
Castilla y León inicia la campaña de siembra de girasol con la previsión de ampliar las hectáreas de cultivo de esta planta en más de 60.000 con respecto a la pasada temporada, cuando se sembraron 251.000 hectáreas. Las perspectivas de las organizaciones profesionales agrarias es que se superen las 300.000 hasta llegar incluso 320.000 hectáreas.
Así lo explicó el presidente de Asaja en Castilla y León, Donaciano Dujo, que cifró entre 40.000 y 60.000 las hectáreas que prevén desde su organización profesional agraria que se dediquen a la siembra del girasol durante la actual campaña, debido principalmente a “dos circunstancias, una de ellas desgraciada, que anima a ello”.
Esa “catástrofe” que puede provocar un aumento de la plantación de girasoles es la guerra en Ucrania, dado que “hace peligrar el abastecimiento de aceite de girasol en la Unión Europea y en España” y eso ha llevado a “levantar ciertas medidas restrictivas de la PAC”, como la obligatoriedad de dejar un cinco por ciento en barbecho como superficie de interés ecológico.
Ante esa situación, “los agricultores sí que están teniendo un mayor interés en la siembra de girasol”, un cultivo que se planta entre la segunda quincena de abril y la primera de mayo, y a cuyo impulso también contribuye un segundo factor, ligado al primero, que es el alto precio que podrán percibir los agricultores dada la falta de producto llegado del principal proveedor de Europa: Ucrania.
Aprovechar el barbecho
En la misma línea se manifestó el secretario técnico de COAG en Castilla y León, Luis Antolín, que afirmó que “se ve una mayor apetencia” por el cultivo de girasol para esta campaña, que a pesar de ser justo antes del inicio “imposible de cuantificar con exactitud”, sitúa entre un diez y un 12 por ciento de aprovechamiento de hectáreas de barbecho, gracias a la flexibilidad dada este año a la normativa europea, tanto en secano como en regadío.
En el primer caso supondría así entre 48.000 y 58.000 hectáreas más, mientras que en regadío se estima que se usarán entre 3.000 y 4.000 hectáreas más, lo que sitúa la horquilla prevista por COAG entre las 51.000 y las 62.000 hectáreas de ampliación, algo que concuerda con la valoración de Asaja. Desde ambas opas recomendaron, no obstante, que cada agricultor “eche sus cuentas” y que intente tener “amparado su cultivo en un contrato” como “garantía para cubrir los costes”, altos también esta campaña por el crecimiento de la factura eléctrica y del gasóleo.
Crecimiento en la producción
Los datos de utilización de la tierra también llevan aparejados una previsión de crecimiento en la producción en la Comunidad, que Antolín cifró en aproximadamente 70.000 toneladas más, lo que elevaría la producción un 21 por ciento desde las 330.000 cosechadas en 2021 en la Comunidad a las cerca de 400.000 previstas.
No obstante, esto dependerá de las condiciones, especialmente climatológicas, de las próximas semanas, principalmente en las tres que transcurrirán después de la Semana Santa: “Si sigue lloviendo, se sembrará más, porque además de mejorar el propio cultivo, que en el caso del girasol no es exigente, aumenta la reserva de agua en el suelo”, concluyó Antolín.
En cualquier caso, el secretario técnico de COAG incidió en que la decisión final que estos días tomen los agricultores dependerá de dos factores. Por un lado, que se confirme la bajada de los costes de la energía, con un “gasóleo bonificado que es bienvenido pero que sigue siendo alto” y una electricidad que, de continuar en descenso, “hará más apetecible sembrar”. Y, en segundo lugar, “la volatilidad del precio”, dado que aunque ahora “parece que hay ofertas de contratación, son operaciones puntuales, rumores”, señaló Antolín.
A su vez, concluyó que, debido a la “enorme incertidumbre” que todavía pesa sobre los mercados por la guerra de Ucrania, el cultivo de girasol crecerá esta campaña por “la escasez de agua y el alto coste de los insumos”, que provocará el desplazamiento de muchos agricultores desde la remolacha, el maíz o la patata hacia el girasol.