
La Sala Municipal de Exposiciones de Las Francesas acoge hasta el 17 de diciembre la muestra ‘Matisse. Arte en equilibrio’, un recorrido que presenta la última etapa del maestro francés a través de más de 60 obras del artista con litografía, linograbado, aguatinta o dibujo y una colección de fotografías de la capilla del Rosario, concebida y decorada por Matisse.
La exposición se centra en la etapa de madurez del artista francés, en un periodo cuyo comienzo coincide con los preámbulos de la Segunda Guerra Mundial y se alarga hasta la muerte del maestro del fauvismo en 1954.
El artista consideró ese periodo una segunda vida. Después de ser sometido a una intervención quirúrgica que le dejó importantes secuelas, en sus últimos años muestra su vibrante energía, pero también enfoca su obra hacia un plano espiritual. Cumple, así, con su concepción del arte como medio que debe imprimir paz en el espíritu del espectador. En el plano estético, además de mantener el empleo atrevido del color y el rechazo a las normas academicistas que lo convierten en uno de los grandes renovadores del lenguaje plástico del siglo XX, se lanza a explorar nuevas vías de expresión para desarrollar su potencial creativo.
Comisariada por Helena Alonso, la muestra presta especial atención a la idea que Matisse sostenía sobre el arte, al que consideraba un mediador para llevar hasta el centro de las ciudades, donde en su opinión se pierde la relación con el mundo circundante, la alegría de vivir, la paz y la conexión con el cosmos. Una idea que esta exposición presenta con piezas como un dibujo acompañado de una transcripción suya del Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís.
En esta misma línea, el recorrido dedica una sección a una de las obras más relevantes de su última etapa, la Capilla del Rosario en la localidad francesa de Vence, a la que el artista dedicó cuatro años: desde su participación en el desarrollo arquitectónico hasta la creación de vidrieras, la decoración de las paredes o el diseño de los objetos litúrgicos con una innovadora ligereza. Una colección de instantáneas de la fotógrafa Hèléne Adant presentan la original capilla.
La exposición también pone de manifiesto el gusto de Matisse por la exaltación de los colores, que llega a independizar del dibujo y de la perspectiva, a través de obras como La danza, una de sus litografías más conocidas por sus colores vibrantes y su fuerza expresiva.