César Pontvianne.
César Pontvianne. / Leticia Pérez

Iberaval plantea en su nuevo Plan Estratégico, para el periodo 2023-2025, elevar por encima del diez por ciento anual la financiación a pymes, autónomos y emprendedores, con el objetivo de alcanzar los 1.950 millones de euros. El presidente de la sociedad de garantía, César Pontvianne, reconoció en Valladolid que es una cifra “ambiciosa” pero que ve posible gracias al crecimiento “sostenible” y el “mantenimiento” de los criterios de prudencia en la gestión del riesgo financiero. No en vano, el anterior plan, que finalizó el año pasado, cerró con 1.393 millones de riesgo vivo, lo que supuso un incremento de casi el 40 por ciento, pese a que el periodo entre 2020 y 2022 estuvo marcado por una pandemia global y las consecuencias de la guerra de Ucrania. “En estos años tan complicados, se ha demostrado que Iberaval está cuándo y dónde se le necesita”, aseveró.

Pontvianne valoró que las operaciones finalistas llevadas a cabo por Iberaval en los últimos tres años han logrado el sostenimiento de “muchas” empresas que se vieron con la “soga al cuello” en momentos difíciles, lo que se traduce en el mantenimiento de puestos de trabajo. En concreto, Iberaval ha facilitado 17.500 operaciones de financiación, por un importe global cercano a los 1.400 millones de euros, lo que supone un aumento del 60 por ciento con respecto al anterior plan estratégico. También ha habido un incremento del número de socios, al pasar de los 29.000 a 36.000, un 25 por ciento más. Además, la cuota de mercado se situó en el 2022 en el 24,3 por ciento de todo el sistema de garantías de España, pese a que el origen de Iberaval que es Castilla y León apenas representa el cinco por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) nacional.

Además, precisó que el objetivo es ser “útiles” y “ágiles” a la hora de dar respuesta a las necesidades de financiación que tienen las empresas. Para ello, se comprometió a que la entidad y toda su plantilla trabajarán “denodadamente” para lograrlo, a pesar de que contempla una menor calidad del riesgo financiero así como un incremento de la morosidad y, sobre todo, de la dudosidad para el periodo en el que transcurrirá el plan. Eso sí, reconoció que las expectativas para los años anteriores eran “pesimistas” pero, al final, logró mantener “a raya” la morosidad y la dudosidad en un contexto “nada sencillo”. No en vano, la morosidad acabó en el 4,3 por ciento mientras que la dudosidad (posibilidad de que no vayan a pagar) se fijó en el 1,9 por ciento. De cara a los próximos tres años, Iberaval continuará con los criterios de “prudencia” en la gestión del riesgo.