Román Sebastián Ayuso (Grupo Ayuso).
Román Sebastián Ayuso (Grupo Ayuso).

“Moderno grupo formado por más de 20 empresas, basado en la producción y distribución de aluminio, a nivel nacional e internacional. Su historia es de más de 30 años y cuenta con más de 500 profesionales que siempre buscan la mayor calidad, la excelencia…”

Esto es lo que nos dice su página web, la del Grupo Ayuso, pero ese texto no refleja el esfuerzo, el trabajo, los contratiempos… El “me caigo y me levanto”, que ha marcado la vida de Román y sus hermanos. A veces es difícil seguir el relato, las cifras, los momentos y, sobre todo el ritmo de alguien que en su currículo también tiene que añadir los 16 años que formó parte de la Corporación Municipal de Sepúlveda, su pueblo.

Piensen en un sector, será difícil que no lo haya tocado: La forja, el aluminio, la hostelería, la cristalería, la construcción… Y, Román Sebastián lo cuenta como si no tuviera importancia, sin despeinarse, aunque a su alrededor provoque mareo… Porque es “una historia muy larga” que también, para ser exactos, comenzó muy pronto, cuando era solo un niño. Hoy, cuando los años le permiten ver lo ocurrido con otra perspectiva, nos cuenta la historia.

— ¿Cómo definiría su empresa? ¿Cuál es su historia?
— La historia del Grupo Ayuso comienza en el año 1963, ya hace muchos años… Nosotros somos tres hermanos y nos quedamos sin padre cuando yo tenía seis años, el siguiente hermano tenía cuatro y, el pequeño, tres meses. Nos vinimos de Madrid. Primero lo hice yo, cuando tenía 10 años y, más tarde, vinieron los otros. En definitiva, toda la vida… a los ocho años, estaba de pastor en el pueblo, en Sepúlveda…
Nos vinimos a Sepúlveda porque, al quedarse viuda mi madre… Mi padre había sido un emprendedor, igual que lo hemos sido los hijos y, en Madrid teníamos una tienda de ultramarinos con frutería, taberna…un poco de todo pero, la mala suerte fue que, con 33 años, mi padre se mató montando en bicicleta.
A raíz de eso nos tuvimos que ir al pueblo pero allí, como había pasado la guerra hacía unos pocos años, tuvimos que buscarnos la vida. La empresa comenzó a funcionar cuando yo salía de la “mili” y mi segundo hermano la comenzaba. Nos quedamos en Sepúlveda mi hermano pequeño y yo. Montamos un pequeño taller de hierro para hacer jardineras, ventanas, cosas pequeñas. Empezamos a tener “trabajillo” y todo empezó allí.

— Era un taller de forja…
— Sí, lo que era una cerrajería antiguamente. Luego empezó a salir el aluminio y enfocamos el negocio hacia ese punto.
Empezamos con un taller, luego hicimos otro taller más grande, luego un almacén… Pero, resultó complicado gestionar el taller y el almacén a la vez porque la gente no te compraba, no hacías clientes y como solución, tuvimos que dejar el taller a los empleados que teníamos y, nosotros nos dedicamos al almacén.
Comenzamos con un pequeño almacén pero que, para las necesidades de entonces, se suministraba y se trabajaba bien. De hecho era el servicio lo que más quería la gente. El almacén fue subiendo, lo fuimos ampliando, cogimos un terreno en Vicálvaro para hacer unas naves y, cuando todo estaba en funcionamiento, vino la expropiación. Metieron el metro de Vicálvaro y entonces teníamos una planta por la que pasaba la M-40 y nos la expropiaron, no expropiaron todo… Lo que teníamos con otro socio, el almacén en el que habíamos metido cristalería en el año 1984. Tras la expropiación en el año 1998, en el año 1999 nos llevamos los cristales a Mejorada del Campo y el almacén de aluminio a Coslada, que es donde seguimos. Ya que estábamos de lleno en el sector del aluminio, estuvimos viendo prensas y, al final, nos decidimos por montar una de 1300 toneladas, pero a los 2 años se nos había quedado pequeña.
Mira por dónde, viniendo un día de viaje desde Tarragona, vi una naves que estaban cerradas, las estuve visitando y, aunque estaban a 53 Kilómetros de Madrid, como había terrenos y naves hechas aunque había que remozarlas… Nos pusimos manos a la obra para ver si nos podíamos hacer con ellas y, así fue, eran de una empresa hispano-francesa, las propiedades estaban en el juzgado y lo compramos en una subasta. En el año 1988 se había quedado pequeño y metimos otra prensa, vendimos estas naves y, en Villarejo de Salvanés, pusimos nuevas prensas.
Llegamos a tener almacenes en casi toda España: En Segovia, Zamora, Gijón, Burgos, Albacete… pero, en 2006 el único socio que teníamos, anunció que quería dejarlo y vender sus acciones. Las compramos y, para ello tuvimos que pedir un crédito, llegó la crisis y el trabajo comenzó a bajar. Se hacía complicado pagar el préstamo y, como la crisis ha sido muy larga, nos unimos a otra empresa similar a la nuestra que también estaba atravesando un mal momento. Ahora, con este nuevo socio, las cosas van bien. Este año fabricaremos unas 22 mil toneladas de aluminio… Como ves ¡Una historia muy larga!

— Ser empresario es estar pasando malos ratos hasta el final…
— Tienes muy buenos y muy malos ratos. Para mí, ser empresario es lo más bonito que hay pero, ningún día duermes las ocho horas tranquilo, ninguno. Pero, si duermes cuatro y eres feliz… ¡Eso es muy grande!
Así estamos ahora, los dos hermanos, el más joven lo dejó y, el otro ha tenido dos ictus seguidos pero bajamos todos los días a la empresa, todas las mañanitas, de 8:30 a 9:30, nos bajamos, estamos hasta las 14:00, luego subimos… Porque ya están los hijos… Él tiene un hijo y una hija y tiene a los dos en la empresa. Yo tengo tres hijos y una hija. Mi hija está en Sepúlveda con su marido y sus hijos, tiene un establecimiento allí, Casa Román y, luego tenemos el hotel rural Vado del Duratón y el restaurante Fogón del Azogue, que está todo junto. Eso es de los hermanos también.

— -¡No se aburren!
— No, lo que pasa es que el restaurante y el hotel ahora, lo tenemos alquilado porque ya no podíamos…… Pero eso es así desde hace unos años. Lo que no nos parecía bien era cerrarlo. No por lo que ganas pero, al hotel le tengo mucho cariño porque yo soy sepulvedano y, el hotel ha dado otra imagen de Sepúlveda y, eso, para mí es mucho.

— Ahora, después de esta larga historia, ¿que recomienda desde su experiencia a un joven que quiera entrar en este mundo de la empresa?
— Lo más importante para ser empresario es, “ser formal”. Dar una palabra y cumplirla, si no se puede cumplir, no se da. En el tema de pagos… Yo no he devuelto en mi vida un talón, una letra, un recibo o un pagaré. He cumplido siempre con los bancos aunque no haya comido, los bancos han cobrado siempre y, eso es lo más importante porque, tener crédito… Lo mismo de los bancos que de las empresas… Hay que cumplir siempre con los proveedores.

— ¿Cuándo era más fácil manejar una empresa?, ¿cuando empezó su historia o ahora?
— Eran otros tiempos, ahora es más fácil montar una empresa que entonces. En aquellos tiempos era muy difícil porque nadie, ni los bancos te ayudaban, nada. Hoy tienen dinero y lo dan más fácilmente pero… sigo diciendo que para montar una empresa se debe hacer un estudio, pensar en lo que se quierehacer, decidir lo que se quiere montar y las ideas que se tienen para llevar a cabo el proyecto y además, se debe plantear, según donde quieras poner la empresa, qué movimientos tiene de trabajo porque el trabajo, cuanto más cerca lo tengas de la empresa, más barato es servirlo.
Nosotros estamos sirviendo a toda Europa y a América del Sur pero ahora, cuando ya podemos. Estamos trabajando con los ingleses y con los alemanes, y cada día más… ¿Por qué?, porque cumplimos. Si tienes que dar una materia prima que te encargan, debe ser de primera calidad porque si no, es difícil, ahí no vendes.

— Entonces, su aluminio, ¿hasta dónde llega?
— A toda Europa, en México vendemos algo, al igual que en La República Dominicana, donde también trabajamos mucho, porque tenemos un taller muy grande de carpintería metálica, para empresas muy grandes como los Grandes Almacenes, ahora les hemos servido 5.500 puertas y, en enero o febrero empezaremos de nuevo… Ahora se está vendiendo mucho aluminio, ventanas hechas con cristal y todo pero, no podemos hacer competencia aquí, nos vamos a Francia, donde servimos a grandes empresas de este país.

— Imagino que, meterse en este sector del metal sería porque, al comenzar con un taller de forja… Lo uno llevó a lo otro
— En España comenzó en el año sesenta y tantos y, en el 66, 67 o 68, comenzamos a realizar ventanas de aluminio en los talleres pequeños y, ahí fue cuando comenzó todo el tema del aluminio.

— Desde su experiencia, desde Madrid ¿Cómo ve Segovia?
— Segovia… Mi primera intención fue crear una empresa en Sepúlveda. El Ayuntamiento no nos puso ninguna pega, todo lo contrario. Como no nos podía regalar el terreno, nos cobraba a una peseta el metro cuadrado pero, cuando tuvimos todo hecho y presentamos todos los papeles… nos lo denegaron desde la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD)

— El aluminio, para su producción ¿Necesita gran cantidad de agua?
— Si y, nosotros tenemos plantas de lacado, de baño… hacemos todo el ciclo de la fabricación y, entonces, en Sepúlveda, lo quisimos hacer pero, como nos lo denegaron… Cuando volvíamos a Madrid después de aquello, los tres hermanos, compramos esto (Vicálvaro)

— Podría haber estado la empresa en Segovia
— Nosotros, ahora mismo estamos en Villarejo de Salvanés. A primeros de 2007 teníamos 650 empleados y ahora, la fábrica tiene más de 400 pero al 50% con nuestro socio. Luego, en el taller de carpintería a veces tenemos 30, otras 60, depende de los pedidos que tengamos en cada momento. En los almacenes, nos hemos quedado con los almacenes de Albacete, Coslada, Móstoles y Zamora , los demás, se los han quedado quienes en cada caso estaban en ellos como nuestros socios o quienes trabajaban en ellos.
Tuvimos un almacén en Segovia pero, pasó lo mismo, se quedó el socio con él, como en casi todos los casos: Sevilla, Gijón… El de Segovia estaba saliendo de Segovia hacia Madrid, en el polígono que hay a la derecha, el del Cerro. Y, después, hicimos una nave en el polígono que hay más adelante, el de Hontoria. Era Alusesa, Aluminios Segovia S.A. Ese se lo dejamos al socio pero, o no se vendía o… Segovia tenía poca vida para el tema del aluminio.

— ¿Que le faltaría a Segovia?
— En el plano industrial no es de las capitales en las que se puedan meter grandes fábricas. Esas fábricas se ponen donde hay un gran servicio, una buena comunicación (Y Segovia está muy bien) pero, es una provincia que… ¿Segovia que población tiene? ¿50 o 60 mil habitantes?

— Algo más de 52 mil habitantes en la capital. Toda la provincia, 154 mil (2017)
— Pero toda la provincia, de una punta a otra, tiene 150 Kilómetros. Me hace gracia cuando me dicen que en Sepúlveda no montan empresas, si alguien quiere montar una empresa, lo hace en Boceguillas, porque la carretera General está ahí. En Sepúlveda, te metes en unas carreteras que, para camiones grandes es muy difícil y, además Sepúlveda, no tiene terrenos. Es una localidad muy buena para el turismo y hay que enfocarlo todo en tema de turismo. De igual manera, en Segovia, el número uno de sus ingresos será el turismo… Me figuro…

— ¿Cree que se podría hacer más de lo que se está haciendo?
— Siempre se puede hacer más. En la vida siempre se puede hacer más. Si pensamos que no se puede hacer más, estamos muertos.

— ¿Sus hijos continúan con la empresa?
— Mis hijos siguen los tres con la empresa. El mayor está en la fábrica, el segundo está en el almacén en Villarejo y, el pequeño es el que lleva todo el Grupo de Empresas. La hija no, porque se fue a Sepúlveda y es como su padre, la encanta el pueblo. Tiene tres hijos y, su marido lleva un restaurante…

— Es fantástico tener cantera. Que los hijos sigan… Sobre todo porque no ocurre siempre…
— No, no. Mira mi hermano el pequeño. No siguió porque tiene dos hijos y a ninguno le ha gustado. A uno le gusta la bolsa y allí está y, su hija es arquitecta y… mi hermano se quedó con el tema de construcción que teníamos…hemos construido mucho en Palma… y ahora están edificando en Panamá.

— Han tenido de todo a lo largo de la vida…
— Hemos hecho de todo lo que se ha podido…