Contra la depresión, afición

El Nava perdió con el Bidasoa el partido por el tercer y cuarto puesto, pero cerró la temporada ovacionado por sus seguidores

En el partido de la depresión, aquel que decide el tercer y el cuarto puesto de una competición que solo regala felicitaciones al primer clasificado, la afición del Viveros Herol Nava impidió que su equipo, el que le había llevado a Santander a vivir un play off de ascenso que ni siquiera se atrevía a soñar, se llevara un severo correctivo por parte del Bidasoa, el equipo profesional que (nobleza obliga) se tomó en serio un encuentro que para los de Nava de la Asunción apuntaba más a castigo, que a premio.

Porque jugar un domingo a las diez de la mañana, después de haber terminado el día anterior a las siete de la tarde unos, y a las nueve otros, tiene poco de premio para dos equipos que saltaron a la cancha de La Albericia a jugar un partido que, si no hubiera sido por la increíble fiesta en la grada, había pasado sin pena ni gloria por las retinas de los espectadores. El equipo segoviano tardó toda la primera parte en meterse en el encuentro, y fruto de ello fueron los cuatro goles que anotaron en los 20 minutos iniciales. Y no fue precisamente porque la defensa del Bidasoa se convirtiera en un muro impenetrable, aunque sí es cierto que el equipo vasco defendió bastante mejor que en la jornada precedente frente al Atlético Valladolid, sino porque la circulación del balón de los segovianos era tan imprecisa que en no pocas ocasiones el esférico, literalmente, se caía de las manos de los jugadores.

El atasco navero era de tal magnitud, que Álvaro Senovilla tiró de manual de entrenador, y colocó a Simón como un jugador extra en ataque, sustituyendo a David de Diego cuando el equipo tenía la posesión del esférico. Así el Viveros Herol Nava consiguió pasar del 5-12 al 8-12, en un parcial de 3-0 que se convirtió en un bonito espejismo, porque dos goles postreros del Bidasoa colocaron el 8-14 con el que se llegó al descanso.

Ahora bien, una cosa era lo que pasaba en la cancha, donde el Bidasoa era mucho mejor que su rival, y otra muy distinta lo que sucedía en la grada, donde los aficionados del Viveros Herol Nava montaron una fiesta de las buenas, a la que no tardó en unirse la también numerosa afición irundarra, contagiados por los infatigables gritos de ánimo de los segovianos, capaces incluso de contagiar al resto de un pabellón que no se encontraba ni a la mitad de su aforo, pero que parecía lleno a rebosar cuando las más de 400 gargantas de las aficiones unidas se ponían a cantar.

Con el hermanamiento en la grada absolutamente confirmado, era cuestión de tiempo que sobre la cancha se firmara un pacto de no agresión, que bastante habían recibido ya segovianos y vascos en sus respectivos encuentros de semifinales. Así, el parcial tras el descanso fue de 13-12 favorable al Bidasoa, que bajó un punto su intensidad, mientras que el Nava subió un par de marchas, siendo algo más preciso a la hora de tener el balón. Así se pudo llegar a un final del partido en el que, por una vez, los protagonistas no estuvieron sobre la cancha, sino en la grada, y el Viveros Herol Nava pudo terminar la temporada sin más daños, y con la alegría de saber que tiene detrás a una afición de las que nunca falla. Ni en las buenas, como las que ahora está disfrutando el conjunto segoviano, ni en las malas, que las ha habido, y seguramente las habrá.

Finalizado el choque, la emoción por haber terminado una temporada brillante, y por contar con el apoyo de los aficionados pese a no haber jugado una buena fase de ascenso, era patente en los rostros de los jugadores y directivos del Viveros Herol Nava. Julián Mateo, vicepresidente del club, valoraba el hecho de haber unido a las aficiones de Nava y Bidasoa, “que es otra más que se une a nuestra lista de aficiones hermanas. Así tiene que ser el deporte”.

Mateo no quiso ni por un momento poner una nota crítica al play off disputado por su equipo, “porque sería absolutamente injusto. Ellos nos han traído hasta un play off que no podíamos siquiera imaginarnos, ante equipos con mucho más presupuesto que nosotros, y han dado la cara. Los primeros que están fastidiados por no haber podido dar otra alegría a esta afición son ellos, pero solo podemos tener palabras de agradecimiento hacia su esfuerzo. Ahora que se ha terminado la temporada es cuando empieza el trabajo de los directivos, porque tenemos que intentar crecer un poco más como club. Y por supuesto que no se nos ha olvidado el asunto del pabellón, que retomaremos casi de manera inmediata”.