Dos dinastías, un ejemplo

El Claret cierra su ciclo de ponencias con Antonio e Idaira Prieto y Francisco y Javier Guerra.

El ciclo de conferencias de la Semana de la Familia del Colegio Claret puso su broche por todo lo alto con la ponencia “El mejor ejemplo sin salir de casa”, en la que tomaron parte cuatro atletas de dos dinastías diferentes: la de los Prieto, con Antonio y su descendiente Idaira, y la de los Guerra, con Francisco y su hijo Javier. Carlos Fuentetaja fue el encargado de moderar y conducir el acto, junto con el preparador físico Isaías de Santos. “Queríamos trasladar el ejemplo que son los padres para los hijos y aquí tenemos dos casos de los mejores de Segovia”, explicó Fuentetaja.

Antonio Prieto abrió turno, repasando su dilatada carrera: “En los inicios no me gustaba correr. Lo veía como algo aburrido. A mí, como a todos los niños, lo que quería era jugar a hacer deporte, no correr por correr. Luego ya empezó a gustarme y mi etapa de atleta resultó extraordinaria. Por eso, quería que Idaira empezara a andar ese mundo, para que luego tomara su propia decisión”.

“La familia tiene un papel muy importante. Compaginar deporte con los hijos tiene el aspecto positivo de la empatía, ya que también hemos sufrido lesiones, molestias y contratiempos propios de la competición y podemos entendernos con facilidad”, reconoció; y aseguró: “Lo paso peor viendo a mi hija que cuando estaba en activo”.

Francisco, campeón nacional de cross en el año 1993, por delante de Martín Fiz o Abel Antón, entre otros, buceó en sus inicios: “Mis comienzos fueron en el colegio Maristas. De ahí, pasé a los juegos escolares. En los 80 fui al campeonato del mundo, pero poco después comprendí que si quieres llegar a mantenerte en la élite internacional tienes que dedicarte exclusivamente a ello y, por esta razón, consideré dejarlo. Además, hay que tener en cuenta que cuanto más alto nivel compites, más lesiones aparecen. En mi caso, era difícil dejar a mi mujer sola con tres hijos cuando iba a las diferentes pruebas”; y subrayó: “Esto no es un camino de rosas”.

Javier Guerra, que recientemente ha revalidado el título de campeón de España de medio maratón, explicó: “Desde pequeño me ha gustado hacer deporte. Empecé en el fútbol sala, en las filas del Quintanar. Luego al ver a mi padre competir con los mejores atletas me picó el gusanillo y decidí volcarme a ello”.

Por otro lado, reconoció la importancia de pertenecer a un linaje en el que se respira deporte: “Tengo compañeros que sus padres no entendían el sacrificio de sus hijos por hacer lo que les gustaba. Tener la suerte de tener a tu padre como referente en el mismo deporte me hace sentir un afortunado”.

También puso de relieve la superación personal, que le inspira cada día su entrenador personal Pedro Luis Gómez: “Hay que asemejar el deporte con tu forma de vida. Cuanto más feliz eres, mejor deportista eres. Sentirse bien con uno mismo es primordial para conseguir el éxito. Con el tiempo me he dado cuenta de que el trabajo mental juega un factor muy determinante”.

Hija de atleta y de jugadora de balonmano, Idaira esbozó su corta pero intensa y fructífera trayectoria, entre la que figuran dos internacionalidades: “Empecé haciendo judo, luego natación y después tenis. Tomé el ejemplo de mi padre y no fue difícil apostar por el . Pasé de verlo como deporte a verlo como una forma de vida. Además, mi padre -y entrenador- me apoya las 24 horas al día. Tener una persona que te entienda es todo un privilegio”.