Los ladrones expolian la imagen de La Fuencisla con el robo de sus coronas

La talla de la patrona de Segovia sufrió importantes desperfectos al ser arrancada de cuajo la mano del Niño Jesús que portaba una bola dorada; que los delincuentes entendieron que podía ser de valor.

Con los ojos enrojecidos por el llanto, Prudencio Zorzo, uno de los más fieles cofrades de la Virgen de La Fuencisla lamentaba ayer el robo sacrílego de la imagen de la patrona de Segovia y aseguraba sin titubear que este hecho “es mucho peor que el derrumbe de la Casa Rectoral, porque un edificio se reconstruye pero una corona no se recupera”.

El estupor y el desánimo eran ayer la nota dominante entre los responsables de la Junta Rectora del Santuario y la cofradía de la Virgen de la Fuencisla, que en el interior del templo ubicado bajo las peñas Grajeras trataban de buscar una explicación para el robo que ayer despojó de sus coronas a la virgen y al niño y causó importantes daños en la talla que da imagen al corazón espiritual de Segovia.

El robo tuvo lugar a primera hora de la mañana de ayer, y las primeras hipótesis sobre el suceso apuntan a que los delincuentes conocían previamente la rutina de funcionamiento del templo, cuyas puertas se abren automáticamente minutos antes de las ocho de la mañana.

Conforme a las investigaciones iniciales, el “modus operandi” del robo se produjo de forma tan audaz como sorpresiva, ya que los delincuentes escalaron la reja del presbiterio aprovechando los adornos de los barrotes para superar los más de seis metros de altura que tiene esta estructura.

Tras llegar al interior del presbiterio, los ladrones accedieron a la parte visible del camarín a través del retablo, donde debieron emplearse a fondo para desatornillar las fijaciones que sujetaban las coronas de la virgen y el niño, así como la gran aureola de plata, que también le fue arrebatada a la imagen.

Durante el robo, la mano derecha del niño que sujeta La Fuencisla fue arrancada de cuajo, presumiblemente al entender que la bola del mundo dorada que portaba pudiera tener algún tipo de valor.

Los delincuentes volvieron a salir del templo tras superar nuevamente la reja, y huyeron con las valiosas piezas, a excepción de la aureola de plata, que fue encontrada a pocos metros del santuario, junto al quiosco de bebidas próximo, y que también sufrió algunos desperfectos leves.

Minutos después del robo, un grupo de mujeres que acuden habitualmente al santuario advirtieron que la virgen no tenía la corona ni la aureola y que el velo y el manto estaban mal colocados, por lo que avisaron a los responsables del templo y a la cofradía, quienes rápidamente alertaron a la Policía.

Durante toda la mañana, efectivos de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía llevaron a cabo labores de búsqueda de indicios y pistas tendentes a localizar al autor de este robo, que ha dejado un gran número de huellas en forma de pisadas en varios puntos del presbiterio, ya que el calzado que se empleó para subir estaba manchado de barro.

Además, las fotografías de las dos coronas robadas han sido enviadas ya a la Interpol con el fin de poder impedir o evitar su venta en los distintos circuitos de arte clandestinos, ya que una de las hipótesis de trabajo que manejan los investigadores policiales es que pueda ser un robo de los llamados por encargo.

Valor histórico

La corona de la Virgen fue donada en 1603 por el gremio de médicos, boticarios, cirujanos y barberos de Segovia con motivo de la inauguración del Santuario. Según el libro “Virgen de la Fuencisla, en el corazón de Segovia” de Santiago González Sánchez, el libro de inventario del santuario describe la pieza como “corona imperial de oro sembrada de claveques con un topacio en medio y unos asientos, donde en la parte de arriba pende una paloma la cual dio la congregación de cirujanos”.

Durante más de 300 años esta fue la única corona que poseyó la sagrada imagen, hasta que en 1916 le fue regalada otra valiosa corona con motivo de su coronación canónica.

La del Niño es una pieza de 1663 y fue donada por Antonio de Paradinas y Constanza de Navas, y la aureola o arco de rayos de plata se realizó en 1703 por el platero Pedro Anagón y está realizada de los aprovechamientos de objetos inservibles y restos de dicho metal y pedrería de colores.