Un ejemplo a seguir

Se va a cumplir el segundo año de legislatura y a nadie le puede extrañar que el deporte como asignatura pendiente de nuestra localidad, siga por los mismos derroteros que en años anteriores. Cuesta creer que padres, directivos de clubes y Ayuntamiento no concedan a la actividad física la importancia que merece tanto a nivel educativo como a nivel social. Todos estos me dirán que si le conceden mucha importancia. Pero lo cierto es que somos capaces de abrir todos los debates en torno a las fiestas, que por cierto lo merecen, y ni uno solo a determinar cual es la situación de nuestro deporte. Cualquiera puede contemplar bien in situ o bien a través de los medios de comunicación, cómo poblaciones cercanas a la nuestra, con un número de habitantes bastante inferior, son capaces de organizar pruebas de alto nivel organizativo que aportan una numerosa participación, mientras nosotros buscamos nuevas señas de identidad dejando perder otras que nos han reportado muchos beneficios. Por ejemplo ¿seremos capaces de no apoyar al Club Ciclista San Miguel y permitir que desaparezca la Clásica de la Chuleta?. Cualquiera de estas localidades son capaces de organizar competiciones que atraen a centenares de participantes llegados desde cualquier punto de la geografía española, con sus correspondientes familias. ¿No les parece interesante?. Los clubes esperan que sea el Ayuntamiento quién les solucione los problemas económicos; grave error en el planteamiento de salida. Y éste apropiarse de los proyectos de aquellos aportando lo menos posible; error de atribución. Entre tanto, tenemos un club totalmente amateur capaz de movilizar más de cien jóvenes, que desarrolla numerosas actividades a largo del año con escasos recursos: el Club Baloncesto Cuéllar. ¿No se merecen todos los cuidados del ente público?