El cangrejo señal, sentenciado

La Junta no establecerá este año cupos ni tallas mínimas para la pesca de este crustáceo, un paso previo a su extinción.

El cangrejo señal (Pacifascatus leniusculus) tiene los días contados. Después de años de duras críticas de los pescadores a esta especie, a la que consideran “dañina” para los ríos, la Junta anunció ayer que en el Boletín Oficial de Castilla y León del próximo viernes se publicará la orden que regula la pesca de especies exóticas invasoras. Dicha orden sentencia al cangrejo señal. Prácticamente lo convierte en una especie a extinguir.

A diferencia de los últimos años, la Junta no establecerá ni cupos de captura ni tallas mínimas. Esto es, cada pescador podrá llevarse a casa todos los cangrejos señal que caigan en sus reteles.

El único medio de captura de esta especie será el retel, que deberá tener un diámetro máximo de 42 centímetros. Todos los reteles tendrán que estar identificados con una tarjeta en la que conste el nombre, apellidos y DNI del pescador. Y solamente estará permitido el uso de cebos muertos, considerando como tales los trozos de pescado.

La nueva normativa establece que no podrán devolverse a las aguas los ejemplares capturados de cangrejo señal. Los ejemplares “podrán mantenerse vivos hasta abandonar el tramo de pesca, momento en que deberán ser sacrificados”. Una vez muertos, los cangrejos podrán ser consumidos por el pescador o depositados en los lugares habilitados para su eliminación convencional.

A juicio de varios pescadores consultados ayer por esta Redacción, la medida de la Junta “llega tarde”. “Ya era hora de la que Junta reconociera su error con esta especie”, defendió Armando Martín.

La orden de Junta afectará también a otras especies exóticas invasoras, en concreto al cangrejo rojo, lucio, lucioperca, percasol, pez gato, alburno y siluro.

Hasta hace tres décadas, el cangrejo de río autóctono (Austropotamobius pellipes) era común en casi todos los cauces de agua de la provincia. Sin embargo, como consecuencia de la denominada “afanomicosis” o “peste del cangrejo”, provocado por el hongo Aphanomyces astaci, sus poblaciones quedaron drásticamente disminuidas, hasta llegar prácticamente a su extinción.

Fue entonces cuando la administración pública, tras verificar que no podía evitar el declive del cangrejo de río autóctono, buscó una ‘especie vicariante', término con el que con ecólogos denominan a una especie de comportamiento similar a otra. Y la elegida fue el cangrejo señal, que en pocos años colonizó los cauces de agua de la mayoría de la provincia. Paralelamente a este último proceso, la tradición de ir a coger cangrejos, que había pasado una etapa crítica, comenzó a recuperarse.

Sin embargo, los pescadores siempre han reclamado el regreso a los ríos segovianos del cangrejo autóctono, una petición que, de acuerdo a los técnicos de la Junta, no es viable. “Todos los estudios realizados concluyen señalando que es imposible recuperar el autóctono, pues la afanomicosis está muy difundida en las aguas de los ríos, y este cangrejo es muy sensible a esta enfermedad”, aseguró un experto.

El escenario posterior al de la extinción del cangrejo señal es una incógnita, en la que el autóctono no se presenta como posible candidato. La Junta informó en 2010 de la existencia en Segovia de “un pequeño reducto” de autóctono, descubierto en uno de los rutinarios muestreos que realiza su personal. Aunque desde el Servicio de Medio Ambiente no se divulgó la localización exacta, para evitar la presencia de pescadores furtivos, e incluso se ideó un plan para proteger el entorno, estabilizar la población y fomentar el crecimiento de la misma, finalmente no se logró salvar este reducto.