Garbanzos para todos

Más de 600 personas acudieron al cocido popular, cuyo principal ingrediente es el emblema de la localidad. Su producción sigue creciendo año a año, alcanzando ya los 65.000 kilos.

“El garbanzo de Valseca, por calidad, no tiene competencia”, juraba ayer Ignacio Rincón, de ‘La Criba’, una de las empresas dedicadas a su producción. A su lado, José María de Marcos asentía con la cabeza, interviniendo a continuación para decir que, a nivel nacional, únicamente el producto de Fuentesaúco, en Zamora, puede rivalizar con el de Valseca. El emblema de la localidad segoviana celebró ayer el día de su “fiesta” anual y, por ende, correspondía su exaltación, unánime entre quienes se presentaron a mediodía en los ‘Parques de los Caños’, prestos a meterse entre pecho y espalda un copioso cocido, con los garbanzos como ingrediente principal, como no podía ser de otra manera.

Hace poco más de una década, el garbanzo parecía estar abocado a su desaparición en Valseca. Pero, por el contrario, su crecimiento ha sido constante. “Se ha pasado de cultivarse para consumo propio a producirse para su venta”, aseguraba De Marcos. Así, en este periodo han surgido tres marcas (‘La Flor de Valseca’, ‘La Criba’ y ‘El Garbanzal’), y una docena de agricultores ha apostado por plantar garbanzos. Cada año que pasa, la superficie cultivada crece en torno a un 15%. Y, como consecuencia, también lo hace la producción, que ahora ronda los 65.000 kilos, cifra todavía escasa. Luis Miguel Benito, de ‘El Garbanzal’, agotó sus existencias de la pasada campaña hace ya meses. “¡Ya me gustaría poder tener más garbanzos, pero no es posible!”, exclamaba ayer. Su cultivo es más complejo de lo que parece. Una tierra no se puede plantar todos los años de garbanzos, sino “solo uno de cada cinco”, aconsejan los expertos. Es lo que marca la tierra y hay que respetarlo, pues en Valseca todo el mundo sabe que si su garbanzo tiene un sabor especial “es por el terreno”, franco-arcilloso y con PH neutro. “Este garbanzo le da la tierra”, explicaba Ascensión Fuentes, de ‘La Flor de Valseca’, la marca pionera en su producción y comercialización. “Se ha plantado en otros terrenos y no sabe igual”, añadía Fuentes, quien quería insistir en que su producto “se deshace en la boca por lo mantecoso que es”.

En Valseca hay interés en vender su garbanzo como un producto delicatessen, exquisito, “totalmente natural”, ajeno a cualquier tratamiento químico. Aunque su recogida en la tierra se ha tecnificado en los últimos años, no ocurre lo mismo con su selección posterior, que sigue siendo íntegramente manual. “Seguimos espulgando a mano”, explicaba Fuentes, en señal de respeto a la tradición.

En cuanto a la fiesta de ayer, resultó previsible. Los vecinos de Valseca salieron de sus casas en honor a su vecino más ilustre, el garbanzo, y a ellos se unió un aluvión de visitantes, en su mayoría de los pueblos del entorno y Segovia capital, al olor del cocido. ‘El Portón de Javier’, de Marugán, repartió cerca de 600 raciones. Las dulzainas y los tamboriles de ‘Tirotareiro’ amenizaron el convite. Y los de Valseca, felices. Siempre se ha dicho ‘de Valseca, garbancero’. Y así es. Los del pueblo, o producen garbanzos o están orgullosos de los de su tierra.