Amnistía acusa al Estado Islámico de una campaña de limpieza étnica

El informe de la ONG recoge el testimonio de supervivientes que presenciaron asesinatos

Amnistía Internacional acusa en su último informe a la milicia suní Estado Islámico de llevar a cabo una campaña de limpieza étnica en áreas del norte de Irak y de cometer crímenes de guerra como ejecuciones sumarias o secuestros masivos contra minorías.

El informe ‘Limpieza étnica a niveles históricos: los sistemáticos ataques de Estado Islámico contra minorías en el norte de Irak’ recoge el testimonio de supervivientes que han presenciado el secuestro y posterior asesinato de decenas de hombres y niños en la región de Sinjar. Además, cientos o “posiblemente miles” de yazidíes fueron raptados desde que los terroristas se hicieron con el control.

Una de las asesoras de Amnistía sobre respuestas a crisis, Donatella Rovera, lamentó desde el norte de Irak los “nuevos y desgarradores datos” que confirman la limpieza étnica en el norte de Irak. La milicia, “ha transformado zonas rurales de Sinjar en campos de la muerte empapados en sangre”, en el marco de una “brutal campaña para borrar todo rastro de la población no árabe y musulmana no suní”.

Entre las informaciones recabadas por la ONG figuran varias relativas a ejecuciones masivas ocurridas en agosto. Dos de los incidentes con más víctimas se produjeron cuando los combatientes islamistas asaltaron las localidades de Qiniyeh y Kocho, el 3 y el 15 de agosto, respectivamente.

Un superviviente, Salem, logró ocultarse durante doce días cerca del lugar de la matanza y relató la “muerte horrible” que sufrieron decenas de personas “desesperadas de dolor”. “Conseguí alejarme arrastrándome y me salvó un vecino musulmán, que arriesgó su vida para salvarme; es más que un hermano para mí. Durante 12 días me llevó comida y agua cada noche”, relata Salem a la ONG Amnistía Internacional.

Said, por su parte, recibió cinco impactos de bala en una redada en que murieron la gran mayoría de sus hermanos. Pudo escapar a lomos de un asno rumbo a las montañas, hacia las zonas controladas por el Gobierno del Kurdistán.

Los relatos de la situación en el norte de Irak, sin embargo, están incompletos. Amnistía subraya que sigue sin conocerse la suerte de cientos de yazidíes en manos de Estado Islámico y alerta de que los rehenes en manos de esta milicia suní sufren amenazas de violación o son forzadas a convertirse al Islam.

Un hombre entregó a la ONG una lista de 45 familiares desaparecidos, todos ellos mujeres y menores de edad. “Tenemos noticias de algunos de ellos pero otros están desaparecidos y no sabemos si están vivos o muertos ni qué ha sido de ellos”, lamentó.

Rovera acusa al Ejecutivo iraquí de “hacer la vista gorda” ante la actividad de milicias sectarias como el Estado Islámico y por le insta a concentrarse en proteger a todos los civiles, “sean cuales sean su etnia o su religión”. En este sentido, Rovera quiso hacer hincapié en que “la población del norte de Irak se merece vivir libre de persecución, sin temer por sus vidas a cada paso”.

De cara al futuro en Irak y Oriente Medio, Amnistía quiere que “quienes dan las órdenes, llevan a cabo o prestan ayuda en estos crímenes de guerra” rindan cuentas ante la justicia.