Segunda jornada del XIII Encuentro de Escritores organizado por el Foro Social de Segovia.
Segunda jornada del XIII Encuentro de Escritores organizado por el Foro Social de Segovia. / El Adelantado

El pasado sábado 13 de octubre tuvo lugar la Segunda Jornada del XIII Encuentro de Escritores organizado por el Foro Social de Segovia. Tras la presentación de Aurelio Quintanilla, en la que volvió a reflexionar sobre la necesidad de la cercana al ciudadano, Raquel Casas, en nombre del Foro Social, agradeció a ponentes y asistentes su presencia y presentó brevemente las ponencias de esta segunda jornada, destacando aspectos profesionales y otros personales de cada uno de los participantes en el encuentro.

Abrió el turno de ponencias Pastora Filigrana, sevillana, hija de obreros, abogada y luchadora incansable. Comenzó explicando que desde los 9 años, al ser estudiante brillante y gitana, ya se hablaba de ella como futura abogada, lo que llegó a ser. Desde su faceta de abogada reflexionó sobre la importancia del lenguaje, que en el caso del mundo del derecho es un lenguaje enrevesado que las personas no entienden. Una parte de su trabajo consiste en “traducir” ese lenguaje para que sea inteligible por las muchas personas que no comprenden las cláusulas de la letra pequeña de los contratos de, por ejemplo, las hipotecas que firman, o los papeles de inmigración que les presentan.

La jornada continuó con la intervención de Leila Nachawati, activista hispano-siria por los derechos humanos y profesora universitaria de Comunicación Ciudadana. Comenzó explicando su necesidad de encontrar conexiones y lazos de unión en todos los aspectos, puesto que su propia identidad mixta le empuja a ello. En estos encuentros el lazo común es la motivación y la suya puede resumirse en una frase: “Escribo para que no suceda lo que temo”, refiriéndose a la literatura en general y a su experiencia en Siria en particular, país que ha sufrido la insoportable presión de todas las potencias del mundo para aplastar la revolución árabe. Este le hace escribir más por urgencia que por disciplina.

En sus libros trata de contar la construcción del “otro”, ser capaz de ver como cada cual ve a los demás, por encima de estereotipos e imágenes mentales preconstruidas. Explicó que sus escritos tienen por objeto que no reconozcamos a los demás como “los otros”, para que todos comprendamos que los genocidios empiezan con discursos de odio y que la guerra no es un fenómeno natural, que no matan “las guerras”, que quienes matan son hombres reales. Terminó con la esperanza que da el conocimiento y a la que puede ayudar el lenguaje escrito, pues la empatía entre las personas se alcanza con el conocimiento de la cotidianidad del otro.

El turno de la poesía

Cerró el turno de intervenciones Antonio Orihuela, poeta, ensayista, articulista y doctor en Historia. Dedicó su intervención a recitar algunos de sus poemas, con los que fue explicando poéticamente su forma de entender la sociedad actual y a las personas que la forman.

Explicó que una buena parte de su obra no es realmente suya, puesto que es una recopilación de experiencias personales y de otras gentes que conoce, organizadas en un libro y expresadas poéticamente y con una pizca de humor, para hacer la crudeza de la vida un poco más soportable.

Algunas son: “La vida dañada”, sobre las contradicciones a las que continuamente nos enfrentamos; “La metamorfosis”, que trata el cambio de perspectiva vital al enfrentar víctimas y verdugos; “Diferencia” con una profunda reflexión sobre la diferencia que se produce en las personas al preocuparse por ver lo que a simple vista no se aprecia.

Tras las intervenciones llegó el turno del debate de los ponentes con el público asistente. Se desgranaron con mayor profundidad cuestiones sobre la situación actual de Siria; la sabiduría que hay que tener para hacer poesía; las aportaciones sociales que pueden hacerse a través del mundo del derecho, la utilidad y los peligros de las redes sociales; el pueblo gitano y la necesidad de la sociedad de que existan los “otros”; la guerra y la paz justa y, por último, concluyeron con una reflexión sobre la impunidad global.

Esta segunda jornada de reflexión y debate terminó con unas palabras de reconocimiento del Foro Social hacia cuantos hacen posible su edición año tras año: los autores, que participan siempre de una forma altruista. Una profunda ovación del público asistente selló el agradecimiento a los autores participantes por su presencia y compromiso social.