El pulverizador de retos

Javi Guerra fue el primer europeo en la maratón londinense, bajando su marca en casi tres minutos.

Cuando, hace ya algunos años, Antonio Serrano le dijo a Javi Guerra que su futuro estaba en el maratón, el atleta segoviano tuvo que hacer un acto de fe para intentar dar el salto a una prueba absolutamente agonística, que iba a llevarle a unos límites físicos hasta entonces desconocidos por su parte, pero que podía catapultarle a la gloria del .

Y, como Antonio Serrano sabe mucho de atletismo, y Javi Guerra es un alumno bien aplicado, en la primera maratón que corrió el segoviano, alcanzó el campeonato de España en La Coruña, logrando un registro de 2h12:21, que le valió para alcanzar la plaza para disputar el campeonato del mundo que se celebró el Rusia, y en el que Javi volvió a dar muestras de su progresión, consiguiendo ser el primer europeo en la línea de meta, decimoquinto en la general, por detrás de los inalcanzables corredores africanos.

Como los atletas se mueven por retos, el siguiente de ellos en lo que a los 42.195 metros se refiere pasaba por disputar el campeonato de Europa en Zurich, donde un cuarto puesto supo a una alegría, y a un “casi”. La alegría fue la clasificación para el campeonato del Mundo que este año se celebrará en Pekín. El “casi”, porque el cuarto puesto dejó al segoviano a las puertas de la medalla.

Antes del Mundial, llegaba para Guerra una prueba mítica, la maratón de Londres, en la que los mejores de la distancia se miden ansiando la gloria de vencer en una prueba con mucho pedigrí, pero también en busca de una marca que en la mente de Javi pasaba por bajar de las 2h:10. Para ello el segoviano del Adidas se ejercitó durante 14 semanas de entrenamiento, con distancias que oscilaban entre los 170 y los 190 kilómetros, tratando de llegar en la mejor forma posible a la capital londinense.

Y así, ayer llegó el momento de poner sobre el asfalto todo el trabajo realizado en los entrenamientos. Por delante, poco más de 42 kilómetros. Por detrás, una multitud de corredores deseosos de comenzar. Y, al lado, los poderosos keniatas como Wilson Kipsang, Dennis Kimetto, o Eliud Kipchoge, que fue el ganador final después de realizar una carrera increíble, plena de cambios de ritmo en su tramo final, hasta alcanzar la meta en un tiempo de 2h04:42.

Consciente de que hay batallas que no se pueden pelear, Javi Guerra apostó por seguir a las liebres que marcaban su objetivo de bajar de los 130 minutos de carrera. Ir de menos a más, recogiendo cadáveres y disfrutando (si es que en algún momento se puede decir eso en una maratón) del gran ambiente por las calles de Londres, incluso de la jornada fresca y gris que suele caracterizar a la capital inglesa.

El paso por los kilómetros marcaba que el objetivo final estaba cerca. Con la moral por las nubes, Guerra lo dio todo en los últimos metros para conseguir parar el cronómetro en 2h09:33, logrando no solo la mínima para el Mundial de Pekín, plaza que ya tenía después de conseguir la cuarta plaza en el Europeo, sino también pulverizar su registro anterior, bajándolo en casi tres minutos, y consiguiendo la decimocuarta mejor marca nacional de todos los tiempos en la distancia.

Javi Guerra fue el primer corredor no africano en llegar a la meta, y su tiempo es el segundo mejor de la temporada por parte de un atleta europeo, solo por detrás del que consiguió el ucraniano Oleksandr Sitkovskyy, que hizo 2h09:11 en la maratón de Marrakech. De esta manera, el segoviano se consagra como el mejor atleta español de la maratón en la actualidad. Todos estos logros no se reflejaron de manera inmediata en la cara del segoviano, lógicamente demacrada por el esfuerzo, pero poco a poco la sonrisa que suele caracterizar a Javi volvió a su rostro, hasta convertirse en la plena felicidad después de ser consciente de todo lo conseguido.

Todo ello, aunque ya parezca mucho, no es más que el principio. Porque en la carrera de Javi Guerra todavía hay muchos retos que conseguir. El próximo de ellos, en Pekín, será el de disputar al máximo la maratón en el campeonato del mundo. Bien que lo sabe Antonio Serrano, el preparador que adivinó que las condiciones que apuntaba un joven atleta de cross le podía llevar a convertirse en toda una referencia en el atletismo español de fondo. Pero esa será otra historia.