A. Herreras Díez – Bodas de Oro de la VI Promoción del IES Andrés Laguna

Desde que el Instituto Andrés Laguna de nuestra ciudad echó a andar en 1963 han sido muchas las promociones de alumnos que han pasado por sus aulas, pero la fecha de hoy, en concreto, es muy especial para una de las primeras. Me refiero a la VI Promoción, que el año anterior había iniciado sus estudios del Bachillerato de entonces, entre los viejos muros del actual IES Mariano Quintanilla, donde radicaba el único Instituto Nacional de Enseñanza Media con que contaba la provincia (en Coca funcionaba desde el curso 1952/53 un Instituto Laboral que hoy es el IES Cauca Romana).

En efecto, a finales de mayo de 1969 terminaban el Curso Preuniversitario (que así se llamaba entonces) algo más de medio centenar de alumnos. Bastantes habían cursado el Bachillerato entre 1962 y 1968 (el Preu no era propiamente Bachillerato, más tarde se llamaría COU) y algunos habían perdido curso en algún momento (recordemos que tanto al final de 4º como de 6º debían superarse sendas Reválidas), por lo que tenían uno o dos años más de edad, las chicas se habían incorporado en 5º cuando los grupos pasaban a ser mixtos, pues el viejo caserón de Díaz Sanz seguía siendo Sección Femenina… ¡eran otros tiempos!…, y todos nos situábamos en aquellos momentos entre los diecisiete y diecinueve años más o menos: edad suficiente para afrontar la maravillosa empresa de “comernos el mundo”.

Una gran mayoría seguimos estudios superiores y pasamos a ejercer profesiones muy diversas: abogados, aparejadores, biólogos, enfermeros, físicos, maestros, médicos, periodistas, profesores, químicos… también en el ámbito de la milicia, de la administración y de la empresa privada. Aunque un buen número permanecimos en Segovia, bastantes se expandieron, como gota de aceite, por la geografía nacional, y desempeñamos nuestro papel en la sociedad, en una aplastante mayoría, de manera brillante pues habíamos sido educados en la cultura del esfuerzo, tan añorada hoy.

En 2019 se cumplen, pues, cincuenta años de aquel momento crucial y mágico. Y hoy nos disponemos a vivir otro momento mágico: el reencuentro tras cinco décadas, pues algunos no estuvimos en la celebración de “los veinticinco” y cincuenta años son muchos para cualquiera…

Una mayoría hemos alcanzado la jubilación, otros aun siguen en la brecha, pocos faltarán a la cita, bien porque no les has sido posible venir o porque la vida no les permitió continuar… nosotros no los hemos olvidado. De nuevo recorreremos las dependencias del Instituto Andrés Laguna, echaremos la vista atrás en busca de personajes ya desaparecidos pero que formaban parte de nuestra cotidianeidad: el señor Emilio, el señor Víctor…, recordaremos tantos magníficos profesores que tuvimos la suerte de tener y que tanto nos aportaron, continuaremos conversaciones durante la comida y la posterior sobremesa que, seguro, se nos hace demasiado corta.

Pero sobre todo nos reencontraremos con aquellos “jóvenes” que fuimos y que aún deseamos ser, a pesar de que todos transitamos ya por la séptima década de nuestra vida. Una vida que pretendimos fuera fructífera, en la que intentamos dar a la sociedad lo mejor de cada uno, objetivo que conseguimos casi siempre y por lo que demasiadas veces solo hemos recibido “la satisfacción del deber cumplido”.

Como miembro de ese grupo privilegiado quiero que os sintáis orgullosos de ello y, desde las páginas de El Adelantado de Segovia, desearos un magnífico día, porque el abrazo os lo daré en persona.