El Boletín Económico de Castilla y León de Caja España-Duero, que recoge en su número 28 la situación de la economía regional y provincial y la de su entorno nacional e internacional relativa al segundo trimestre de 2011, cuantifica en 18.000 el número de puestos de trabajo generados en la Comunidad entre los meses de abril y julio. A pesar de cifras como ésta, el estudio entiende que el segundo trimestre del año ha sido en general «decepcionante», ya que los crecimientos han estado «por debajo de los previstos».
Con respecto al mismo trimestre del año anterior se produjo un descenso del número de parados que, aunque ligero, es el primero que registra desde 2007. Esta caía se explica porque el número de personas que abandonaron la actividad fue algo mayor que el de las que perdieron su empleo, puesto que la ocupación siguió disminuyendo en cuatro décimas porcentuales. La tasa de paro regional disminuyó en nueve décimas al 16,3 por ciento, muy por debajo de la media nacional, que quedó en el 20,9 por ciento.
En el mercado laboral, la evolución reciente refleja un aumento de las disparidades provinciales, ya que hay cinco que registran creación de empleo en términos interanuales, incluyendo el agrícola. Además de Soria, con un tres por ciento, y Valladolid, con un 2,1, que ya lo tenían en el primer trimestre, ahora hay que contar a Ávila, con un 2,5 , Burgos, con un 2,4 y Segovia, con un 1,1 por ciento en el lado positivo.
Sin embargo, la destrucción de empleo interanual sigue siendo fuerte en tres como son Palencia, con un 5,4 por ciento, León con un 4,2 por ciento, y Salamanca, con un 3,6 , mientras que Zamora registra una caída del 0,4 por ciento. La horquilla de las tasas de paro aumentó 1,8 puntos y va desde el 12,5 por ciento de Segovia al 24,3 por ciento de Ávila.
A pesar de todo, el PIB de Castilla y León creció un 0,6 por ciento respecto al mismo trimestre de 2010, acelerando una décima su tasa interanual, mientras que el conjunto de España pierde dos décimas y se queda en el 0,7 de crecimiento interanual. La evolución y el peso del sector primario tienen mucho que ver en este resultado. Dentro de España, la debilidad del consumo privado y de la inversión siguen lastrando la recuperación y esta debilidad es la consecuencia de la tasa de paro, de las dificultades de financiación y de la incertidumbre internacional.
El panel de indicadores del segundo trimestre constata los signos de debilidad económica, tanto en el ámbito regional como nacional. En Castilla y León, esta falta de ritmo económico se refleja en variaciones interanuales muy negativas en las matriculaciones de turismos y vehículos industriales, en la compraventa de vivienda nueva y, en mucha menor medida, en el indicador de actividad del sector servicios.
Se registran tasas positivas pero inferiores a las del primer trimestre en el índice de producción industrial de bienes de equipo y se comprueba un estancamiento en viajeros. Sólo para el índice de producción industrial y el de comercio al por menor se observa una coyuntura más favorable.
En el comercio exterior hay que destacar una cierta desaceleración, que se ha notado más en las importaciones que en las exportaciones, lo que no impide que, por primera vez desde hace algo más de un año, las ventas de Castilla y León al exterior hayan experimentado un incremento interanual superior a España.
El Indicador Sintético de Actividad, que intenta recoger el ciclo de la economía no agraria, estima una mayor debilidad del crecimiento interanual respecto al registrado el trimestre anterior en casi todas las provincias y en la media regional. Las dos únicas que mejoran con Burgos y Salamanca, como ya ocurrió en el primer trimestre, mientras que en las demás continúa la desaceleración de 2010, haciéndose más palpable en Zamora y León.