El Papa tilda de «tragedia» el muro israelí en Cisjordania

En su visita a Belén, Benedicto XVI da un nuevo espaldarazo a las aspiraciones palestinas de un Estado propio y lamenta que en este mundo global todavía se levanten barreras

Benedicto XVI dio ayer un nuevo espaldarazo en Belén a las aspiraciones palestinas al afirmar rotundamente que la Santa Sede «apoya» el derecho de los palestinos a un «Estado soberano, seguro, y con las fronteras reconocidas internacionalmente», a la vez que condenó el muro de separación construido por Israel en Cisjordania y declaró que, en un mundo en el que las fronteras son siempre más abiertas, «es trágico ver que todavía se levantan muros».

«En un mundo en el que las fronteras están siempre más abiertas, al comercio, a los viajes, a la movilidad de las personas, a los intercambios culturales, es trágico ver que aún se siguen levantando muros», aseguró el Pontífice.

«¡Cuánto deseamos ver los frutos de la difícil tarea de edificar la paz, cuánto rezamos de manera ardiente para que acaben las hostilidades que han llevado a la construcción de este muro», afirmó.

En presencia del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Abu Mazen, añadió que el muro es una de las causas del punto muerto «en el que parece encontrarse los contactos entre israelíes y palestinos», y denunció que muchas familias están divididas debido «al encarcelamiento de algunos de sus miembros o a las restricciones de movimiento».

Acogido con banderas, cantos y bailes en el campo de refugiados palestinos de Aida, y teniendo como fondo el muro y la alambrada, subrayó el deseo de paz de los palestinos, que dijo que en estos días asume una particular «intensidad» mientras recuerdan «los acontecimientos de mayo de 1948».

Además, también manifestó su deseo de poder ver las creación de un Estado palestino. «La Santa Sede apoya el derecho de su pueblo a una patria soberana en el suelo de sus antepasados, segura, en paz con sus vecinos, con los fronteras internacionalmente reconocidas. Y, aunque si de momento este objetivo parece lejano, le exhorto a usted y a su pueblo a mantener viva la llama de la esperanza».

El Obispo de Roma abogó por alcanzar «un punto de encuentro entre las aspiraciones tanto de los israelíes como de los palestinos a la paz y a la estabilidad».

En un discurso de marcado carácter político, suplicó a todas las partes implicadas que dejen a un lado «los rencores y contrastes» que aún se interponen en el camino de la reconciliación. Además, recordó la frase de Juan Pablo II de «no puede haber paz sin justicia ni justicia sin perdón».

Benedicto XVI defendió una coexistencia pacífica entre los pueblos de Oriente Medio, que dijo solo se puede alcanzar con un espíritu de cooperación y respeto mutuo, y pidió a la comunidad internacional que «use su influencia» en favor de una solución.

«Creo y confío que a través de una honesto y perseverante diálogo, con pleno respeto a la justicia, se puede alcanzar la calma».

Junto a la petición de un Estado soberano, el Pontífice hizo un llamamiento a los jóvenes para que se «resistan» a recurrir a actos de violencia o de terrorismo.

«No permitáis que las pérdidas de vidas y las destrucciones, de las que habéis sido testigos, susciten amargura o resentimiento. Tened el valor de resistir a cualquier tentación de violencia o terrorismo. Al contrario, actuar de modo que todo lo que habéis sufrido os empuje en vuestra determinación a construir la paz», reclamó.

Tras implorar a Dios una paz justa y duradera, el Papa ofició una misa ante unas 5.000 personas en la plaza del Pesebre, junto a la basílica de la Natividad. A la eucaristía asistieron medio centenar de fieles procedentes de «la martirizada» Gaza, como la llamó el Papa, a los que las autoridades israelíes permitieron salir de la franja.