El complicado traslado por el campo marca el tercero de los encierros

Solo cuatro de los novillos llegaron finalmente al recorrido urbano y los otros dos tuvieron que ser anestesiados

Los novillos de la ganadería sevillana de Hermanos Peralta rompieron ayer la tónica de tranquilidad y buen desarrollo de los encierros del ciclo de 2011 en la villa con un complicado traslado por el campo que concluyó con la entrada al recorrido urbano de cuatro novillos acompañados por los mansos con casi media hora de retraso sobre el habitual horario del encierro.

Los dos novillos que no llegaron a las calles del municipio fueron finalmente anestesiados y trasladados a la Plaza de Toros. uno de ellos (número 458) fue sustituído por uno de los sobreros y quedará de sobrero para el jueves.

Las complicaciones comenzaron desde la misma suelta de los corrales del Cega donde los novillos ya mostraron su tendencia a disgregarse. Continuas arrancadas de los novillos hacia los caballos marcaron el traslado. Una de las reses se separó del resto en el paso de Las Máquinas y hubo que volver unos mansos para tratar de reconducirla, labor ardua que finalmente se logró, aunque ésta fue una de las reses que tuvo que ser sedada al separarse de nuevo antes de llegar a El Embudo.

La entrada de los cuatro novillos en las calles fue rápida tomando uno de ellos la cabeza con momentos de peligro y derrotes a las talanqueras.

Duro trabajo ayer el de los caballistas que tuvieron que emplearse a fondo para conseguir reagrupar la manada, y poco recompensado ya que finalmente las dos reses se separaron antes de El Embudo quedando una junto al túnel y otra en la parte alta hacia Escarabajosa de Cuéllar.

Las reses en el recorrido urbano permitieron a los corredores realizar carreras, algunas de ellas arriesgadas.

En la enfermería de la Plaza de Toros el cirujano jefe, Pablo Vázquez, solo atendió a un joven con contusiones al que al final del recorrido, junto a la Plaza de Toros, uno de los novillos enganchó de la camiseta con los consiguientes revolcones.

Mayor fue el parte de atenciones del servicio veterinario que acompaña el encierro al frente del que se encuentra Francisco Salamanca, quien tuvo que curar las heridas de tres caballos que fueron corneados por los novillos en el traslado campero. Uno de ellos tenía una cornada de 10 centímetros en la zona del perineo con pronóstico menos grave, el segundo, propiedad del responsable de la conducción, Pedro Caminero, tenía tres cornadas, dos en la zona posterior de ambas nalgas con fuerte desgarro muscular de 20 y 22 centímetros y una tercera en el muslo derecho de 15 centímetros, todas ellas con pronóstico grave. El tercero de los caballos heridos revestía menor gravedad.