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Juan Antonio Cuadrillero y Marta Mazaira dominan la décima edición de la Media Maratón Ciudad de Segovia que el viento no logra deslucir

A veces, la naturaleza pretende convertirse en protagonista de los eventos deportivos, y no se podría decir que en ocasiones no lo consiga, afeando los espectáculos. Algo parecido pretendió hacer ayer el fuerte viento que desde primera hora de la mañana sopló con fuerza sobre Segovia, intentando deslucir la décima edición de la Media Maratón. Y a fe que estuvo cerca de conseguirlo, derribando vallas y banderas, y llevando a los paracaidistas que se atrevieron a lanzarse sobre la ciudad hasta muy lejos del objetivo de caer a los pies del Acueducto, donde les esperaban los casi 3.000 atletas, acompañados de otros tantos espectadores.

Pero cuando las miles de personas que llenaban la plaza de la Artillería rompieron a aplaudir, la sensación de que el viento no iba a poder con la carrera comenzó a circular, y ni siquiera el leve retraso en el inicio de la misma, por culpa de un arco de salida que se vencía, fue capaz de poner más que un pequeño raspón en una Media Maratón que con el paso de los años se ha hecho cada vez un poco más de todos. Que se lo digan a Manuel Masedo, atleta invidente al que su guía le falló en el último momento… y que tras una petición de la organización ya tenía otro compañero atleta a su lado para acompañarlo en la carrera.

Aquí los que apostaban por hacer un buen puesto, allá los que querían situarse cerca de los ‘globeros’ que marcaban el ritmo más conveniente para las condiciones de los atletas, un poco más atrás los que aún se hacían fotos con el cañón que la Academia de Artillería traslado hasta la plaza para dar la salida, y más atrás los más de ciento cincuenta integrantes de la Brigada Paracaidista, que con su estandarte y sus camisetas blancas cumplían con la tradición de hacer la Media cantando.

Este año no había atleta africano que se erigiera en protagonista, por lo que el abanico de favoritos para hacerse con la victoria quedaba algo más abierto, hasta que en los primeros metros de la carrera apareció la figura espigada del ‘africano de Madrid’, Juan Antonio Cuadrillero, que desde el inicio puso la mirada al frente y no a los lados, y con un ritmo impecable quiso demostrar desde el principio que cuando compite en Segovia no viene de paseo.

Quiso seguirle, aunque a cada paso un poco más lejos, el británico de Bristol Zak Tobías, que atesora buenas marcas en medias maratones, y que en la primera parte del trazado se destacó en el segundo puesto, pero que tras el primer paso por el Acueducto, cuando la carrera se metía de lleno por el casco antiguo y se hacía complicado mantener el ritmo, fue a menos aunque aguantó la segunda plaza.

Algo más atrás, aunque mejorando con el paso de los kilómetros, tres atletas de casa, Pedro Luis Gómez, Dani Gutiérrez y Quique de Diego, junto con el madrileño Rodrigo Ares, recibían la ovación más grande de los miles de segovianos que poblaban las calles de la ciudad. Fue Pedro Luis quien logró llevarse el gato al agua alcanzando el tercer puesto, con Ares en la cuarta plaza.

En categoría femenina, la vallisoletana Marta Mazaira partía como favorita, por su calidad y porque ya sabía lo que era ganar en la Media. Aunque en el primer tramo de la carrera se vio acosada por la rumana del Clínicas Menorca Cristina Giorcanu, se adaptó mejor a las estrechas calles segovianas, aumentando la distancia hasta llegar con distancia suficiente a la llegada, con la rumana en la segunda plaza, y la segoviana Helena Herrero, muy constante en su carrera, en la tercera plaza.

Tras ellas, y junto a ellas, llegaron el resto de atletas populares, los que apostaron por correr pese al vendaval. Más de 350 llegaron en un tiempo menor a la hora y 34 minutos, y más de mil lo hicieron en menos de una hora y 45 minutos, terminando más que satisfechos una Media Maratón que no será la más disputada del calendario nacional, pero difícilmente estará fuera del podio de las tres más hermosas. .