J. Fuentetaja – El día de la Almudena o la devolución de visitas

Se han vuelto a llenar las calles de Segovia con la visita de nuestros vecinos madrileños que el viernes día 9, festejaban a su patrona la Virgen de la Almudena. En el enésimo puente del año del que la ciudad disfruta en la misma medida que padece, con los accesos a la plaza Mayor de nuevo colapsados y con la cuesta de la calle San Juan todavía prisionera entre rejas de vallas, nos devuelve Madrid la visita que Segovia realiza cada año el día de San Frutos. Este intercambio socio-económico y cultural ya forma parte de nuestra historia en común. Desde siempre ha sido la capital de España el horizonte preferido por los segovianos para ampliar sus paisajes vitales; y es sabido, que en justa correspondencia, es Segovia uno de los lugares preferentemente elegido por los madrileños, para aligerar las tensiones que genera la vida a diario en la gran urbe.

Esta relación viene de muy antaño, puesto que se inicia curiosamente, en otro día de la Almudena pero del lejano año de 1.083, en el que las milicias concejiles de la Comunidad de Segovia, bajo el mando de sus capitanes Día Sanz y Fernán García, colaboraron activamente con Alfonso VI en la conquista de Madrid, como paso previo al objetivo principal de la taifa de Toledo, conquistada por el mismo monarca sólo dos años después. Quiso la Providencia que este suceso aconteciera un 9 de noviembre y conviene recordar, siquiera someramente, como se desarrollaron aquellos hechos, unos de los más relevantes de nuestra historia, porque es a partir de entonces cuando se inicia la colonización de los territorios despoblados entre los límites geográficos del Guadarrama y del Tajo, añadiéndose con ello nuevas jurisdicciones y dominios a la Tierra de Segovia.

Según cuentan las crónicas, las huestes segovianas debieron llegar tarde al sitio de Madrid, cuando ya estaba preparado todo el ejército real para acometer el ataque. Le preguntaron al rey en donde debían acampar los recién llegados y éste molesto por el retraso les conminó a que montaran sus tiendas dentro de la ciudad. Ni cortos ni perezosos los segovianos comenzaron a escalar las murallas por la llamada puerta de Guadalajara y sobreponiéndose a la resistencia de los sitiados, consiguieron abrir este acceso por donde acabaría colándose el resto del ejército cristiano.

Conquistada la ciudad volvieron ante la presencia del rey para informarle que ya podía su majestad alojarse con ellos en el interior de Madrid. Un mural en una sala preferente del Ayuntamiento de Segovia recuerda aquella gesta; al igual que es evocada por la puerta de Madrid, en la rotonda ubicada próxima al cuartel de la Guardia Civil, sobre la que destacan las dos figuras escultóricas que pretenden representar a los dos adalides Día Sanz y Fernán García. Arco monumental, que recibe a cuantos nos visitan desde la antigua carretera de San Rafael, hoy discutida autopista AP 61, con accesos actuales tan complicados como los de la propia plaza Mayor, en este caso por culpa de las obras de desdoblamiento de una circunvalación defectuosamente diseñada en su momento. Mucho interés han de tener en visitarnos, cuando ante tantas dificultades no dan media vuelta y se van por donde han venido. Debe ser porque tampoco esto último resulta tarea fácil.

La fiesta de la Almudena no sólo tenía carácter lúdico. Hasta no hace muchos años, cada 9 de noviembre era temido por mis compañeros de la Diputación, que se encargan de recaudar los impuestos y las tasas para los Ayuntamientos de la provincia. En esta fecha todas nuestras oficinas recibían la visita masiva (no confundir con más IVA, que este tributo es competencia de la Agencia Estatal Tributaria), tanto de los segovianos residentes en Madrid, y que mantienen sus propiedades en el medio rural; como de los madrileños con segunda residencia en alguno de nuestros pueblos, que tenían por costumbre dedicar el día de la patrona madrileña para ajustar sus obligaciones con la fiscalidad contributiva local, dentro de los últimos días de los antiguos periodos cobratorios, que solían finalizar en torno al 15 de noviembre. Esto sucedía, lógicamente, antes que las nuevas tecnologías les hayan venido a facilitar el cumplimiento de las citadas obligaciones, a través de la puerta al campo permanentemente abierta en Internet por la Corporación Provincial: “Pasen sin llamar”, reza el nuevo lema.