La crisis reduce las visitas al dentista para revisiones y limpiezas preventivas

Villa Vigil advierte que las enfermedades más frecuentes de la boca, las caries y la piorrea, cada vez se diagnostican y se tratan más tarde, porque hay ciudadanos que optan por prescindir o aplazar la visita al odontólogo.

La crisis económica obliga a ajustarse el cinturón y a suprimir gastos superfluos. El problema surge cuando la angustia por la situación económica y la ansiedad por el ahorro puede derivar en problemas de salud, al prescindir, restringir o aplazar algunos tratamientos preventivos que hasta ahora eran habituales entre la población.

El presidente del Consejo General de Colegios de Dentistas de España, Alfonso Villa Vigil, explicó ayer, en declaraciones a EL ADELANTADO, que hace ya dos años los odontólogos comenzaron a detectar un descenso en la demanda de tratamientos con implantes, prótesis, ortodoncias, así como en los relacionados con la estética dental. El Consejo General encargó un estudio para conocer el impacto real de la crisis en el sector, del que pronto conocerán sus resultados. Con independencia de que se calcula que la facturación ha podido caer entre el 20% y el 25%, la simple percepción que tienen los profesionales sobre la actual situación es coincidente.

Y es que al descenso de la demanda de los tratamientos prescindibles, caso de los relacionados con la estética dental, se ha unido, recientemente, aquellos otros que los odontólogos consideran «básicos», en palabras de Villa Vigil, que hoy participará en Segovia en una Jornada de Odontología Legal y Forense en la Diputación Provincial.

Villa Vigil asegura que se ha detectado un descenso en las primeras visitas, revisiones y limpiezas preventivas. Asegura que el hecho de que los ciudadanos aplacen sus visitas al dentista para someterse a estos tratamientos hace que las enfermedades más frecuentes de la boca, como son las caries y la piorrea, se diagnostiquen cada vez más tarde, en un estado más avanzado, con las correspondientes consecuencias para el paciente. «Si las personas acuden con una menor frecuencia al dentista para realizarse las revisiones periódicas, no es descabellado pensar muchas de esas personas tengan una patología no diagnosticada y, en consecuencia, sin tratamiento», advierte. Aunque la población sigue tratándose las caries y la piorrea «sería terrible que dejaran de hacerlo», afirma el presidente del Consejo General de Colegios de Dentistas, ya que estas patologías «no solo tienen consecuencias para la salud oral, sino también para la salud general». Y es que si no se tratan estas enfermedades frecuentes, aumenta el riesgo cardiovascular, descompensar la diabetes o provocar partos prematuros.

«Creo que hay un retroceso en la revisión de las bocas y de tratamiento de las enfermedades, mucho más de lo que podemos llamar odontología voluntaria, de implantes u ortodoncia, estamos hablando de caries, piorrea….», añade Villa Vigil, quien, no obstante, asegura que el estudio que ha encargado el organismo que preside permitirá conocer si realmente la crisis ha bajado el nivel sanitario de España y en qué medida.

Facultades

Al descenso de actividad se une el incremento «sin control» del número de dentistas. Villa Vigil apuntó ayer que existe un aumento no regulado del número de facultades, tanto públicas como privadas, de las que, cada año, sale un número ingente de profesionales, en muchos casos sin las prácticas adecuadas. Asegura que en España existen unos 29.000 dentistas, lo que se traduce en un odontólogo por cada 1.700 habitantes (y en núcleos urbanos, uno por cada 600), muy por encima de lo que, a su juicio, sería «lo razonable», de un dentista por cada 3.500 ciudadanos o, en zonas de menor demanda, de un profesional por cada 2.800 ciudadanos. «Hay dentistas en paro», subrayó Villa Vigil, que considera que los representantes políticos deberían controlar el exceso de profesionales a través del númerus clausus, ya que, a diferencia de otras profesiones, un elevado número de facultativos «podría acarrear un deterioro en la calidad asistencial».

«Hay un número de profesionales muy por encima de las necesidades, deben acceder los mejores, de acuerdo a lo que se necesita, a un número determinado de plazas (…) y esto no significa restringir el derecho a la educación, sino controlar el ejercicio de la profesión», matizó. Para el presidente del Consejo General de Colegios de Dentistas de España resulta «incomprensible» que existan, por ejemplo, hasta cinco facultades de odontología en Valencia y otras tantas en Madrid. «No hay pacientes para hacer las prácticas en las facultades, los alumnos terminarán siendo unos profesionales mal formados y frustrados, el Gobierno y las Comunidades Autónomas deben tomar cartas en el asunto», apuntó.

Por otra parte, Villa Vigil alertó además de que el organismo tiene indicios de que algunas clínicas, que no son propiedad de dentistas sino de empresarios, están sometiendo a los pacientes a «sobretratamientos». «Hemos conocido casos de pacientes a los que se ha podido empastar dientes que estaban sanos, no tenemos pruebas, solo indicios (…) son clínicas regentadas por empresarios que solo buscan ganar dinero y que están atentando contra la función asistencial que es nuestra vocación», añadió.