J. A. Folgado Pascual – Asignaturas pendientes de gobierno socialista (I)

Inminentes las elecciones municipales, procede, a mi entender, hacer una reflexión sobre la gestión del gobierno municipal socialista que lleva ya nada menos que 16 años dirigiendo la ciudad de Segovia. Si ilusionantes fueron sus comienzos, con un programa ambicioso para impulsar Segovia hacia el futuro, con los logros del consistorio, que sin duda han existido, ampliamente divulgados por la propaganda mediática, ahora toca analizar las asignaturas pendientes fundamentales, que aún no han sido culminadas.

Los indicadores básicos económicos y demográficos señalan un retroceso de Segovia

El principal indicio sobre el progreso de una ciudad es la evolución de su población. Segovia ha pasado de 55.586 habitantes en 2003 a 51.683 según el último padrón provisional aprobado por el Ayuntamiento a 1 de enero de 2019. Es cierto que en una primera etapa la población capitolina creció hasta 56.858 habitantes en 2007, debido al sustancial incremento en el número de inmigrantes que en dicho año alcanzaron la cifra de 7.585, que con la crisis disminuyeron considerablemente, pero hay que considerar que el número de residentes españoles se ha visto en persistente declive desde 52.800 en 2003 a 46.017 censados en 2018, esto es un descenso de 6.800 personas en los años de gobierno del PSOE en Segovia. De ellos 1.646 están en el extranjero y el resto en otros puntos de la geografía nacional, mayoritariamente en municipios del alfoz segoviano y en Madrid. Las razones esenciales que lo explican son la inexistencia de viviendas suficientes y a precios razonables y/o la carencia de puestos de trabajo en nuestra ciudad. Seguramente, tenga mucho que ver en ello una gestión municipal que ha tardado en aprobar once años el Plan Especial de las Áreas Históricas y que no ha promovido suelo empresarial nuevo y ha mantenido en el ostracismo y la obsolescencia a los polígonos industriales de El Cerro y Hontoria, paralizando con ello el dinamismo económico.

Por otra parte, el paro registrado en la ciudad de Segovia ha pasado de 1.643 desempleados en diciembre de 2003 a 2.821 parados en marzo de 2019, lo que demuestra que el empleo en la ciudad apenas se ha mantenido en niveles similares a los que tenía Segovia cuando inició su andadura el gobierno municipal socialista. La gestión del proyecto del Centro de las Artes y la Tecnología (CAT) ha sido todo un paradigma de gestión ineficiente de una inversión, aparentemente bienintencionada, pero que ha dilapidado 28 millones de euros, sin que se hayan producido, prácticamente, hasta el día de hoy beneficios sociales apreciables (implantación de empresas y creación de puestos de trabajo). Es indudable que ese dinero, más el que ha salido de las arcas municipales por las numerosas sentencias judiciales adversas derivadas de errores de gestión municipal (más de 20 millones), hubiera sido mucho más productivo para la ciudad si se hubiese empleado en mejorar el equipamiento e infraestructuras de la ciudad. Puede decirse que, desde el punto de vista económico y demográfico, Segovia en los 16 años de gobierno municipal del PSOE ha retrocedido.

Elevados impuestos y tasas para los servicios municipales que se prestan a los segovianos

Una de las notas distintivas de estos 16 años de gobierno socialista ha sido la elevación de las contribuciones a las arcas municipales que tenemos que soportar los ciudadanos y las empresas segovianas, que ha situado a nuestra ciudad en uno de los primeros puestos del ranking de fiscalidad local de las capitales españolas. La voracidad fiscal socialista se demuestra en que, aún con el mentado descenso demográfico, la recaudación total de impuestos y tasas municipales se ha más que duplicado en esos cuatro mandatos cuatrienales, mientras que el coste de la vida subió tan sólo el 40%, lo que ha supuesto un considerable sablazo a los bolsillos de los segovianos. A ello han contribuido, fundamentalmente, la subida del IBI (+171%) y el “tasazo” del agua (+56%), en un entorno de elevación de impuestos y tasas, creación de nuevas figuras recaudatorias y supresión de todas las bonificaciones a los barrios incorporados. El peso de los impuestos y tasas municipales ha pasado del 56% en 2003 al 68% sobre los ingresos municipales en 2019, lo que supone 12 puntos más.

Además, se ha producido una falta de austeridad en la administración de los gastos corrientes, que ya representan casi 56 millones de euros (91% más que al inicio del gobierno socialista en 2003), cuando la inflación aumentó tan sólo en un 40% en esos años. Pero lo más relevante es el incumplimiento generalizado (año tras año) de casi la mitad de los presupuestos de inversiones municipales (en el periodo 2014-2018 imputable a la actual alcaldesa tal incumplimiento de inversiones ha sido del 38% sobre lo presupuestado). Las inversiones reales han reducido su peso en el total de gastos e inversiones municipales desde el 21,3% que tenían en 2002 al 8,35% en el presupuesto aprobado para 2019, que, junto con el bajísimo nivel de ejecución del año pasado, marca los mínimos de la serie histórica. Sin embargo, hay que considerar que, de las pocas inversiones realizadas, se han destinado al CAT y a pagar sentencias judiciales adversas en torno al 60% de las mismas en los últimos dos años y el 40% en los últimos ocho años, lo que denota el coste que han tenido para la ciudad los proyectos fallidos y errores de gestión del equipo socialista. El resultado ha sido la escasez de inversiones para dar respuesta a las necesidades de la ciudad con el consiguiente impacto en los servicios, como analizaremos el próximo día.