Charo Zarzalejos – Lo que el procés esconde

Las calles de Barcelona están de ensayo para la huelga general del próximo día 12. Casi de repente hemos caído en la cuenta que los bomberos de la Ciudad Condal piden, por ejemplo, nuevos guantes y más efectivos. Que los médicos quieren menos pacientes al día porque con la ratio actual apenas les da tiempo a coger sus datos de identificación, al tiempo que las listas de espera se han convertido en un suplicio para los usuarios. Resulta que los estudiantes pagan por cada crédito más del doble que en el conjunto de España y los profesores reivindican la misma situación que tenían en 2008.

De nada de esto ni de otras muchas situaciones que se producen en las grandes ciudades se ha hablado nada en los últimos años. En Barcelona y en Cataluña en general todo empezaba y acababa en el “procés”. Atendiendo al discurso oficial, los catalanes no tenían más preocupación en su vida que irse de España, siempre opresora y oscura. Los responsables políticos, desde Mas a Torra pasando,¡¡como no¡¡ por Puigdemont han venido alimentando una realidad que en más de una ocasión ha rozado el ridículo.

Nadie cuestiona la libertad de pensamiento ni la del sentimiento. Nadie cuestiona que partidos y personas aspiren a sus máximos y defiendan sus ideas como las mejores, pero la responsabilidad, la lealtad institucional y la razón conducen, o deberían conducir, a una pizca de sensatez, a menos bravuconadas y, por supuesto, a ocuparse de los ciudadanos. Una parte importante de esos ciudadanos, han devuelto a la realidad que en Cataluña es similar a la de cualquier otra zona de España. No hay ciudadano, independentista o no, que no quiera unos servicios públicos de primer orden. Estos mismos ciudadanos son capaces de entender que hay épocas en las que no se llega a todo. Si el país se empobrece, nos empobrecemos todos y guste o no, lo cierto es que hace ocho años España estaba al borde del precipicio. Éramos la ruina misma.

Y vinieron los recortes y en Cataluña elevados al cubo. Partiendo de la base de que no creo que haya gobierno en el mundo al que le haga gracia caer mal y los recortes siempre caen mal, también es verdad que hay formas y formas de gestionar lo que se tiene. El establecer prioridades es el primer deber y para los responsables políticos no ha habido más prioridad que tensar la cuerda con el Estado, publicitar dentro y fuera el derecho de autodeterminación y gastar energías reprobando al Rey en el Parlamento, en lugar de debatir sobre lo que de verdad importa que es justamente todo aquello que el “procés” ha eclipsado”.

Pero los eclipses pasan y ahí están las calles de Barcelona y ahí sus responsables políticos. Algunos desaparecidos como el mismísimo President Torra y otros, eludiendo toda responsabilidad, diciendo que lo que ocurre es que Cataluña esta infrafinanciada. Ellos, los que tienen y han tenido responsabilidad de gobierno, pasaban por allí. La culpa siempre es de los otros.

El “procés” ha ocultado gran parte de la realidad catalana y esta realidad está estallando en la cara de Torra mientras Puigdemont libra su patética batalla desde Waterloo. Todo muy ejemplar.