Entre los 50 heridos hay al menos 10 policías, agregaron las fuentes, que precisaron que muchas de las víctimas se encuentran en estado grave.
Las fuerzas iraquíes han impuesto un cordón de seguridad para evitar nuevos ataques y facilitar a las numerosas ambulancias que se han desplazado al lugar el traslado de los heridos.
Ayer, un atentado similar contra una mezquita en la localidad de Duluiya, 80 kilómetros al norte de Bagdad, acabó con la vida de cinco personas y otras trece resultaron heridas.
Estos atentados se producen cinco días después de que el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, advirtiera de un posible rebrote de la violencia sectaria y pidiera unidad al país para “cerrar el paso a los enemigos de Irak”.
“Debemos ser muy cautelosos porque la discordia sectaria podría volver a instalarse entre nosotros. De la misma forma que trabajamos a favor del país, los enemigos trabajan para hacerle daño”, dijo Maliki en un discurso ante miembros de la tribu de los Bani Tamin.