Desarticulan una organización que traficaba con un grupo de nigerianos

La Policía Nacional afirmó que les obligaban a prostituirse y a mendigar por las calles

La Policía Nacional detuvo a once personas en Granada que formaban parte de una organización que traficaba con ciudadanos nigerianos para introducirlos en España y, una vez aquí, obligarles a ejercer la prostitución y a mendigar por las calles. Como parte de la operación han sido liberadas tres víctimas que los delincuentes mantenían explotadas, a las que se les ha podido ofrecer protección.

En la operación en la que han participado miembros de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de Granada, Barcelona y Algeciras (con la colaboración de agentes de Málaga y Granada) se ha realizado el registro de siete domicilios en los que se han incautado de dinero en efectivo, teléfonos móviles, numerosos dispositivos de almacenamiento de memoria (que están siendo analizados), pasaportes y documentos personales de las víctimas, documentación contable y efectos para la práctica de vudú, así como carteles para mendigar por las calles.

Según explicó el cuerpo, la detención forma parte de una operación iniciada en 2015 cuando agentes de la policía detectaron una posible víctima de trata en Algeciras (Cádiz), por lo que se puso en marcha una investigación que llevó al hallazgo de una trama asentada en la provincia de Granada.

Los detenidos organizaban la introducción ilegal de las víctimas en el país y, con el fin de regularizar su situación administrativa, fingían la constitución de parejas de hecho o simulaban matrimonios de conveniencia con ciudadanos españoles. La trama tenía conexiones en todos los países de tránsito desde Nigeria hasta España y captaba tanto a hombres como a mujeres, incluidos menores de edad y les ofrecían traerles a España, donde después los retenían para explotarles y obligarles a saldar la “enorme deuda contraída con la organización” según explicó la Policía a los medios.

En el caso de las mujeres, eran obligadas por medio de amenazas a sus familiares y rituales vudú a ejercer la prostitución en clubes de alterne o en las calles. Se aprovechaban también para ello de su “absoluta vulnerabilidad personal y económica” y de su desconocimiento del lugar en el que se encontraban y del idioma. Además, se les privaba en todo momento de cualquier relación personal ajena a la organización.