“La visita de los príncipes de Asturias indica el rango que ha adquirido la Sierra de Guadarrama”. Quien así se expresaba ayer era Eduardo Martínez de Pisón, posiblemente el mejor conocedor de las 33.960 hectáreas del que, desde el pasado 25 de junio, es el decimoquinto espacio incluido en la Red de Parques Nacionales de España. En efecto, la visita de don Felipe y doña Letizia pretendía respaldar la reciente declaración de un parque nacional largamente anhelado, reclamado por distintos ámbitos de la sociedad (científicos, literatos, ecologistas, políticos…) desde hace prácticamente un siglo.
Don Felipe, con elegante look montañero, y doña Letizia, que vestía zapatos abotinados beis, pantalón de lino gris y camisa blanca, se presentaron cerca de mediodía en el puerto de Cotos, donde fueron recibidos por el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, y los presidentes de las comunidades de Madrid y Castilla y León, Ignacio González y Juan Vicente Herrera. Desde allí se dirigieron, por una pasarela de madera, al ‘Centro de Visitantes Peñalara', que ejerce funciones de ‘casa del parque' para, después de saludar a las numerosas autoridades allí concentradas, proceder al descubrimiento de una escultura, con forma de libro, en cuyas páginas abiertas aparece el perfil de la Sierra de Guadarrama y la mariposa Graellsia isabelae, emblema de estos parajes. Junto a la obra de arte figura una placa, con la leyenda “Sus altezas reales los príncipes de Asturias visitaron este lugar con motivo de la declaración del parque nacional de la Sierra de Guadarrama”.
Desde allí, don Felipe y doña Letizia comenzaron el ascenso a pie, por el camino que lleva a la laguna de Peñalara, hasta el ‘mirador de La Gitana', donde se fotografiaron con alcaldes de las dos vertientes. Los príncipes de Asturias posaron también durante unos minutos para los fotógrafos, delante de un espectacular paisaje serrano, en el que se apreciaba, en la línea de cumbres, desde el collado de Guarramillas hasta Cabeza de Hierro. En el mismo mirador, en el que se pueden leer unos versos del ‘Romancero gitano' de Federico García Lorca (cuantas veces te esperara / cara fresca, negro pelo / en esta verde baranda), Martínez de Pisón explicó brevemente a sus altezas reales la vista. Antes de iniciar el regreso al ‘Centro de Visitantes', don Felipe y doña Letizia saludaron a cuantos quisieron acercarse a ellos. El alcalde de El Espinar, Francisco Jorge, aprovechó la ocasión para informar a los príncipes de Asturias de la reciente declaración del Real Sitio de San Ildefonso y de la villa espinariega como ‘Reserva de la Biosfera' , invitándoles a continuación a que realicen una visita oficial a ambos municipios.
Tras descender caminando hasta el ‘Centro de Visitantes', sus altezas reales entraron en el edificio para conocer las instalaciones. Curiosamente, en la fachada del edificio permanecía posada una auténtica Graellsia isabelae, consideraba el símbolo de la Sierra de Guadarrama, que llamó la atención tanto a las autoridades presentes como a los más de medio centenar de informadores acreditados.
Entre quienes acompañaron a don Felipe y doña Letizia no se ocultaba la “satisfacción” por su visita. “Tiene mucho significado”, insistía Martínez de Pisón, quien recordaba las innumerables paralizaciones que ha tenido la declaración del parque nacional desde que surgieron las primeras voces reclamando la protección de la Sierra de Guadarrama, en los años 20 del siglo XX. El proyecto se retomó en 2002, cuando los consejeros de Medio Ambiente de Madrid y Castilla y León, Pedro Calvo y Silvia Clemente, firmaron un protocolo de colaboración que, finalmente, ha sido el documento que ha impulsado la declaración del parque nacional.
“A lo largo de estos últimos once años, el proyecto ha estado a punto de fracasar un montón de veces, pero finalmente ha culminado. La declaración es un buen principio, aunque en el futuro deberemos reclamar la ampliación del parque nacional”, señalaba el escritor Julio Vías. Con esa misma idea, Martínez de Pisón sostenía que, una vez acabada la “fase de formación” del parque nacional, ahora comienza la de “desarrollo”. “Es un niño destinado a crecer, por eso mismo solo podemos ver esta declaración con optimismo”, sentenciaba Martínez de Pisón.