Prioridad a la Atención Primaria

    El primer asunto de relevancia con el que se encontrará el nuevo Gobierno regional será el de la reestructuración del sistema médico de atención primaria. Y más específicamente lo que se refiere a la medicina rural. Y aún más concretamente aquella parte de la Atención Médica que incide en los núcleos de población con mayor índice de despoblación.

    La falta de atractivo que tienen esos lugares y la cascada de jubilaciones que va a experimentar en los próximos años el cuerpo de profesionales hacen que el porvenir se dibuje con tintes preocupantes para los consultorios médicos. La anterior consejera de Sanidad, Verónica Casado, intentó dar los primeros pasos de una reforma que fue aparcada por razones políticas antes de que se pudiera emprender siquiera la más mínima discusión racional sobre el asunto. Mucho nos tememos que el panorama no haya cambiado mucho. Para la población de estos pueblos, los facultativos —médicos y enfermeros— son algo más que prestadores de un servicio. La desaparición de los consultorios es la señal más inequívoca de la suerte futura que le espera al pueblo. Con la indolencia obligada que conlleva la bajada de la natalidad vieron en su día cómo desaparecían las escuelas, o se alejaban los puestos de la Guardia Civil. Y cómo el párroco ya solo aparece de vez en cuando para abrir la iglesia en la que rezar a los santos. Por eso se agarra con tanto ahínco a los consultorios una población envejecida, como si fuera la postrer manera de alejarse de la muerte y la mejor de agarrase a la vida.

    Pero las cuestiones emocionales no pueden esconder la realidad de los hechos: son necesarios facultativos, y es difícil conseguir un número suficiente. En las páginas interiores de este periódico hacemos una crónica de la situación actual ante la cascada de jubilaciones que se avecina. No es, por lo tanto, una cuestión presupuestaria, sino de recursos humanos. Y no atañe a un partido, o a un gobierno regional, sino al conjunto del Estado.

    Son muchas las posibilidades pero ninguna de fácil resolución

    Durante la pandemia se ha demostrado la necesidad de un buen sistema de Atención Primaria que funcione como dique de contención y evite el colapso en las infraestructuras hospitalarias. En los propios estudios de medicina habría que hacer más hincapié en la especialidad de medicina rural; establecer un mecanismo propio en las pruebas para internos residentes; incentivar la instalación de facultativos en los medios rurales; otorgar más funciones al cuerpo de Enfermería; sustituir por medios telemáticos lo que es la presencia física en cada uno de los consultorios… Son muchas las posibilidades pero ninguna de fácil resolución. Por ello, lo primero que tendrían que hacer los partidos políticos es tener grandeza de miras y comprender que la solución al problema es compleja, y que no depende de la voluntad ni de la capacidad de un gobierno; que este asunto requiere un pacto de Estado o de Comunidad que desgraciadamente no ha sido posible en la Educación; que no se puede realizar política partidista ni ventajista cuando se habla de la salud de los convecinos, y que, por la misma razón, no son estos asuntos en los que realizar economías o restringir gasto en unos presupuestos públicos.

    Un Gobierno debe ante todo gobernar, que no es otra cosa que resolver las necesidades del común de los ciudadanos

    Parece que el Partido Popular ha aparcado de manera definitiva la reforma cuyos primeros esbozos empezó a pergeñar Verónica Casado. Tendrá que poner sobre la mesa una alternativa. Y hacerlo con presteza. Para ello requerirá un buen equipo al frente de la Consejería. En Madrid —a la que tanto se mira y en tantos aspectos— se ha demostrado que un equipo solvente puede hacer frente a retos complejos; un equipo de técnicos, sí, pero que asuman con claridad que su condición es la de políticos; es decir, con más intereses en juego que atender que los de la mera gestión. Un Gobierno debe ante todo gobernar, que no es otra cosa que resolver las necesidades del común de los ciudadanos. Y las dos primeras en un Estado social y democrático de Derecho son la Educación y la Sanidad. Aquellas que garantizan el futuro y alargan lo máximo posible el presente.