Ilusionado por la aventura y consciente del reto que supone, David Llorente viajaba el martes a Brasil para competir en el Mundial Sub-23 de piragüismo, que se celebrará del 22 al 26 de abril. El palista de Palazuelos de Eresma y otros dos compañeros de selección en la modalidad de K-1 han viajado una semana antes que la delegación de la Federación Española de Piragüismo, con el objetivo de participar como invitados en las pruebas de selección brasileñas, que tienen lugar desde hoy hasta el domingo. “Competiré mejor cuantas más horas reme en ese canal, tengo que coger sensaciones y trucos porque cada piedra puesta en el río hace un remolino distinto”, explica el palista, de 18 años.
Su trayectoria valida lo compatible entre ambición y precocidad. Llorente se plantea como objetivo disputar la final, para lo que debería estar entre los 10 mejores tiempos. “Compito contra gente de 23 años, así que el objetivo es bastante ambicioso. Puede que haya menos palistas por la distancia, pero el nivel será más alto porque los países llevarán a la gente que vaya a dar resultados”.
LA CLAVE, IMITAR A LOS BRASILEÑOS
Llorente enfatiza al máximo cualquier segundo que pueda pasar encima de la piragua para acoplarse el entorno. Con la Federación, que llega el día 12 a tierras brasileñas, cuidará también el apartado físico, “sin mucha sobrecarga para llegar fresco al Mundial”. La experiencia de recorrer el canal y, sobre todo, de observar a los palistas habituados a recorrerlo, se torna decisiva. “Hay que mirar mucho a los brasileños y ver cómo reman para imitarles lo máximo posible”.
En el apartado económico, la Federación ha adelantado los 1.100 euros que Llorente necesitaba para costearse el evento. “Me lo pagaré con lo que quede del pasado año o con alguna beca que saquen en este”. El palista afronta su primera cita mundial con hambre del recién llegado.
