21 gramos de poeta

Hay cantantes especialistas en exprimir y exacerbar sentimientos de manera maniquea, con el único fin de convertirlos en ceros a la derecha de una cuenta bancaria. Otros se reúnen en grupos con la intención de convencer a su público de la necesidad de ser adorados o arrastrarles al adocenamiento comercial. Pero existe un pequeño grupo de cantantes que, con mayor o menor fortuna sobreviven en medio de estos dos grandes clanes a base de emplear sus 21 gramos de alma en crear canciones a base de desmenuzar sus sentimientos y ofrecerlos de forma natural a quienes van dirigidos.

La noche del viernes, el Teatro Juan Bravo albergó a un representante de esta selección de irreductibles cantantes dispuestos a sacrificar un éxito fácil y efímero a favor de una trayectoria que deje en la memoria del público un ramillete de canciones a las que la memoria puede apelar en momentos significativos sin avergonzarle. Resulta lógico pensar que en un ciclo como «Acústicos» la voz de Carlos Goñi y de Revólver volviera a un escenario como el segoviano, donde cuenta con una legión de adeptos a quienes ha ganado con música repleta de esencias del mejor rock y algunas de las letras más hermosas escritas para esta música en castellano.

Con sólo su guitarra y la armónica, Goñi consiguió empequeñecer el teatro para transformarle en uno de esos recoletos clubes que, por desgracia, ya no son frecuentes en casi ninguna capital, y donde podía escucharse la mejor música.

El valenciano quiso que su concierto fuera un verdadero «cara a cara» con el público, con el que mantuvo un diálogo cargado de ironía, confidencias y algún que otro evitable lugar común, con el que consiguió ganarse un poco más su confianza. El resto lo hizo ofreciendo un repertorio ecléctico, basado principalmente en su último disco «21 gramos», que al escucharle remite casi inevitablemente a autores como Dylan, Tom Waits y, porqué no decirlo, Springsteen. Pero Goñi es un tipo muy listo, porque hay que serlo para mantenerse 20 años en un mundo como el de la música, lacerado por imitadores de imitadores, recién llegados y gente con escasos escrúpulos.

En sus canciones es capaz de amalgamar las lógicas influencias de los grandes para crear un estilo propio, con el que intenta contar historias de desamor, de perdedores resignados y de ambiciones rotas.. Su personal voz y su impecable dominio de la guitarra y la armónica, junto con la inestimable colaboración de sus músicos, con especial referencia a la sensibilidad del acordeón del segoviano Cuco Pérez, consiguen un curioso efecto hipnótico que hace que sus seguidores «hayan ido a más conciertos de Revolver que yo», como reconoció asombrado el propio Goñi cuando un espectador le recordó una canción interpretada en un concierto de Murcia.

En el ecuador del mes de Abril, el más raro que la meteorología ha ofrecido en esta capital en los últimos años, Goñi dejó 21 gramos de poesía y buena música que los espectadores se repartieron equitativamente y que incorporarán sin duda a esa pequeña porción intangible que es el alma.

FICHA: Revólver

Voz, guitarra acústica y armónica: Carlos Goñi

Piano: Julio Cejela

Acordeón: Cuco Pérez

Ciclo “Acústicos”

Teatro Juan Bravo, 17 de abril de 2009