
El viaje de la Comunidad de Castilla y León en las últimas cuatro décadas es visible casi desde cualquier esfera de la sociedad actual. Son 40 años de desarrollo y progreso desde que el 24 de febrero de 1983 se aprobara el Estatuto de Autonomía, una norma que ha dado lugar a una sociedad más rica e incorporada a una revolución tecnológica, más urbana pero que lucha por sus zonas rurales, aunque con un descenso importante de población.
De la mano de la Agencia Ical se visualizan los giros de un territorio que en 40 años ha discurrido por épocas de bonanza, con ciclos recesivos sin parangón en el tramo final de este viaje en el tiempo, que han configurado la realidad de una sociedad que sufre el principal problema de la Europa desarrollada, el envejecimiento y la despoblación.
La autonomía llegó acompañada por un aumento exponencial de la riqueza en la base del impulso al desarrollo que supuso la entrada en la Unión Europea (UE) en el 86. Y es que Castilla y León multiplica en la actualidad por seis su renta per cápita en relación a 40 años atrás, pues frente a los 24.428 euros actuales, en aquel momento se situaba en casi 683.000 pesetas constantes (hoy serían 4.104 euros), según los datos obtenidos en el Instituto Nacional de Estadística (INE), en fuentes gubernamentales y en libros como el de ‘Geografía de Castilla y León’, editado en 1995 por Ámbito.
La riqueza llega acompañada siempre de un encarecimiento de la vida, principalmente a partir de la entrada en vigor del euro en 2002. Tres ejemplos cotidianos, del día a día, ayudan a corroborar este datos, aunque existen muchos más: el precio del periódico ha pasado de 40 pesetas (0,24 euros) a una media de 1,80 euros, el precio de algunos de los diarios de cabecera; el de un café, de 20 pesetas (0,12) a 1,30; y el de un bocadillo, de 55 pesetas (0,33 euros) a alrededor de 1,7 euros, aunque con gran disparidad entre el producto principal del mismo, pues no es igual un bocata de jamón que de tortilla. También la luz se ha encarecido notablemente, y más con las subidas del último año con motivo de la guerra en Ucrania, pero existe más del doble de potencia instalada que ha mejorado la calidad de vida, con 13.095 megavatios, la mayor parte gracias a las renovables que no existían entonces: 6.617 de energía eólica, 1.403 de solar, 576 de cogeneración y 101 de otras renovables; además de los 4.398 megavatios de hidráulica.
El porcentaje de personas bajo el umbral de la pobreza se ha elevado en seis puntos, hasta el 23,1 por ciento (Índica AROPE), con el fuerte impacto de la crisis del COVID-19, aunque los mecanismos de protección social, los pilares del estado social de derecho que se conformaron con la llegada de la democracia sostienen sistemas de protección inimaginables en los años 70 y 80.
En 1983 dijo adiós la UCD que tanto éxito dio a un presidente del Gobierno abulense, Adolfo Suárez, pero también se detuvo al conocido empresario José María Ruiz Mateos y se expropió Rumasa. La discoteca Alcalá 20 de Madrid fue testigo del fallecimiento de 82 personas y otras 174 perecieron en dos accidentes aéreos en Barajas. En deportes, España derrotó a Malta por 12 goles a 1 y se clasificó para la Eurocopa de Francia de 1984. Y se estrenó en cartelera ‘El retorno del jedi’, ‘Superman II’ o ‘Gandhi’, triunfadora en la gala de los Oscar.
Mientras todo eso pasaba en España y en el mundo, Castilla y León pretendía hacerse un nombre en el conjunto del país y aprobó su Estatuto, el último que dio pie a una comunidad autónoma y que no estuvo exento de polémica hasta que se llegó a un consenso. Entonces, la tasa de paro en Castilla y León se situaba en el 12,51 por ciento, frente al 8,8 actual, de las más bajas de los últimos años. En 40 años, el número de activos ha pasado de 943.000 a 1,11 millones, una evolución positiva que también presentan los ocupados (de 825.000 a 1,01 millones). Al contrario, ha bajado el número de parados, de 118.000 a 98.300 personas en desempleo, después de dos ciclos recesivos duros, como el que comprende entre 2007 y 2013 y el causado por la COVID-19. Todos estos datos derivan en una tasa de actividad del 54,7 por ciento, siete puntos más que en 1983.
El gran salto cuantitativo y cualitativo en términos laborales lo ha dado en cuatro décadas la mujer. Lejos aún de conseguir la total igualdad de género y reducir la brecha laboral, un debate en el que España continúa enfrascada actualmente, es cierto que la situación de las féminas desde el año del Estatuto se ha visto mejorada. Se ha duplicado el número de activas, hasta superar las 521.400, igual que el de ocupadas (469.100 frente a 220.800 de 1983), según la EPA.
El lado negativo, como en los hombres, se observa en el paro, con 52.300 mujeres en desempleo (frente a 45.900 de entonces), y una tasa de paro hoy en día del diez por ciento, aunque hay que tener en cuenta que el número de trabajadores ha aumentado considerablemente, y con un gran peso en empleos cualificados.
Cae el peso del sector primario Una de las singularidades del mercado laboral castellano y leonés de 1983 residía en el sector primario. Las nueve provincias estaban caracterizadas por un importante peso de la agricultura, pues representaba en la recién nacida Comunidad la cuarta parte del empleo (26,8 por ciento), cuando en la actualidad, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), es el seis por ciento. Esa menor cifra de trabajadores del sector ayudó en estos años a una reestructuración que ha derivado en una modernización tecnológica necesaria para ganar competitividad y adaptarse al mercado mundial de alimentos.
Un ejemplo de esa evolución es el número de tractores, que se ha multiplicado por siete desde la aprobación del Estatuto, hasta casi 17.000 unidades, según la DGT. También el parque total de vehículos, que pasó de 634.651 cuando el Renault 9 fue elegido coche del año, a más de 1,87 millones en la actualidad.
Todos aquellos activos que han abandonado la agricultura y ganadería en este periodo se han dirigido a los servicios, que pasan de encarnar el 45,1 al 68,4 por ciento. La industria se reduce también, del 20,5 al 14,8, mientras que la construcción prácticamente se mantiene (del 7,3 al 6,4 por ciento), teniendo en cuenta el ‘boom’ inmobiliario que arrancó en los 90 y que prosiguió hasta la explosión de la burbuja, allá por 2007, unos años en los que este sector atrajo a un porcentaje mucho mayor de activos, sobre todo procedentes de la agricultura.
Población a la baja Mientras España lloraba la muerte del pintor catalán Joan Miró a sus 90 años, cuando también falleció Hergé, el famoso dibujante belga de Tintín, Castilla y León intentaba recuperarse de una tendencia demográfica ya negativa durante la dictadura, con una población de 2,58 millones de personas. Cuatro décadas después, la evolución sigue a la baja, con 2,37 millones, según el INE.
La pirámide evidencia que hoy se contabiliza la mitad de niños (0-14 años), que con 270.000 representan el 11,4 por ciento de la población, cuando entonces suponían la quinta parte. Dado que el colectivo de entre 15 y 64 años se mantiene en el entorno del 63 por ciento, el lógico crecimiento se ha producido en aquellos que cuentan entre 65 y 84 años, que ahora son el 26,4 por ciento (frente al 13 del año del Estatuto), con casi medio millón. La mejora de la calidad de vida y el alargamiento de la misma está detrás de esta inversión de la pirámide, que es más profunda si se observan las cifras de aquellos que están por encima de los 84 años. En los 80 aún era difícil superar esta edad: solo pesaban un uno por ciento de la sociedad, con 27.000, frente al 5,5 por ciento actual, con 133.000
Detrás de estos datos se encuentra también la reducción de nacimientos, hasta los 13.196 anuales (según el INE) de 2022; así como el aumento de las defunciones anuales, hasta las casi 30.000. Si hay más muertes que alumbramientos y los mayores cada vez son más longevos, el resultado es evidente.
En 1983, con el auge del ‘techno pop’, Michael Jackson dio vida a sus populares zombis bailarines en ‘Thriller’, a la vez que destacaban José Luis Perales (Y… ¿cómo es él), Tino Casal (Embrujada), David Bowie (Let´s dance), Ryan Paris (Dolce vita), The Police (Every breath you take) y la banda sonora de ‘Fame’. Todo en un año en el que nacieron la actriz estadounidense Kate Bosworth y la cantante Amy Winehouse, ya fallecida. En el 83 nació el Estatuto Autonómico y murieron los actores Louis de Funes o Gloria Swanson, el director Luis Buñuel o los escritores Tennessee Williams y José Bergamín.
Santander ni León Logroño y Santander dieron la batalla para constituirse en autonomía uniprovincial, mientras que en León se buscaba no adscribirse a ninguna comunidad ni constituirse como autonomía. En la provincia leonesa, el PCE apostaba decididamente por la unión con Castilla; el PSOE giró hacia la unidad en 1979 y en la UCD no se pronunciaba. Finalmente, La Rioja obtuvo sin problemas la autonomía, en Cantabria se mantuvo la posibilidad se sumarse al proyecto castellano y leonés hasta el último momento (su primer estatuto recogió una disposición para hacerlo) y León quedó adscrita a la Comunidad. El papel de Rodolfo Martín Villa para convencer a los representantes de UCD fue fundamental.
El 73,8% de los municipios de León aprobaron integrarse en la Comunidad En 1980, las posiciones de PSOE y UCD ya son claramente partidarias de la integración de León en la Comunidad y, además, el partido centrista era hegemónico en la provincia. En apenas nueve días, entre el 16 y el 25 de abril, los diversos ayuntamientos dieron su apoyo a esta unión, que también recibió el respaldo de la Diputación con sólo un voto en contra. El 73,8 por ciento de los ayuntamientos que representaban al 83 por ciento del electorado, votaron a favor y sólo 40 (el 10 diez por ciento del electorado) lo hizo en contra. Sin embargo, en enero de 1983, con la debacle de UCD en las elecciones, la Diputación dejó sin efecto el acuerdo adoptado e impulsaron mociones similares en los ayuntamientos, que no se tuvieron en cuenta y, finalmente, León participó del proceso autonómico desde el principio. En junio de 1983, el Constitucional rechazó un recurso de AP para sacar a esta provincia de la Comunidad, cerrando así la posibilidad de constituir una autonomía uniprovincial. En los últimos años, 55 ayuntamientos de la provincia, entre ellos la capital, y la localidades zamorana de Morales del Rey y salmantina de Serradilla del Arroyo han aprobado mociones en favor de la autonomía para la región leonesa.
La localidad burgalesa de Vilviestre del Pinar forzó el pronunciamiento de los ayuntamientos que desembocó en la autonomía Con apenas mil habitantes, el Pleno municipal de la localidad burgalesa de Vilviestre del Pinar, gobernada por el Partido de los Trabajadores de España, fue el primer municipio en solicitar la autonomía para Castilla y León el 25 de octubre de 1979 por la vía del artículo 151 de la Constitución (la utilizada para Cataluña y El País Vasco) y activó la disposición constitucional que daba al resto de los municipios seis meses para pronunciarse sobre la autonomía.
Oficialmente, una cuestión de protocolo sacó a Segovia del proceso autonómico Fue el 15 de octubre de 1979, el presidente de honor de UCD en Segovia, Modesto Fraile, justificó su retirada del Consejo General de Castilla y León y, posteriormente, del resto de miembros de su formación en la provincia en que los parlamentarios burgaleses y el presidente José Manuel Reol Tejada, no habían ido a recibirle a su llegada a la reunión del Consejo en Burgos y, además, se había retrasado su celebración. En el fondo, latían las reticencias de estos representantes, más partidarios de una mancomunidad de diputaciones, al proceso autonómico. Finalmente, Segovia fue incorporada a la Comunidad mediante ley orgánica sancionada por el Rey el 1 de marzo de 1983, cuatro días después de la publicación del Estatuto de Autonomía.
El ex presidente del Tribunal Constitucional Francisco Tomás y Valiente asesoró la redacción del Estatuto Las negociaciones entre UCD y el PSOE se desarrollaron en Tordesillas con proyectos dispares. Los nombres de los negociadores fueron variando: Demetrio Madrid, Jesús Quijano, Gregorio Peces Barba, Ciriaco de Vicente y Juan José Laborda fueron algunos de los socialistas; Rodolfo Martín Villa, José María Martín Oviedo y Salvador Sánchez Terán, entre otros, intervinieron por parte de UCD. El ex presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Tomás y Valiente, entonces catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad de Salamanca, y el actual magistrado del Alto Tribunal Fernando Valdés, asesoraron en estas negociaciones. Sin embargo, la redacción concreta de las cuestiones que se iban acordando recayó en Jesús Quijano y Martín Oviedo, que utilizaron el Ayuntamiento de Arévalo como ‘oficina’ para la redacción concreta del proyecto de Estatuto.
UCD quería que la capitalidad de Castilla y León estuviera en Tordesillas En pleno cierre de las negociaciones con el PSOE, el Comité Regional de UCD aprobó, con los únicos votos en contra de los representantes burgaleses y el respaldo expreso de Martín Villa, que Tordesillas fuera la capital de la Comunidad. “Todo; viene para aquí todo”, se felicitaba Ignacio Camuñas, líder centrista vallisoletano. Las campanas de la villa del Tratado repicaron a media noche para saludar la feliz noticia y el alcalde de la localidad, el socialista Elías Pérez Barragán, se fue rápidamente al parador para repartir puros entre los presentes. En Burgos, la noticia cayó como un jarro de agua fría y fue el inicio de un intento, nunca consumado, de separarse de la Comunidad. Finalmente, el acuerdo que llegó a Madrid es que una ley fijaría las sedes de la Comunidad.
La victoria del PSOE el 28 de octubre de 1982 dio un giro al proyecto estatutario El mayor peso de los socialistas en las instituciones, incrementó la proporcionalidad en las disposiciones electorales del Estatuto y rebajó el peso de las diputaciones en la configuración de la Comunidad. En los debates en el Congreso, el representante del Partido Comunista, Horacio Fernández Inguanzo, presentó enmiendas para que el Estatuto obligara al candidato a la Presidencia de la Junta a presentar un programa y someterse a un debate de investidura y el portavoz Alianza Popular, José María Ruiz Gallardón, quiso que los procuradores no estuvieran aforados. Ambas fueron rechazadas.
En el Pleno del Congreso había confusión sobre el nuevo gentilicio: castellano-leoneses, castellanos-leoneses… Casi a punto de concluir el debate, Gabriel Cisneros pide la palabra “por una cuestión de orden, o de estilo, o de tipografía, o de errata” para hacer ver que en el proyecto aprobado se decía castellanos-leoneses, aunque en la Comisión Constitucional se había decidido que fuera castellano-leoneses, “con o sin guión”. El presidente de la Cámara, le responde que es una observación “atinada”, aunque le recuerda que el nombre de la Comunidad lleva la ‘y’, es decir, Castilla y León. Pese a ello pregunta a los diputados por el gentilicio y, por asentimiento, se decide que seamos castellanoleoneses. Posteriormente, en sucesivas reformas del Estatuto se quiso insistir en la importancia de la unión y se utiliza la expresión ‘castellano y leonés’ si bien desde el ámbito académico y la Real Academia se recomienda que se emplee la expresión que fue aprobada por el Congreso.
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*Información obtenida del libro Castilla y León. El proceso autonómico, de Mariano González Clavero; de entrevistas con algunos protagonistas y de las actas del Congreso de los Diputados. n