Terapia emocional con la presencia de un perro como estímulo sensorial

La Residencia de Ancianos “La Alameda” es la receptora de esta experiencia pionera

Desde hace meses la residencia de ancianos “La Alameda” viene desarrollando sesiones de terapia emocional donde a través de la presencia de una perrita se consigue estimular sensaciones cognitivas, sensoriales y táctiles, entre las personas mayores que asisten voluntariamente a este programa, donde el can participa como recurso o apoyo en las intervenciones que dirige un equipo multidisciplinar compuesto por una especialista en Interveciones Asistidas por Perros (IAP), un terapeuta y un fisioterapeuta.

La experiencia está consiguiendo resultados positivos en los objetivos planteados y se puede apreciar las sensaciones de autoestima de las personas que interactúan con Abril, nombre de la perrita, así como crear un ambiente relajado, de comunicación y de sosiego entre los participantes, además de desaparecer el sentimiento de pena y favorecer la armonía interior. De ahí que la presencia de Abril sea esperada con suma atención en cada sesión de una hora al día por semana. Para ellos es uno de los mejores momentos del día, como manifiesta Aurelia: “Cada día espero con alegría el momento de estar con ella, me siento bien y despreocupada, sus caricias y miradas me hacen feliz y el tiempo se pasa rápido”. Lo mismo le sucede a Rafael, que le anima a dedicarle su mejor loa o cántico, y a Carmen, Luisa y Timotea que les devuelve los mejores recuerdos de sus mascotas. Incluso Goya, desde su mundo interior y ajena a todos, percibe las emociones dormidas cuando acaricia a la perrita y siente el flujo sensorial que la trasmite. Son los estímulos, sensaciones y emociones que les despierta su relación particular con Abril.

La perrita labrador posee un adiestramiento específico para este tipo de actuaciones, al igual que la especialista de IAP Marta Sanz, profesora de Magisterio. La formación ha sido adquirida en la Escuela EFORP, a través de la empresa Integra, con implantación en varias comunidades autónomas como Galicia, Asturias y Castilla y León, donde desarrollan programas terapéuticos, educativos y sociales, asistidos por perros. Un programa que está registrado como “obra científica e implementado desde el año 1998, que se centra en la personas mayores y su objetivo fundamental es mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas dependientes, con alzhéimer y otras deficiencias, con la característica especial que participa un perro como recurso o apoyo en las intervenciones que dirige un equipo multidisciplinar”. Apunta Marta Sanz, no sin dejar de señalar que las sesiones favorecen la mejora del área socioafectiva, aumenta la percepción de sentirse útil y querido, elevando la autoestima y reduciendo el sentimiento de soledad. Todo ello dentro de una sesión dinamizadora, dinámica adaptada al estado anímico de cada participante o del propio estado del can.

Para Sanz la impartición de este tipo de sesiones es una primicia en esta residencia y agradece a “La Alameda” la oportunidad de poder llevarla a cabo. Aún así opina que el tiempo de una hora por sesión se queda corto y en casos específicos se podría dar sesiones individualizadas. Se muestra satisfecha de los resultados positivos de la experiencia porque ha visto como “las situaciones de agitación se reducían, como la ilusión aparecía en sus gestos de sonrisas, abrazos, el solicitar un beso y las muestras de cariño que desprenden, además del estrecho vínculo que se crea con Abril”.

Experiencia en la que esta residencia dependiente de la Diputación es piloto al igual que lo es el servicio de Unidad de Convivencia que también desarrolla y donde los residentes, incluidos en esta unidad, reciben unos cuidados personalizados.