La ira yihadista se cobra 12 vidas en un atentado suicida en Afganistán

Nueve trabajadores sudafricanos y tres nacionales mueren en un ataque contra un minibús en Kabul en respuesta al vídeo que presenta a Mahoma como un hombre violento y pedófilo

Un atentado suicida en Kabul dejó ayer 12 muertos, nueve ciudadanos sudafricanos y tres afganos, en un acto de venganza por el vídeo producido hace unas semanas en Estados Unidos que los musulmanes consideran blasfemo con su profeta Mahoma y que lleva días desatando protestas en gran parte de mundo islámico.

El atacante hizo volar por los aires un coche bomba contra un minibús, según informó la Policía de la capital. Poco después, el Ministerio de Exteriores sudafricano confirmó la muerte de nueve de sus ciudadanos, empleados de una empresa privada.

En el automóvil viajaban trabajadores de una compañía de transporte aéreo que iban de camino al aeropuerto. El atacante se dirigió con su coche lleno de explosivos contra el minibús, en medio de un intenso tráfico y cerca de una gasolinera. Además, 14 personas resultaron heridas.

El grupo islamista radical Hezb-i-Islami (HIG) del exprimer ministro Gulbuddin Hekmatjar asumió la autoría del ataque y señaló que se trató de un acto de represalia por el vídeo que presenta a Mahoma como un mujeriego pedófilo y violento. En este momento, el grupo aseguró que 16 estadounidenses habían perdido la vida, aunque posteriormente se comprobó que la mayoría de los fallecidos no eran de esa nacionalidad.

Según señaló, la atacante fue una mujer de 20 años de Kabul llamada Fatima. Sin embargo, la Policía no confirmó aún si fue un hombre o una mujer. El HIG, que también tiene una rama política, lucha, al igual que los talibán y la red Hakkani, contra las tropas extranjeras en Afganistán.

«Una mujer que llevaba un chaleco suicida se ha inmolado en respuesta al vídeo antiislámico», indicó Zubair Sediqqi, portavoz de Hezb-e-Islami.

Tras el atentado, la OTAN ordenó que se reduzcan las operaciones conjuntas con las fuerzas afganas como respuesta al reciente aumento en el número de ataques de supuestos policías y militares afganos contra soldados extranjeros.

La orden, que procede del número dos de las fuerzas de Estados Unidos desplegadas en Afganistán, el teniente general James Terry, suspende indefinidamente las operaciones conjuntas de las unidades que cuentan con menos de 800 efectivos, que son aquellas que realizan la mayoría de las labores de entrenamiento y asesoramiento. Además, la misión apuntó que esta orden «temporal» se estudiará «caso por caso» y se someterá a la aprobación de los mandos regionales.

Mientras tanto, las tropas españolas desplegadas en la zona «incrementaron» sus medidas de seguridad, al igual que el resto de países que participan en la misión de la ISAF, pero no se espera que las últimas directrices del mando impliquen una «modificación sustancial» de sus misiones.

Según informaron fuentes del Estado Mayor de la Defensa, el contingente fue informado de las últimas directrices, a través del Mando Regional Oeste, pero no se espera que cambien de manera «sustancial» sus tareas.