“Echar al entrenador era lo fácil“

Capitán del CD La Granja, Iván Yubero resalta que el cambio en el cuerpo técnico no ha ido acompañado de resultados: “Igual los que no funcionábamos éramos los 22 jugadores”

Termómetro anímico de un club al que eleva a la categoría de “familia”, Iván Yubero está acostumbrado a las hechuras de capitanear un vestuario. El atacante, de 35 años, aún recuerda cómo la temporada, que podría ser el capítulo final de una carrera muy comprometida, partía con la previsión de una “permanencia holgada”, un equipo que debía estar “entre los 12 primeros y, a partir de ahí, lo que viniera”. El club no tardó en pasar de la llanura al desfiladero y Yubero, “autocrítico”, analiza casi cuatro meses después la dimisión de Javier Jadraque: “Echar al entrenador era lo fácil, igual los que no funcionábamos éramos los 22 jugadores. Al final el resultado ha sido el mismo, no han llegado las victorias”. Con La Granja a nueve puntos de la salvación y ocho jornadas por jugar, “la temporada con más cosas extradeportivas” empieza a pasar factura.

El sol brillaba con fuerza sobre El Hospital en los últimos coletazos del verano y Yubero recuerda aquellas primeras charlas del curso como algo ilusionante: “Con gente consagrada en Tercera como Víctor Pérez o Bubi, todos veíamos un equipo para no sufrir”. Cuando empezó a rodar el balón las cosas fueron muy distintas. La competición descorchó con cuatro derrotas, una dinámica muy peligrosa para la confianza: “Perder partidos sin merecerlo acaba haciendo mella y el equipo era incapaz de remontar. Comienzan a venir derrotas que no te explicas y tienes dudas”.

Si la clasificación fue un lastre, Yubero aclara que la confianza en el trabajo era innegociable: “Nosotros siempre hemos trabajado con lo que nos mandaban, somos de estar siempre unidos y apoyar al entrenador que esté”. La dupla de Enrique Casas y David Samaniego, “un tándem en el que cada uno tiene su cometido”, ha agitado el árbol sin éxito. “Enrique Casas siempre ha venido de frente. Si ha tenido que decir algo, lo ha hecho a la cara, y nosotros hemos sido meros partícipes”.

Con dos partidos aplazados por la nieve, la plantilla se recargó en lo físico y mejoró ostensiblemente su rendimiento, con tardes brillantes que no sumaron puntos. “Ya fuera por una sanción, una expulsión… Nos ha tocado hacer un esfuerzo extra contra La Bañeza, La Vírgen del Camino o el Ávila que ha hecho mella después”. El pésimo estado del césped tampoco ha ayudado. “No recuerdo en los nueve años que llevo aquí que el campo estuviera tan abandonado, no se ha pasado un rodillo, baches…”. La plantilla lleva cuatro meses sin caldera, duchándose en el campo de hierba artificial. “En las reuniones hemos transmitido la situación, pero la solución no ha llegado y ha sido un cúmulo de despropósitos. Si el campo hubiera estado mejor quizás habríamos logrado algo más. Siempre quedará en el aire”.

El timbre de Yubero, Pluma o Mario suena a autoridad en el vestuario, una responsabilidad clave cuando las cosas van mal. “Intentamos apagar el fuego, decirles que todo tiene solución, para convertir la ansiedad en intensidad”. El hoyo clasificatorio convierte la misión en hazaña. “Es complicado estar en el campo y abstenerte de lo que te estás jugando. Cuando se te ponen por delante, el varapalo es enorme. Siempre tratas de abstenerte y hacer que el resto del equipo mantenga la calma, animar en todo momento, pero es muy complicado porque vas al 200 por cien y te cuesta controlarte a ti mismo”.

Yubero rechaza la panacea de las excusas. “Cuando hemos dado otra imagen, los puntos no han llegado, pero una liga regular siempre te pone donde mereces”. Pese al calendario hostil, ante Numancia B, Arandina, Mirandés B o Segoviana, el capitán sigue creyendo. “Ahora mismo la matemática es lo único que tenemos de nuestro lado, pero yo he vivido muchas cosas en el fútbol y sé que existen las machadas” . Analiza que harían falta al menos cinco victorias para un equipo que suma seis en 30 partidos. “Que nadie piense que La Granja ha bajado los brazos. Igual que en las temporadas hay partidos que pierdes en casa por el árbitro, tienes el día en el que ganas a un grande en casa. Somos gente de carácter y seguiremos dando guerra”.

Sincero como pocos, el legado de Yubero va más allá de los puntos o de un descenso. Son muchas las tardes en El Hospital animando a sus compañeros con dos palabras eternas: “¡Vamos Granja!”.