Las Fuerzas de Seguridad sirias no consiguen recuperar el control de Damasco. Después de que la Liga Árabe decidiera abandonar el país el pasado sábado, los opositores al régimen de Bachar al Asad han desplegado posiciones y, aunque las tropas gubernamentales tomaran de nuevo a primera hora de la mañana de ayer los suburbios del este de la capital, tras dos días de enfrentamientos, al cierre de esta edición proseguían los combates, que, por el momento, se han saldado con al menos 50 muertos.
Según activistas y residentes, las milicias de Al Asad tienen el mando de Hamuriye, uno de los varios distritos donde han usado blindados y artillería para repeler a los rebeldes, que llegaron a tan solo ocho kilómetros de Damasco. El Ejército Libre Sirio -una fuerza integrada principalmente por desertores- llevó a cabo ataques diseminados contra las tropas gubernamentales que avanzaban en el distrito de Saqba, que habían tomado los opositores hace unos días.
«Está habiendo combates callejeros desde el amanecer», indicó un lugareño. «Se escuchan disparos por todas partes», añadió.
La creciente insurgencia contra el régimen de Al Asad, que respondió por la fuerza a las protestas en su contra desde el pasado mes de marzo, ha ido avanzando poco a poco hacia la capital. Los suburbios, una franja de localidades predominantemente sunitas conocida como Al Ghoutta, son residencia del grueso de los tres millones de habitantes de Damasco y su área metropolitana.
Los rebeldes indicaron que en los hospitales de campaña, algunos de ellos establecidos en mezquitas, hay falta de medicinas y alimentos y denunciaron que las fuerzas gubernamentales están llevando a cabo arrestos masivos. Es más, los soldados entraron casa por casa en varios de los distritos, en busca de opositores.
Intervención
Mientras la situación en Siria continúa tornándose en una guerra civil, la comunidad internacional ha decidido tomar cartas en el asunto. Así, Rusia se ofreció a mediar y mantener conversaciones con el Gobierno y sus opositores, una propuesta que el régimen de Damasco aceptó de buena gana, pero que los manifestantes, por el momento, han desechado.
Moscú, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y, por tanto, con poder de veto, se postuló para acoger una reunión entre ambas partes con el objetivo de poner fin al derramamiento de sangre. Sin embargo, un dirigente del Consejo Nacional Sirio (CNS), principal grupo de la oposición, aseguró que no han recibido ninguna invitación, al tiempo que agregó que, en caso de que llegue, «no acudiremos a la cita».
Por su lado, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Alain Juppé, intervendrá hoy en la reunión de Naciones Unidas para promover una resolución sobre la situación de violencia que se vive en el país árabe, cuyo propósito es impulsar un cambio político.
El político galo intentará «convencer» a los miembros del organismo de que deben «asumir todas sus responsabilidades ante el agravamiento de los crímenes contra la Humanidad cometidos por el régimen sirio».
Francia y el Reino Unido redactaron el borrador de la resolución en colaboración con Catar, Marruecos, Alemania, Portugal y Estados Unidos. Con este texto pretenden sustituir el documento de Rusia, el cual, según las delegaciones de los países occidentales, favorece a Bachar al Asad y ya no es pertinente dadas las nuevas propuestas de la Liga Árabe. De hecho, miembros de este organismo estarán también presentes en la cita de hoy en Nueva York.