoja verde lozana”. Más adelante, junto a él se colocó un semáforo para regular el tráfico rodado y el cedro, que no resistió las emanaciones de los vehículos, murió asfixiado.

    Cuando los árboles puestos en 1963 eran ya algo más que una promesa, vino el jardín. Como la plaza tenía un gran desnivel por dos lados, se construyó un muro angular para contener el material de relleno y en él se abrieron tres entradas, una por cada ángulo del triángulo; en el centro se puso una fuente surtidor que vierte en un pilón cuadrado; y el espacio se dividió en dos franjas discontinuas para césped, contenidas por encintado de granito labrado en cuarto de bocel. Hay varios arbustos que han de cambiarse de vez en cuando y algunos bancos para comodidad de quienes hasta él llegan. Pequeño y sin flores pero luminoso, como pensado para que contraste con las nobles piedras de tan magnífico entorno.

    Un paseo por los jardines de Cheste y Zuloaga

    En el pleno municipal del día 3 de diciembre de 1965 se acordó colocar un monumento que conmemorase los 25 años de creación del Frente de Juventudes, que el escultor José María García Moro, a quien se le hizo el encargo, compuso con cuatro bloques de piedra rosa superpuestos, adornados con grafismos, un acueducto, un escudo de la OJE y una inscripción, se sirve al caminar 1940 1965.

    JARDÍN DE LOS ZULOAGA
    Para los segovianos de ayer el jardín de la plaza de Colmenares fue, desde que se creó, el Jardín de los Zuloaga. Hoy, el nomenclator municipal establece que éste sea el situado al norte de la iglesia de San Juan de los Caballeros, separado del resto por rejería de hierro. Dicho queda.

    Con el nombre se hace honor a una dinastía de artistas ligada a Segovia desde que el ceramista Daniel Zuloaga adquirió en 1905 el semiarruinado templo, instaló en él sus hornos y taller y acometió su restauración sin pensar en la aventura que emprendía, comentada así por el arquitecto Fernández Vega:
    “Se hallaba el templo en las condiciones de tantos otros, por desgracia muchos, que únicamente el Estado con sus poderosos recursos, amantes del arte fuertemente adinerados o artistas geniales pueden salvar. Y, en este caso concreto, el artista genial, hombre de espíritu, que en vida se llamó Daniel Zuloaga, sin mirar que estas obras de restauración nunca son productivas sino espiritualmente y que en el aspecto económico podría ser incluso superior a sus recursos…, logró terminarla el mismo año de 1921 en que falleció”.
    Se restauró pues la iglesia, pero el entorno siguió degradado, recibiendo atenciones el sector del mediodía pero no la zona norte, la situada entre el templo y las murallas, ocupada por construcciones de ínfima calidad, incluidas unas cocheras municipales. No conozco fotografía de aquella parte aunque algo se atisba en la que recoge la procesión de una Catorcena que discurre por el entorno.

    Un buen día de ¿1969?, el entonces Ministerio de Educación Nacional adquirió el palacio de los Contreras Negros, una huerta que había sido de los jesuitas y todas las modestas construcciones existentes, en las que se levantó un edificio de líneas modernas destinado a Escuela Normal de Magisterio, proyecto del arquitecto Rodolfo García de Pablos.

    Demasiado para algunas buenas gentes preocupadas por el patrimonio artístico de la ciudad y por sus incomparables vistas, afectadas negativamente, decían, por una construcción que calificaron de fascistoide. Hubo cierta polémica e intentaron taparla plantando delante una no muy acertada alineación de boleanos, especie que crece rápidamente en vertical. Se secaron pronto pero, siguiendo con la idea de ocultar en lo posible el dicho edificio, cuando aquello ocurrió, los sustituyeron con cipreses piramidales. Ya crecerían, debieron pensar.

    Después vinieron pequeñas actuaciones hasta que, en la década de los setenta, la Dirección General de Bellas Artes se embarcó en un plan ambicioso, la recuperación de todo el sector comprendido entre el lateral norte de la iglesia, las murallas y el sobrante de las huertas sobre las que se había construido la Escuela Normal. Se derribaron todas las pequeñas construcciones existentes y se ajardinó el solar resultante, trabajo este último que le fue encomendado al arquitecto de jardines uruguayo Leandro Silva, quien lo concibió como zona de paseo, con pocos árboles, muretes de piedra caliza y setos de espinos de fuego -Piracantha coccinea- adosados a los muretes.

    Un paseo por los jardines de Cheste y Zuloaga

    Falló casi todo. Fueron años malos, con escasas lluvias y restricciones de agua que afectaron al riego. Y dicen que, además, como el jardín lo promovió la Dirección General de Bellas Artes los jardineros del municipio arrancaban las plantas para trasplantarlas a los jardines propios. Pablo Serrano ofreció una escultura de San Juan de la Cruz y el Ayuntamiento no la aceptó porque la fundición sería cara…

    El año 2002, el Ayuntamiento acometió nuevos trabajos de recuperación de la trasera de San Juan de los Caballeros, bajo la dirección de Leopoldo Yoldy.
    Como zona verde, lo conseguido es de una belleza simple pero asombrosa por su originalidad, un jardín de lo más sencillo por meditado. Pocos árboles; setos, los imprescindibles; césped -acaso excesivo teniendo en cuenta nuestra pluviometría- y granito, colocados cada cual en su sitio en composición dominante de líneas rectas y polígonos regulares; un alto pilón rectangular que rebosa agua por los cuatro lados, senderos y un escenario para actividades culturales.


    *Académico de San Quirce
    porunasegoviamasverde.wordpress.com