De nuevo en casa

El obispo trasladó las joyas de la Virgen a su templo y los fieles pudieron verlas tras la eucaristía diaria de la tarde

Las coronas de la Virgen de la Fuencisla y el Niño, así como la bola del mundo y la mano de Jesús, volvieron ayer al Santuario, después de su recuperación por parte de la Policía y la entrega de las piezas al obispo, Ángel Rubio. Aunque los elementos robados del templo el pasado viernes ya han sido trasladados al taller de un joyero para su reparación, el responsable de la Diócesis quiso tener ayer el gesto simbólico de devolverlos al Santuario.

De hecho fue el propio obispo, acompañado por el delegado diocesano de Patrimonio, Miguel Ángel Barbado, quien, en torno a las cinco y media de la tarde de ayer introducía las joyas en el Santuario, en medio del aplauso de los fieles que prácticamente llenaron la iglesia para asistir a la eucaristía vespertina diaria, convertida en misa de acción de gracias.

Tras depositar las piezas en una mesita ubicada ante el altar, Ángel Rubio ofició la misa concelebrada con cuatro sacerdotes, entre ellos el propio Barbado y el rector del Santuario, Serafín Merino, una celebración que se extendió por espacio de casi una hora y que fue seguida por medios de comunicación locales y nacionales.

En la homilía, el obispo subrayaba que cinco días atrás, “días que se han hecho muy largos”, los fieles estaban en el Santuario “con lágrimas en los ojos y pesar en el corazón por el robo sacrílego contra la Virgen, y hoy venimos a dar gracias, llenos de gozo por haber podido encontrar lo arrebatado no solo a la Virgen, sino a todos sus devotos, particularmente a los segovianos”.

Ángel Rubio aseguró que, al margen de las pesquisas que lleva a cabo la Policía, “los creyentes debemos preguntarnos qué nos dice la Virgen con estos hechos, que no es sino que hagamos lo que Dios nos pide, vivir nuestra fe como verdaderos cristianos”. Al finalizar la misa, el obispo invitó a los fieles a acercarse a contemplar las joyas.