
Un negocio familiar de tercera generación que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, a las necesidades y a las cambiantes demandas de su clientela, ‘El zapatero de la calle San Juan’, de sobra conocido por todos los segovianos y segovianas.
“Martín Clemente, mi abuelo, trabajaba en un taller que había en Segovia que se llamaba ‘Calzados La Gloria’ —que se encontraba ubicado en la calle Real, a la altura de donde hoy en día está Cortefiel— y en el año 1930 decidió salirse de este taller para montar su propio negocio, en la calle San Juan, de dedicación exclusiva a hacer zapatos nuevos a medida”, explica Miguel Ángel Clemente, su nieto.
“Con el paso de los años, y a temprana edad pues tendría unos catorce o quince años entró en el negocio familiar también mi padre, Pedro Clemente, —segunda generación—, quién desempeñó durante toda su vida laboral este oficio y me lo enseñó a mí, —la tercera y orgullosa generación de un negocio familiar que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. “Pues en la actualidad nos dedicamos a la reparación del calzado y de todo tipo objetos, tales como bolsos, cinturones, cremalleras, carteras…”.
“Nuestro oficio, a lo largo de estos 92 años que llevamos en activo ha sufrido vicisitudes de todo tipo y por supuesto, que hemos tenido tiempos mejores y otros peores. En la actualidad, nos seguimos manteniendo y aunque es cierto que puede que el sector se encuentre un poco más flojo lo importante es que seguimos al pie del cañón ya que nuestros clientes siguen demandando a personas profesionalizadas en su sector, asegura Clemente, al tiempo que añade la relevancia de que sus clientes “nos sigan demandando y buscando. Por ello, siempre intentamos atenderles con las mejores condiciones, lo cual valoran mucho”.
Con este objetivo, “el de satisfacer todas las necesidades que puedan tener nuestros clientes, nos dedicamos no sólo a la reparación del calzado sino a ofrecer y buscar alternativas a todas aquellas necesidades que tengan relacionadas con el mundo del calzado, que puede ser desde poner un alzador, cambiar una suela, poner unas plantillas específicas… es decir, cualquier adaptación que precisen a su calzado con la finalidad de que puedan caminar con la mejor disposición posible”.
“También nos encontramos con clientes que quieren estrechar unas botas o convertir unas botas altas en botines, arreglar una cremallera… Existe un largo etcétera de trabajos que se demandan actualmente ya que, por diversas circunstancias o dificultades, en muchas ocasiones los clientes prefieren arreglar un calzado a comprar uno nuevo”.
Respecto a la situación actual del comercio local y de cercanía “vivimos en un momento en el que nos toca capear con las dificultades propias de nuestra sociedad actual pero mantenemos la esperanza de que vengan tiempos mejores y poder seguir aguantando al pie del cañón. A mí, personalmente, aún me quedan años en activo y no sé qué sucederá después, si habrá alguien que coja el relevo o no, por lo que tan sólo pienso en el día a día y en lo orgulloso que me siento de estar al frente de un negocio familiar que lleva noventa y dos años en activo, en pleno centro del corazón de nuestra bonita ciudad, Segovia”.
El pasado 1 de octubre comenzó una campaña para favorecer y ayudar al comercio local, “en la cual nosotros no estamos adheridos, pero considero que cualquier iniciativa que se haga con el objetivo de apoyar al comercio de toda la vida y a los negocios locales como el mío, tienen que ser bienvenidos porque en la actualidad la competencia es enorme”.