
Después de tres años por la pandemia y siete de la supresión de lanzas y muerte en público, el Toro de la Vega volvió a recorrer el pasado martes las calles de Tordesillas (Valladolid) dentro de un festejo que se desarrolló sin incidentes, aunque envuelto en un debate jurídico-administrativo.
DE TORNEO, A ENCIERRO
“Manjar”, un imponente ejemplar de 560 kilos, corniveleto y perteneciente a la vacada de Albarreal, protagonizó el encierro al que había quedado reducido el torneo programado por el Ayuntamiento de Tordesillas -con arponcillos en forma de divisa-, cuya suspensión cautelar ordenó hace cuatro días el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León a instancias del PACMA.
La polémica entre el partido animalista y el Ayuntamiento de Tordesillas continúa viva en los despachos tras la reciente denuncia del PACMA, interpuesta el lunes, al considerar que la autorización concedida por la Junta de Castilla y León para este encierro no cumplía la antelación mínima de diez días exigida por el Reglamento de Espectáculos Taurinos Populares de la comunidad.
PRESIÓN MEDIÁTICA
El alcalde de Tordesillas, Miguel Ángel Oliveira (PP), lamentó la suspensión cautelar del torneo con divisas y achacó esta decisión del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León a la “presión popular y mediática”, según explicó a través de una nota informativa difundida al finalizar el espectáculo.
“Nuestra propuesta (un torneo a base de divisas con arponcillos) estaba avalada por veterinarios y especialistas en la materia donde en ningún momento se planteaba la muerte del animal en público”, defendió el regidor antes de denunciar una suspensión que interpretó como “un ataque el medio rural, a nuestras tradiciones y a la tauromaquia en general”.
Oliveira recordó que la suspensión ordenada por la justicia es cautelar, es decir “sin que haya habido juicio alguno”, por lo que anunció la intención de la corporación municipal de persistir “para que la nueva ordenanza reguladora sea una realidad en 2023”.
Por otra parte, criticó la presencia de “grupos de alborotadores” durante el festejo que identificó como antitaurinos y allegados al PACMA, ya que en su opinión “vienen a provocar la alteración del orden público”, por lo que pidió “sanciones contundentes” para ellos.
SIN INCIDENTES
Lejos de ese debate, el torneo reconvertido en encierro se celebró sin incidentes, con centenares de personas que siguieron al astado a lo largo del recorrido, desde su salida de un cajón situado en la Cuesta del Empedrado hasta los pinares situados cerca de la desembocadura del río Zapardiel en el Duero.
Una hora antes de la suelta, desde el casco urbano al campo abierto en un tramo de varios kilómetros, los aficionados cubrieron las talanqueras del tramo vallado, ocupado muros, balcones, torretas de conducción eléctrica y situado en remolques agrícolas, mientras un grupo de mozos esperaban a “Manjar” para recibirle en el puente que salva el cauce del Duero.
A las once de la mañana, como es costumbre, un toque de reloj suelto y el lanzamiento de una bomba real anunciaron la salida del burel, de casi seis años de edad, negro mulato y meano de capa, que apenas tardó cinco minutos en llegar hasta el puente. A las 12.45 horas otra bomba real dio por terminada la suelta.
HERIDA POR TRAUMATISMO
El único percance informado ha sido la caída de una mujer desde una talanquera, que fue trasladada a un hospital para atenderla por un traumatismo cervical, informaron fuentes municipales.