Incidencia de la inflación en 2022.

Los hogares de Castilla y León fueron los segundos más perjudicados por la inflación en España durante el pasado ejercicio y los situados en las zonas rurales, los que soportaron unos precios “claramente superiores”. Así se desprende de un artículo de Raymond Torres para los Cuadernos de Información Económica que elabora Funcas, donde se resume que el mayor impacto del alza de los precios se produjo en “la mayoría de las provincias españolas que conforman la denominada España despoblada”.

El documento se basa en un índice de precios para cada hogar, que refleja que se situó en Castilla y León en el 9,2 por ciento en el año 2022, el segundo valor más elevado entre las autonomías solo por detrás de Castilla-La Mancha, con un 9,89 por ciento.

“Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Galicia, La Rioja y Aragón fueron las seis comunidades con un IPCH superior al 8,4 por ciento de IPC de 2022. La mayoría de las provincias españolas que conforman la denominada España despoblada pertenecen precisamente a esas seis comunidades autónomas”, indica el análisis.

El estudio aclara además que en estas regiones, el peso medio en la cesta de consumo de alimentos, energía y carburantes se encuentra por encima de la media nacional. La suma de estos tres elementos de la cesta de consumo tuvo un peso el año pasado en la Comunidad del 40 por ciento, el tercer porcentaje más elevado para el conjunto autonómico, solo por detrás del 42,8 por ciento para Castilla-La Mancha, y el 40,3 por ciento para Extremadura.

Bajando al detalle, en Castilla y León los carburantes representaron un peso del 5,9 por ciento, que solo superaron en Canarias, 6,3 por ciento; y Extremadura, 6,1 por ciento. El peso de la energía se situó en la Comunidad, en el 8,7 por ciento, el tercero más elevado, sólo superado por Castilla-La Mancha, 10,4 por ciento; y La Rioja, 8,8 por ciento. En cuanto a los alimentos, su peso ascendió al 25,4 por ciento el séptimo mayor, por detrás de Castilla-La Mancha, 26,9 por ciento; Galicia, 26,8 por ciento; Extremadura y Asturias, 26,3 por ciento; y Aragón, 25,6 por ciento.

El análisis argumenta que la elevada dispersión unida a la existencia de un reducido número de pueblos de tamaño grande, donde habitualmente se focaliza la mayor parte de la oferta de bienes y servicios públicos y privados, “explicaría el elevado peso en carburantes existente en las dos castillas o Extremadura”.

Por otra parte, el autor destaca que las diferentes variantes del más extremo clima continental que afecta a Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura y La Rioja explican un elevado peso del gasto en energía.

En el extremo opuesto, las seis regiones con un índice de precios para cada hogar más reducido fueron Madrid, Canarias, País Vasco y Cataluña. Todas ellas “tienen como rasgo en común un peso total en alimentos, energía y carburantes inferior a la media nacional”. En el caso de Madrid, País Vasco y Cataluña debido al bajo componente del gasto en alimentos -Madrid ostenta el mínimo con un 20,8 por ciento-. Y en cuanto a Canarias, por el bajo peso relativo de los gastos en energía y carburantes que compensa su elevado gasto en alimentos.

El experto también concluye que el índice de precios para cada hogar es “claramente superior” en los hogares residentes en zonas rurales. El impacto de los precios en los núcleos menores de 10.000 habitantes se situó en 2022, en el 10,8 por ciento, mientras que en las grandes ciudades de más de 100.000 alcanzó el 7,37 por ciento; entre 50.000 y 100.000, el 7,77 por ciento; entre 20.000 y 50.000, el 8,44 por ciento; y de 10.000 a 20.000, el 8,77 por ciento.