Sobre los movimientos de tierra en Roda de Eresma

    Señora directora:

    Soy Carlos Cuéllar, de la organización GREFA. Trabajamos en diferentes proyectos de conservación de la fauna salvaje y su hábitat en la provincia de Segovia. Ustedes han cubierto varias noticias sobre nuestro trabajo.

    He leído esta noticia en su prensa digital: “Las tormentas causan movimientos de tierra en Roda de Eresma”.

    Les escribo porque nos preocupa enormemente el mensaje que se transmite en este comunicado. Quisiera darles una visión diferente al respecto, pues nos encontramos trabajando en una línea de estudio sobre esta problemática y creemos que la información que se transmite, se aleja mucho de la realidad.

    Ustedes indican que la falta de limpieza de caminos y de conducciones de agua (cunetas, caceras, arroyos) son los causantes de ese movimiento de tierras.

    Desconozco el estado de los caminos en este pueblo, pero por nuestra experiencia y centrándome exclusivamente en lo que se observa en la imagen que acompaña la noticia, quería exponerles que esa no es la causa real del movimiento de tierras que se ve.

    1. En primer lugar, se observa un cultivo desnudo, posiblemente sembrado de girasol, que en esta época del año y con las recientes precipitaciones abundantes ha sufrido grave erosión y arrastre de sedimento, al no contar este con ninguna barrera vegetal que amortigüe el impacto del agua y frene su velocidad de flujo en superficie.

    2. En segundo lugar, se observa que esa tierra de labor ha roturado el curso natural de la red hidrográfica, sufriendo las consecuencias propias en un evento de abundantes lluvias, donde el agua busca su trazado original para seguir su curso hacia un río.

    3. En tercer lugar, la banda vegetal que separa la tierra de labor de la acera y el asfalto, es mínima, por lo tanto no ha podido cumplir el efecto de barrera y de retención de sedimentos, que de otro modo se habrían conservado en la parte baja de la tierra cultivada, suponiendo así un aporte a la parcela de la materia orgánica y nutrientes arrastrados por las lluvias, que en este caso se han perdido y han invadido toda la calle.

    Por último, mencionar que la habitual destrucción de la cubierta vegetal de cunetas y regatos mediante motoniveladoras o aplicación de herbicidas, desencadena en una pérdida de capacidad de retención y absorción del agua y por tanto en un mayor efecto erosivo que por arrastre de sedimentos colmata drenajes, pasos de agua y en consecuencia provoca la inundación de parcelas agrícolas con las consecuentes pérdidas económicas para sus propietarios. Adjunto dos imágenes tomadas en cultivos de girasol de Segovia tras las pasadas lluvias, donde se ve la diferencia de arrastre de sedimentos en una parcela con un arroyo “limpio” con herbicida y una parcela con un arroyo naturalizado con vegetación espontánea.

    Con todo ello, me gustaría que tuvieran presente valorar visiones más amplias y técnicas, pues la información que ofrecen en esta noticia, es escasa, parcial y da lugar a confusiones.

    Agradezco encarecidamente su atención y espero que reciban este correo como una aportación constructiva.

    Un cordial saludo.

    CARLOS CUÉLLAR