Lo poco que se deja ver tras los andamios que actualmente rodean la torre de la Iglesia de La Trinidad muestra que el trabajo del proyecto integral de restauración del templo comienza a dar sus frutos, frenando en seco el progresivo deterioro de una de las joyas del románico que se conservan en la ciudad. Tras varios años de lucha, la parroquia titular vio con ilusión el pasado mes de septiembre el inicio de las obras de restauración de su templo, inicialmente a cargo de la Fundación del Patrimonio Histórico y ahora asumidas por la nueva fundación surgida de la fusión de la primera con la Fundación Santa María La Real, que ha mantenido intacto este proyecto consciente de su importancia histórica y patrimonial.
El buen tiempo ha favorecido el avance de los trabajos de restauración, que comenzaron en la torre, al ser uno de los elementos arquitectónicos del templo cuyo estado de conservación preocupaba más a los técnicos tras el estudio previo realizado antes del inicio de las obras. El arquitecto Joaquín García, director de las obras, explicó que el diagnóstico previo realizado por los técnicos «nos ha permitido trabajar muy sobre seguro, porque no nos hemos encontrado muchas sorpresas; y aunque subirse a un andamio es como aplicar un microscopio, el estado real de la torre era como el que ya se nos había apuntado en los informes previos».
Así, García señaló que la intervención sobre la torre se ha centrado principalmente en la cubierta y en la limpieza y reintegración de los sillares de los paños, donde en algunas zonas han tenido que ser casi reconstruidas debido al mal estado de la piedra.
En otras zonas, los sillares se han unido a través de bulones de forjado, pero siempre bajo la premisa de intentar conservar el mortero original. El arquitecto señaló que «hay partes que se reconstruyen, pero nunca desde un punto de vista de reintegración del original, sino que se definen líneas de arquitectura para que se puedan comprender los volúmenes y elementos constructivos originales tales como baquetones o cornisas, y conservar aquellos que siguen cumpliendo su función».
La torre contará también con los soportes instalados para nidos de cigueñas, ya que es uno de los puntos más singulares de nidificación de esta especie en la capital, y que el proyecto respetará para preservar el entorno medioambiental.
El arquitecto prevé que las obras en la torre concluirán en un plazo no superior «a ocho o diez días», finalizando así uno de los trabajos más complicados de todo el proyecto. Mientras tanto, los trabajos proseguirán en el interior del templo, donde la próxima semana comenzarán a instalarse los andamios para emprender las obras en la bóveda del ábside, una vez que concluyan los trabajos de excavación que se están realizando en la parte baja. En esta zona, el proyecto prevé levantar el pavimento en el perímetro interior y exterior, sanear el arranque de los muros y evitar la humedad; así como reforzar el encuentro del zócalo del muro del testero con la fachada norte, para reparar el deterioro originado por el agua. Se construirán cámaras de ventilación en el inicio de los muros afectados por la humedad para resolver este problema y la cristalización de sales.
Del mismo modo, el proyecto también incluye el repaso de todas las cubiertas, especialmente la del atrio, cuyo estado preocupa también por su deterioro.
Joaquín García manifestó que las obras están ajustándose a los tiempos marcados por el proyecto, que establecía un plazo de 10 meses para la finalización de las obras. En este sentido, señaló que el trabajo previo realizado antes del inicio evitará también desfases presupuestarios, de manera que el proyecto no se saldrá de los 603.252 euros inicialmente presupuestados y que serán sufragados al 50 por ciento por la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico y la parroquia de La Trinidad, con la colaboración de la Obra Social de La Caixa.
Un ejemplo genuino del románico.- Los primeros documentos que citan la iglesia de la Santísima Trinidad datan de 1240, aunque fue construida con anterioridad, en el siglo XII. Es una de las iglesias románicas más genuinas de Segovia, incluida en la declaración de Patrimonio Mundial que ostenta la ciudad desde 1985. La parte más primitiva del templo está en la cabecera. Es una iglesia de nave única cubierta con bóveda de cañón. Sobre el crucero se alza una torre defensiva con arquerías de arquivoltas. Al sur tiene una galería porticada del tipo de las que son habituales en Segovia. En su interior, destaca la capilla de los Campo, construida en 1513, con un retablo renacentista de pinturas de influencia italiana.