Woody a escena

Montaje: Tócala otra vez, Sam, de Woody Allen.

Reparto: María Barranco, Luis Merlo, José Luis Alcobendas, Beatriz Santana, Javier Martín.

Diseño de iluminación: Felipe Ramos.

Diseño de escenografía: Ricardo Sánchez.

Espacio sonoro: Isabel Montero

Vestuario: Paco Casado y José Juan Rodríguez.

Dirección: Tamzin Townsend.

Lugar: Teatro Juan Bravo.

Fecha: Sábado, 29 de octubre de 2011.

Inconfundible por sus textos ágiles y con un humor muy particular; sus personajes neuróticos, a su imagen, y semejanza y su peculiar físico, Woody Allen es uno de los indiscutibles maestros del cine actual. Relegado en Estados Unidos y adorado en Europa, donde tiene su principal nicho de espectadores, Allen no es santo de la devoción de todo el mundo (repetitivo e histriónico son palabras que suelen pronunciarse asociadas a él), pero a mí me parece que sus películas rara vez decepcionan.

“Play it again, Sam”, “Tócala otra vez, Sam”, fue uno de los primeros éxitos teatrales de Allen, un texto que él mismo, junto a Diane Keaton, interpretó en el Broadway de los primeros setenta y que fue llevada al cine por Herbert Ross en 1972, con los propios Allen y Keaton como protagonistas. En España se tituló “Sueños de un seductor”, aunque bien podría haberse llamado “Sueños de un maniaco depresivo”.

Tamzin Townsend, directora que ha firmado algunos de los mayores éxitos de público del español de los últimos años, empezando por “El método Grönholm”, sin olvidar montajes de excelente factura, como “Un dios salvaje” o “Días de vino y rosas”, asume el reto de recuperar la obra teatral original y volver a subir a Woody Allen (al fin y al cabo, Woody siempre hace de Woody), a las tablas.

Buena parte del éxito o fracaso del montaje reside por tanto en la capacidad de Luis Merlo, Allan, crítico cinematográfico y neurótico adorable de turno, para hacer creíble un personaje que todos conocemos. La apuesta es que Merlo haga de Woody, y cumple con nota el papel. Neurótico, obsesivo, miedoso, con tanta necesidad de amor como pánico hacia las mujeres, Allan-Woody arrastra sus desdichas sobre el escenario para hilaridad del público.

Abandonado por su mujer, Allan intenta desesperadamente y con muy pocas artes, la verdad, encontrar un nuevo amor, hasta que se da cuenta de que la única que puede entenderle es Linda (María Barranco), su mejor amiga y casada con su mejor amigo. El triángulo amoroso, los problemas de pareja, las dudas… aderezados con las correspondientes visitas al psicoanalista (siete a la semana durante quince años, lo normal) y las ensoñaciones de seductor de Allan, completan un cuadro que no es ajeno a ningún conocedor del cine de Allen.

Luis Merlo estuvo bien acompañado en los principales papeles por María Barranco, José Luis Alcobendas como Frank, el marido de Linda, y Javier Martin como el imaginario Bogart que aconseja a Allan sobre sus relaciones con las mujeres. Aunque, a la vista de los resultados, no habría ganado un Oscar como consejero sentimental.