Alumnos destacados del Conservatorio de Segovia

Intérpretes: María Luisa Gutiérrez del Peso, violonchelo

Natalia Martín Rodríguez, clarinete

Mario González Escanciano, percusión

Sonia Rincón Matarranz, oboe

Rubén Herrero Hernanz, trombón

Vicente Uñón y Concha Echevarría, piano de acompañamiento

Obras de: J. S. Bach, J. Brahms, Cauberg, T. Tanaka, J. W. Kalliwoda y F. David.

Fecha: miércoles 6 de noviembre de 2013

Organiza: Sociedad Filarmónica.

Fiel a su compromiso de mostrar a un conjunto de músicos jóvenes que empezaron sus estudios en el Conservatorio de Segovia, la Filarmónica nos presentó a cinco músicos que ya han comenzado otras etapas de formación avanzada y que han pasado por conjuntos de categoría.

La primera en abrir el programa fue María Luisa Gutiérrez del Peso, una chelista que lo abrió nada menos que con la tercera de las suites para violonchelo solo de Johann Sebastián Bach. Las toses, voces, móviles y todas las dificultades no pudieron con el sonido pulcro y la belleza de la música de estas danzas en las manos de María Luisa. No solo la destreza y técnica de María Luisa sirvieron para dejar una interpretación buena, sino que la musicalidad demostrada nos hizo pensar en un buen futuro.

Natalia Marín Rodríguez al clarinete y con el acompañamiento de Vicente Uñón al piano nos ofrecieron dos movimientos de la sonata opus 120 nº1 de Brahms. Es una sonata que explota todos los recursos del clarinete y que presenta a un Brahms muy natural, sin apasionamientos, que se prestó muy bien a la manera de tocar de Natalia, muy humana y con madurez.

El trabajo de Mario González Escanciano, espinariego como Natalia, nos dice mucho de la importancia de esta villa en el panorama musical de nuestra provincia. En su trabajo a la marimba nos ofreció una obra de Cauberg muy ordenada para lo que suele ser la música de percusión, muy musical y melódica. La otra obra era de Toshimitsu Tanaka, más ensoñadora, aunque en ambas demostró gran técnica y musicalidad.

Sonia Rincón Matarranz al oboe, y con acompañamiento al piano de Concha Echevarría, nos ofreció un alarde de destreza en el “Morceau du Salon” de Johann Wenzell Kalliwoda. Todos los recursos del oboe de la época romántica se apelotonan en una obra rápida y densa, donde la velocidad y la técnica se reúnen para brindar a la intérprete la posibilidad de lucirse, como efectivamente sucedió.

Y por último Rubén Herrero Hernanz al trombón, y con el acompañamiento al piano de Vicente Uñón, nos ofreció un concertino de Ferdinand David que evidenció la clase de músico que es. Técnico y artista, ofrece seguridad en su manera de tocar y melodía a raudales.

Buen concierto de estos cinco músicos segovianos que no son una promesa, son una realidad.