La placa que da nombre a la glorieta en honor de Melitón Martín fue inaugurada ayer de manera oficial. / EL ADELANTADO

El Reglamento de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Segovia recoge en su artículo 41 la denominación de edificios, calles, vías y plazas públicas a personas y entidades que realicen acciones singulares y en beneficio del municipio, haciendo que así perduren en la memoria de los ciudadanos. En estas circunstancias se encuentra la figura de Melitón Martín, ingeniero, escritor, divulgador y político segoviano, que da nombre a una glorieta en la ciudad, donde fue ayer instalada la placa.

Este reconocimiento se hace en respuesta a la propuesta realizada por la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, institución que apostó por reivindicar la figura de Melitón Martín, presente en el callejero desde 1892 hasta 1990. Ahora, el que fuera ingeniero, escritor y político segoviano estará presente nuevamente en la ciudad, en la glorieta situada entre la avenida Vía Roma y la calle San Gabriel, cerca de la fábrica de loza La Segoviana, que puso en marcha en 1861.

MELITÓN MARTÍN Y ARRANZ Nació en Segovia en 1820 y murió en Madrid en 1886. Estudió ingeniería en Londres, a donde se trasladó su familia. A su regreso a España no le convalidaron su titulación extranjera, pero su conocimiento de inglés, francés, italiano y alemán le permitió ocupar un puesto ministerial durante cinco años.

En 1845, le contrataron para el proyecto de la vía férrea Madrid – Irún. Desde ese momento su actividad se multiplicó. Fue nombrado director de la Fábrica de Alumbrado y Gas de Madrid, empresa que renovó y modernizó cuando estaba a punto de desaparecer. En ese momento publicó ‘Cuatro palabras a los consumidores de gas’, un libro con el que estrenó su faceta como divulgador.

En 1849 se promulgó la ley de Pesas y Medidas, lo que le animó a escribir ‘Nuevo Sistema Legal de Pesas y Medidas al alcance de todos’, texto que se publicó tres años más tarde y fue adoptado como manual para el conocimiento de la nueva norma en todas las escuelas del Estado.

En el año 1856 volvió a su ciudad natal para proyectar y avalar la vía de ferrocarril por Segovia de la línea norte, en clara pugna con Ávila, lo que le llevó a publicar estudios en defensa de esta alternativa, estableciendo una colaboración que no cesó hasta 1880.

En el año 1881 fue elegido Académico de Número de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
En política, representó a Segovia como diputado en Cortes entre 1860 y 1863 (durante el reinado de Isabel II), y en 1872, durante el Sexenio Democrático.

Y como escritor tuvo también una gran trayectoria. Es autor de obras consideradas de corriente sociopolítica y filosófica con títulos como ‘La leyenda del trabajo’, ‘Ponos’, ‘La hormiga y el Universo’ y ‘La filosofía del sentido común’, entre otros.