El año pasado fue bastante trágico en Castilla y León en materia de incendios forestales después de que ardieran 45.262 hectáreas en toda la Comunidad, lo que equivale a toda la superficie quemada de la última década. A causa de esto, 39 personas fueron investigadas por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) por provocar fuegos en el medio natural, siendo también la cifra más alta en los últimos años.
Esto ha hecho que los incendios forestales se sitúen, por primera vez, a la cabeza de los delitos más perseguidos por el este cuerpo de la Guardia Civil, superando por primera vez a los de maltrato animal, tal y como se desprende de su último balance de datos.
El jefe de la Unidad de Protección de la Naturaleza de Castilla y León, el comandante Juan Manuel Vicente Martín, ha confirmado que entre los detenidos no hay ninguna persona que responda al patrón de conducta del pirómano (alguien con tendencia patológica o enfermiza que disfruta con el daño que los incendios causan). También ha explicado que los detenidos lo fueron como consecuencia de alguna negligencia o imprudencia en el uso del fuego, Siendo los casos más habituales que este se extienda sin control tras una mala quema de rastrojos o pastos y por el uso inadecuado de maquinaria agrícola o herramientas como soldaduras o radiales. No obstante, Vicente Martín apunta que también se provocan incendios con fines cinegéticos, para limpiar una parte del monte, o simplemente “por venganzas”.