La joven estudiante segoviana, Celia Sacristán, ha podido disfrutar de una beca Erasmus en la ciudad de Milán, al norte de Italia. Explica cúales son las dificultades a las que se enfrentó y aconseja a todos los estudiantes universitarios a tomar la decisión de salir de su zona de confort y vivir nuevas experiencias en otros países. También subraya cuáles son las claves para aprovecharlo y de qué forma te puede ayudar este tipo de beca a la hora de salir al mundo laboral.
—Usted estudió desde pequeña en Segovia, ¿Cúal ha sido su trayectoria académica?
—Estudié en el colegio de mi pueblo, Cabezuela, toda la educación primaria, hasta sexto. Luego fui al instituto a Cantalejo, en el IES Hoces del Duratón. Allí cursé tanto la ESO como el Bachillerato, de Ciencias. Despues fui a Madrid a estudiar Ingeniería de Diseño Industrial en la Politécnica, una carrera que no había en Segovia y que por lo tanto no tuve más opción que salir fuera de mi ciudad.
—Beneficiaria de una beca Erasmus, ¿Cúal fue su destino en el pasado 2017?
— Mi destino fue Milán, Es verdad que no era mi primera opción; yo había elegido Lovaina, Bélgica, pero me ofrecieron Italia y como estudio Diseño Industrial y es una ciudad que tenía mucho atractivo a nivel de diseño, acepté. Estaba contenta con la resolución que me habían dado, ya que desde pequeña tenía clarísimo que cuando pisase la universidad quería hacer la beca Erasmus.
—¿Cuánto tiempo estuvo en la ciudad de Milán?
—Estuve allí siete meses: desde principios de septiembre del año pasado hasta finales de febrero de este año. Aunque mi idea era estar allí todo el curso, tuve algunos problemas con las convalidaciones en mi universidad y, por no perder el curso entero, me tuve que volver en febrero.
—Normalmente los destinos de Erasmus son en inglés. En su caso de Milán, ¿fue difícil adaptarse al idioma taliano?
—Yo no tenía ninguna base de Italiano. Pensaba que el italiano era algo muy parecido al castellano y que me desenvolvería bien, pero la realidad fue otra. Aunque lo que sí es verdad, es que el oído se te hace más rápido que a un idioma que no se parece tanto al propio. Y a los dos meses ya vas entendiendo prácticamente todo. Para desenvolverte en una conversación, vas mezclando un poco de italiano, español e inglés, que al final es el idioma en el que nos movíamos y no tuvimos ningun tipo de problema. Milán que es una ciudad muy turística. Su economía se basa en el turismo, por lo que están muy preparados. Inglés lo habla todo el mundo y el castellano, si se lo hablas despacio, te entienden perfectamente.
—Durante su estancia en Italia ¿vivió en piso o en residencia?
—Viví en residencia, lo tenía claro desde el principio porque en Madrid estuve en un piso y quería vivir otra experiencia diferente. Además, algunos amigos míos que se han ido de Erasmus, ya me habían comentado que en la residencia había un ambiente muy bueno, donde todo el mundo es estudiante. De esta manera también puedes conocer gente española y eso es un punto a favor. La verdad que yo estoy muy contenta, fui a ‘La certosa, creamos un grupo genial, había gente de todos los países, de Brasil, Pakistán, Irán, rusos, etc. Éramos una familia.
—¿Qué tipo de ayuda le proporcionó la Universidad Politécnica de Madrid?
—En mi caso me dieron la beca de la Unión Europea, en la cual te asignan un dinero mensual en función del nivel de vida de tu país de destino. Te daban el ochenta por ciento cuando llegas a principios de septiembre, pero a mí ese ochenta por ciento me llegó en noviembre, cuando ya había pagado la mayor parte de la residencia y todos los gastos. Por otra parte, todavía estoy a la espera de que me den el veinte por ciento restante. Habiendo terminado mi Erasmus el 23 de febrero, no tengo todavía el dinero. La Politécnica tiene una ayuda interna también, de unos 80 euros al mes, pero que tampoco me han llegado todavía. Por lo que es verdad, que el Erasmus tan solo con la beca, no te lo puedes permitir. Por ejemplo, en otras comunidades te ayudan muchísimo más, pero porque hay menos gente que se va de Erasmus. Yo tenía compañeros andaluces a los que les proporcionaban una ayuda mucho más grande. En Madrid y Castilla y León nos ayudan bastante poco a nivel económico por lo que tengo entendido.
—El nivel de vida de los países de la Unión Europea tiene características muy diferentes, ¿Qué destacaría de Italia en relación a España?
—En mi opinión en cuanto a nivel cultural, España e Italia son los países de la UE que más similitudes tienen, por eso yo no noté mucho cambio. Sí que es verdad que yo iba al Norte de Italia y la gente es mucho más reservada o menos abierta que en el Sur. Pero una cosa no quita la otra, eran gente muy agradable, hospitalaria y no tuvimos ningún tipo de problema para nada. El horario de comidas y cenas es bastante parecido, pero lo que sí note y que me costó bastante fue que, en los días de invierno a las cuatro de la tarde ya era de completamente de noche. Al principio nos costó un poco, pero a medida que pasó el tiempo nos fuimos acostumbrando, supongo que como pasa con todo. En cuanto al transporte público, Milán es muy similar a Madrid. Es bastante sencillo moverse por allí, yo creo que eso es un punto a favor, y más cuando el idioma no lo dominas.
—Miles de estudiantes de Erasmus aprovechan para realizar viajes por Europa, ¿Usted pudo tener también esa oportunidad?
—Efectivamente. Es más, lo consideraría de las mejores cosas del Erasmus. Son solo seis o nueve meses de tu vida y hay que vivirlos al cien por cien. Hablo por mí, pero estoy prácticamente segura de que a la mayoría de los estudiantes les ocurrirá exactamente lo mismo. Yo recuerdo que no estuve más de dos semanas sin viajar. Aprovechábamos cualquier excusa para poder hacer pequeñas escapadas, ya fuese con personas de la residencia o compañeros de la Universidad. Personalmente pude viajar por todo el Norte de Italia. Cada ciudad y cada rincón lo he visitado, como por ejemplo Venecia, Florencia, Turín, y desde luego, también al sur, a las islas Sicilia y Cerdeña. Organizamos una ruta por Bélgica, estuvimos en el famoso Oktoberfest en Múnich, (Alemania) y sin lugar a dudas creo que es una de las mejores experiencias de mi recorrido en el Erasmus, tanto los viajes como las personas con las que los compartes.
—Principalmente,¿qué destacaría de su beca Erasmus?
—Por supuesto todas las personas que he conocido allí. De hecho, hace unas semanas hicimos ya una reunión en Madrid, en la que conseguimos juntarnos gran parte de los que estuvimos, tanto los que ya nos fuimos, como los que aún siguen en Milán. Por otra parte también destacaría es la experiencia a nivel personal: el haber conseguido desenvolverme en cierto modo, ser independiente fuera de mi país, de mi casa, sin mis padres, convivir con un idioma que no es el mío,etc. Sí que es verdad que he podido estar más acostumbrada a la hora de salir fuera de casa, ya que he estado tres veranos fuera del país para estudiar inglés. Pero siempre ha sido por medio de una agencia. En este caso te lo tienes que buscar todo tú, poner mucho más de tu parte. A nivel de estudios, Milán es la ciudad del diseño y yo estoy actualmente estudiando Diseño Industrial, por lo que me ha enriquecido muchísimo personalmente.
—¿Cree que el hecho de cursar una beca Erasmus abre muchas más puertas al mundo laboral?
—Realmente creo que sí. Al fin y al cabo, tener un idioma más es muy importante. También conoces tu carrera desde un punto de vista totalmente distinto, como enfoca la Politécnica de Milán los estudios que cursé, que no tiene nada que ver con la manera que lo hacen en Madrid, con más práctica y sobre todo los laboratorios que allí tienen son impresionantes. Yo tuve la oportunidad de aclarar mis ideas e incluso de abrirme a otras opciones que no me había planteado. Creo que también es una forma de diferenciarte en tu currículo, al fin y al cabo con una carrera y hablando inglés salimos todos al mundo laboral; y el hecho de haber estado fuera durante muchos meses, con el paso del tiempo se va a valorar mucho más.